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Si uno quiere aspirar a cosas, tiene, al menos, que ganarle a la B de Nacional. Millonarios no fue capaz.

Que hubo dos goles tempraneros y el equipo se sobrepuso… Sí. Que el buen tiro libre que decretó el tercer gol le baja el ánimo a cualquiera… De acuerdo. Que el equipo mostró garra y momentos de buen fútbol… Puede que sí.

Pero lo que en últimas vimos en El Campín fue a Millonarios, con todos sus refuerzos, su línea titular y sus variantes, perder con un equipo de talentosos suplentes.

Eso, además de lastimar el ego del hincha, preocupa mucho en lo futbolístico. 

Este sábado Millonarios mostró varias caras y francamente no sé cuál es la verdadera. 

¿Es acaso Millonarios el equipo errático al que le anotan dos goles a partir de dos errores infantiles de marca? ¿Ese que entra a la cancha distraído y se deja aturdir por un grupo de talentosos jugadores juveniles que entran a tocar el balón a un ritmo vertiginoso?

¿O es el equipo que comandado por Mayer Candelo logró, de la mano de Ganiza, Ramírez, Vásquez, Osorio y Franco revertir un marcador adverso en poco más de 20 minutos de buen juego?

¿No será más bien Millonarios ese equipo que saltó desconectado a la cancha en el segundo tiempo y que luego de desperdiciar dos goles claros se fue apagando hasta cometer una falta desesperada (Ganiza no tenía recurso) que dio origen al tercer gol en contra?

¿O será que Millonarios es el equipo que Páez se inventa con sus cambios? 

Me pregunto: ¿Por qué privilegiar a un Urbano pasivo, torpe y metido entre los centrales sobre un Osorio correlón que se muestra todo el tiempo? ¿Por qué dar paso a un Otálvaro que no intenta ni siquiera patear al arco o aventurarse ofensivamente y prefiere deshacerse del balón con el compañero que tenga más cerca?

Páez ha hecho mucho, muchísimo, de verdad, por Millonarios. Pero cuando no hay por qué hacer cambios, no se hacen. Y, a mi juicio, no había por qué hacerlos.

La derrota de este sábado reabre también el debate respecto a la calidad de los refuerzos. Al repasar el comportamiento del equipo en los cuatro juegos de liga, uno advierte que el buen juego lo ponen, en su mayoría, los jugadores que ya hacían parte del equipo: Ortíz, Franco, Candelo, Vásquez, Ramos, Ochoa, Mosquera…

Johnny Ramírez ha sido la mejor de las nuevas incorporaciones. Un verdadero refuerzo. Él y Osorio Botello han mostrado las cosas más interesantes. 

Cosme, Berrío (traído a préstamo de Nacional, ¡a préstamo!) y Britez son una incógnita, mientras que Otálvaro no ha mostrado cosas realmente interesantes.

Leonardo Castro es tal vez el único de los llegados que ha cumplido cabalmente con la expectativa de la hinchada. No esperábamos nada de él y, en efecto, no ha mostrado nada.

Confío sinceramente en que Millonarios enderece el camino. Dos derrotas, un empate y una victoria es el balance parcial de esta campaña. 

Hay mucho en juego. Administrativamente el tema está funcionando. Pero en la cancha son más las dudas que las certezas. 

La hinchada está respaldando, pero hay que ‘enamorar’ a la gente. Aunque el amor sea incondicional, hay ansiedad por los resultados. 

La siguiente prueba será ante el Once Caldas. 

Por lo pronto, mucha serenidad y mucha calma. 

Y el corazón siempre azul.

¡Vamos Millos!

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