Y a ustedes, ¿qué les gusta de este Millonarios?

La semana pasada, a raíz de las dos más recientes entradas del blog, donde discutíamos a qué juega Millonarios, alguien me preguntó qué es lo que más me gusta del equipo.

La respuesta estuvo en la cancha el sábado pasado ante el Tolima: a pesar de sus falencias, Millonarios es lo suficientemente terco, lo suficientemente obstinado -y lo suficientemente suertudo- como para voltear y mantener, no siempre, pero últimamente casi siempre, las cosas a su favor. Aún cuando el balón se le perdió casi 30 minutos y terminamos todos apretando los dientes.

Los invito a evaluar cómo funcionó el equipo en cada una de sus líneas. Comencemos esta vez de adelante para atrás.

¿En qué piensa Páez cuando manda a Toloza a jugar recostado a la derecha, casi como un volante ofensivo? A mi juicio es un error desperdiciar así al goleador de Millos, un tipo capaz de pelear los balones si tiene toda la libertad en el frente de ataque. ¿Si no está Carlos Preciado, que es quien juega ahí, para qué improvisar?

Y es que, con todo respeto, a Erick Moreno la pelotita se le está enredando en los pies, le rebota, se pone nervioso al momento de definir.

El funcionamiento ideal de la banda derecha se produjo cuando Lewis Ochoa, jugando su mejor partido desde que está en el equipo, desborda y llega a la línea, mientras Robayo le hace el relevo en defensa.

Un poco más atrás, Millonarios jugó al ritmo que impuso un Mayer Candelo que está recuperando el nivel que le conocimos hace años. Por primera vez en ocho años, lo aplaudí. De pie y sinceramente. Se lo merece.

Candelo se está asociando con sus compañeros a partir de paredes y pases largos, lo que no le baja la velocidad al juego. Incluso se metió a marcar y quitó dos balones peligrosos.

Creo que en la marca volvió a estar el talón de Aquiles. Luis Mosquera, que anotó un golazo, pero después -especialmente en el segundo tiempo- se perdió, más que en marca, se fue a atacar. La labor quedó entonces en manos de Robayo y Blanco. El primero sigue aportando salida, ayuda a quitar pero no es un marca neto. Y el segundo, aunque quita balones, no sabe devolverlos para poner a jugar al equipo, como sí lo hace Ganiza Ortiz.

En cuanto a los centrales… Bueno, Franco no tiene discusión: tiene marca y tiene gol. En cuanto a Córdoba… Les confieso que no he logrado hacerme a una idea. No lo vi casi. ¿Eso es bueno o es malo? Le vi un par de buenos cierres, es rápido. En cuanto a Martínez, pues creo que es defensa neto; poco aporte en ataque.

Lo que sí creo que está quedando claro es que el lío no está en la defensa sino en los huecos que deja la marca en la mitad. Quisiera, cuando Ganiza regrese de su lesión, ver tal vez un medio con Blanco-Ganiza-Robayo.

Por demás, creo que Páez sigue equivocándose con los cambios, en particular con la inclusión de Tancredi.

Pero ese es el equipo. Malo, bueno, regular, con virtudes y defectos. Ese es Millonarios. Un Millonarios que necesita del apoyo de sus hinchas para seguir metido en los ocho y superar la semifinal de Copa Colombia este miércoles, ante Junior. No todos podrán hacerlo en el estadio, pues las boletas siguen carísimas…

Pero aquí estamos. Y qué mejor que corregir sobre victorias. Un equipo enchufado, una hinchada fiel y que acompaña.

Comienza a tomar forma una campaña interesante, que sin duda nos traerá satisfacciones. 

Y a ustedes, ¿qué les gusta de Millonarios?

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Les dejo tres preguntas finales para animar el debate: ¿Cómo han visto la evolución futbolística de Mayer Candelo? ¿Hay razones para ilusionarse con lo que viene mostrando el equipo? ¿Alguien sabe qué es la vida del tan promocionado Álvaro Barros?

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Y una más: ¿qué opinan de la deschavetada idea de inventarse un campeonato de 20 clubes para evitar que Pereira y América enfrenten un posible descenso?