Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Chile es tierra buena, al menos para los colombianos: no sólo por la creciente colonia radicada allá (basta darse una pasada por el Patio Bellavista, en Santiago, para percibir el acento paisa de los meseros o ver las cifras de Antofagasta), como por los resultados futboleros. Bueno, quizá esté exagerando, lo que realmente quiero decir es que allá nunca nos han eliminado y lo que recordamos es grato: el 4 a 4 en el Mundial del 62 ante los soviéticos y la dulce victoria frente a Brasil en la pasada Copa América.

Duelo equilibrado de dos escuelas futboleras de reciente éxito en escenarios globalizados

Dos iconos: el coraje de Gary Medel y el talento de James Rodríguez

Sigamos exagerando: el partido del jueves tampoco perdurará en la memoria; nada tiene de memorable este empate, pero habrá que reconocer que el equipo nacional compensó con madurez y temple su déficit en juego grupal. El viejo Marx nos ayuda a entenderlo mejor: a Colombia le alcanzó con la plusvalía acumulada en todo el proceso Pékerman. La memoria táctica fue una “estructura estructurante” que diluyó la ausencia de figuras clave que están lesionados, sin nivel o sancionados y propició que los nuevos (dos de ellos debutantes) se acomodaran al ritmo del seleccionado.

Chile siempre quiso, se vino encima y demostró porque es el equipo de mejores números en el último año, pero lo aguantó un equipo con oficio que no se asustó con el rugido del Chi-Chi-Chi- Le-Le-Le del estadio Nacional. Colombia sencillamente no lo dejó. Y respondió los bofetones apenas pudo: Jackson no anotó; sin embargo demostró que tiene lomo y que se sabe asociar para meter miedo. Muriel tampoco desentonó: es resbaloso, dribla por derecha y engancha por izquierda, una culebrita… Daniel Torres fue la sombra de Valdivia, los guapeó a todos como hace en Santa Fe.

No sigo porque se me nota más de la cuenta lo parcializado. Me gustó Colombia y la nota mínima que pondría ¿A “la Roca” o a Fabra? es de 7; es decir, todos aprueban. No obstante, no podemos pasar de largo con dos jugadores: Cardona que entró como un electroshock. Es irreverente hasta en la mirada y eso lo plasma sobre la grama. Ese man juega como en el barrio. El otro es el diez. Bien lo decía el ‘mono’: “no extrañen más al Pibe, ya llegó James”. ¿No que venía de una lesión? Pues no parece: marcó hace nada con el Real y ahora bate al portero del Barcelona, para doble alivio nuestro.

Buen saldo por donde se le mire: un punto, la recuperación de la confianza maltrecha por el bajonazo de Montevideo y la ilusión para el juego del martes ante el rival más codiciado: los sin Messi. Además, dejamos atrás a este Chile que es la fea con la que nadie quiere bailar porque son como esos traquetos de narco-novela colombiana: andan a mil, en motocicletas y toda hora disparando. Pues bien, en la silueta de tiro al blanco, sólo nos metieron un pepazo y por Ley del Talión, devolvimos su cortesía.

Ahora a velar armas. La próxima fecha pinta electrizante. Se viene Argentina y la humedad infernal del Metropolitano la espera. Las boletas se extinguieron como ron de carnaval. Siguiente parada: Barranquilla, que esperemos sea un pasito más en procura de la anhelada Plaza Roja de Moscú.

Compartir post