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No se acabó el mundo. El que si muere es el año. Como el planeta, la pelota no para de rodar y el número del año que entra será una efemérides de estadística para los historiadores del fútbol (empezando por Mr. Chip).
 
Nuestro balompié tuvo 366 días de frustraciones, resignaciones; pero también de festejos y alegrías. En el balance del 31 de diciembre el gran perdedor es el América de Cali y su cabeza visible: Eduardo Lara. La hinchada escarlata, no sin razón, le atribuye la vergüenza de derrotas humillantes en casa en el último mes del torneo. Hasta el título de mitad de año luce cruel al ilusionar falazmente al pueblo americano. El Diablo tendrá un año más de B.
Atlético Nacional está más del lado del déficit que del superávit. Sus dos títulos no se compadecen con las expectativas que su millonaria nómina y entrenador despertaban. El ‘Verde’ tuvo una pálida actuación en la Libertadores (que era su verdadero objetivo) y tuvo que conformarse con lo que en las redes sociales llaman «Copas de leche»: la Superliga y la Copa Colombia, dos trofeos sin historia que no suman al abolengo de la prestigiosa divisa antioqueña.
Junior también se raja en el saldo decembrino. Su estrella conseguida en el segundo semestre del 2011 invitaba a soñar, pero su performance en la copa continental fue un fiasco: no pasó de la fase de grupos. El grupo del ‘Cheché’ fue una sombra que apenas convulsionó en el remate del año sin que su hombre insignia, Giovanni Hernández, despertara del letargo que es tan antiguo como su rostro de sufrimiento.
Con el equipo de Curramba naufragan Dairo Moreno y Teófilo Gutiérrez: dos buenos jugadores a los que el ego les puede y  que con el paso de los almanaques ven desvanecer las oportunidades de estar en la élite mundial. De contera, «Teo» con justicia hizo el ridículo del 2012 al seguir celebrando un tanto invalidado en el juego ante Paraguay. 
 
El Deportivo Cali también fue decepcionante. Su mediocre desempeño, sumado al del vecino de patio, hace de la capital del Valle la tierra más golpeada en lo futbolero. Ni el estadio nuevo (ahora convertido en «elefante blanco»), ni Mondragón ni Comesaña pudieron levantar a un equipo que parece congraciado con lo anodino.
 
Y en la lista de ganadores, la palma de oro es para Falcao. Sobran los argumentos para explicar esta distinción: el «Tigre» se sobró dentro y fuera de los gramados. Él logró lo que pocos: hacernos sentir orgullo nacional. Un crack. Si no afloja, va camino de convertirse en el mejor de nuestra cronología balompédica.
Un peldaño debajo (o quizás varios) del 9 del Atlético de Madrid están una decena de futbolistas jugando en las grandes ligas europeas: James, Cuadrado, Guarín, Jackson, Muriel… por mencionar pocos nombres.
   
Si bien no fue un ganador, si merece una mención especial el ‘Bolillo’: llevó a un precario DIM  a la reciente final lo que habla bien de sus capacidades. Además hacerlo después de su tragedia personal del año anterior, amerita un reconocimiento.
Ocho DT’s deben subir al escenario a recibir diploma: el cum laude es para Pékerman. El argentino tiene en el top five FIFA a la Selección y con el tiquete hasta ahora asegurado para Brasil 2014. Y lo más importante: recuperó la confianza en nuestro fútbol que es respaldado por todo un país. De lejos, merece la nacionalidad.
 
En la Conmebol Rueda hace lo propio en Ecuador; mientras que Suárez y Pinto tienen con vida a sus seleccionados en las eliminatorias de Concacaf. En el panorama criollo de clubes Wilson Gutiérrez y Hernán Torres ingresarán al panteón de héroes cardenal- albiazul por su sapiencia desde el banco y por ser artífices en la costura de las estrellas 7 y 14 de sus escuadras dirigidas. Flavio Torres del Pasto (dos finales disputadas) y Héctor Estrada del ascendido Alianza Petrolera, conforman el cuadro de honor.
Remato con lo que debíamos iniciar: Bogotá recuperó su sitial de plaza importante de Colombia. Santa Fe y Millonarios desempolvaron sus charreteras y volvieron a encaramarse en el podio. Los azules, además, hicieron una magnífica Sudamericana y el Campín tendrá de nuevo grandes clubes del continente porque regresará la Libertadores. Un brindis por la Capital.
 
Ese mi balance en cuanto al fútbol. Ahora permítanme compartir con ustedes algo de mi vida: mi  año fue excelente en lo profesional (entre lo bueno, está llegar hasta ustedes) y terrible en lo personal. Daría hasta lo que no tengo porque hubiese sido al contrario. Feliz año para todos y todas.  

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