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                                                Iván René Valenciano, Carlos «El Pibe» Valderrama, Víctor Pacheco
                                               y Jorge Bolaño, integrantes del Junior campeón de los años 93 y 95

Sería redundante y aburridor decir que la campaña del Atlético Junior este primer semestre fue un desastre, pero 
por más calificativos que busco en mi diccionario solo esa palabra puede hacer engranaje en mi columna. A la hora de buscar culpables salen muchas personas al paredón de los sentenciados. Para unos, Alexis García es el mayor responsable, otros eximen al estratega chocoano e involucran a los jugadores, otros van más allá y señalan a los directivos. Yo a cada sentenciado  le daría un deshonroso papel de protagonista en mi película titulada ¡El gran desastre!
Alexis García, no es un mal entrenador, el problema de él fue quedarse inmerso en el sistema táctico y mental de La Equidad. Junior  era la vitrina adecuada para despertar y alejarse de ese fútbol de contención y de tarjetas amarillas para transformarlo en un fútbol  de ataque, de juego vistoso y de muchas tarjetas, pero de invitación, para que los aficionados colmaran las sillas del Estadio  Metropolitano. Y no fue así. Mañana se sabrá de su continuidad o no en el plantel «tiburón». 

De los jugadores,expresé en mi columna pasada mi desacuerdo con algunos. Paradójicamente al jugador que más critiqué es de los refuerzos que llegaron a Barranquilla, el que tiene más opciones de continuar, hablo de Edwin Cardona. En el caso  de Samuel Vanegas, los dos Álvarez y  de Gabriel Gómez se dice que no estarían en el siguiente semestre, solo continuaría Edison Toloza. De los jugadores que ya estaban, salvo Sebastían  Viera, Jossymar Gómez e Iván Vélez, hay dos que no hacen méritos suficientes para continuar y me remito a nombres exactos, Luis Carlos Ruíz, un jugador intermitente que no se sabe si es volante, mediapunta o delantero de área y Harold Macías, un jugador limitado, rescato las ganas y el corazón que le pone a los partidos, pero eso no es suficiente. Otros como Vladimir Hernández,quien tuvo un semestre afligido por las lesiones, Luis Narváez, Diego Amaya, Jaider Romero, Dayro Moreno (se dice que volvería a Tijuana) Braynner García, Arol Reyes, entre otros deben levantar el nivel y demostrar con fútbol su permanencia en la institución.  

Muchos preguntarán, ¿Qué vamos a hacer con el Junior de Barranquilla?

La afición barranquillera está acostumbrada a vivir el fútbol con emoción a movilizarse hacia el estadio para gritar goles, para presenciar un fútbol elegante, de gambeta, por eso existe y ha existido una latente admiración por el fútbol brasilero. Por eso es aquí cuando los directivos, el último protagonista de mi película sale a escena. Se está volviendo costumbre que muchos jugadores lleguen a Barranquilla a satisfacer y cuadrar sus cuentas bancarias. Quienes saben y conocen, Junior está manejado por la Familia Char, un apellido respetable y adinerado de la costa norte colombiana. Por eso la palabra «crisis» no existe en el léxico juniorista. 
Yo propongo una metamorfosis en las ideologías rojiblancas. Ya basta de traer jugadores con altos índices salariales y de poco nivel futbolístico. No es posible que en «La puerta de oro de Colombia» no salga un equipo exclusivo de la región caribe. Será que estos hombres de escritorio no se acuerdan de la nómina del Junior campeón del 93 y del 95, de esos cuatro fantásticos, Iván René Valenciano, Víctor Danilo Pacheco, Oswaldo Mackenzie y nada más y nada menos que Carlos «El Pibe» Valderrama. Y dónde dejamos al vallenato José María Pazo en el arco, a Alexis Mendoza en zaga central y qué decir de ese volante de contención aguerrido Jorge Bolaño. 



Sí hay gente con aptitud y actitud para jugar en Junior. Los invito a que hagan un recorrido por las canchas de los barrios La Magdalena, Simón Bolívar, Las Palmas, San José, Cevillar, El Carmen, San Isidro, Metrocentro, El Corregimiento de La Playa, Las Flores, Soledad, Nueva Granada y se darán cuenta del nivel que hay y cuantos cracks se quedan en ídolos de barrio.

A propósito de la participación de la Selección Colombiana Sub 20 y para terminar, analizaba la nómina que está disputando el Torneo Esperanzas de Toulon, entre el Deportivo Cali y el Cortuluá aportan siete jugadores, por eso los «azucareros» tienen una de las mejores canteras del fútbol colombiano. Y Junior solo aporta dos, Guillermo Celis, volante mixto quien apenas debutó contra Santa Fe este torneo, y quien además no  fue tenido en cuenta por el «Piscis» Restrepo en el pasado Suramericano por no tener apariciones profesionales, el otro es el lateral Ronald Herrera. 
Se me estaba olvidando también aportar un nombre para la carpeta de fichajes del próximo semestre, se llama Isaac Arias Villamíl, es vallenato, pertenece al Valledupar Fc, tiene 22 años, es el actual goleador del Torneo Postobón y es conocido como «El mecánico del gol» porque después que termina de jugar ayuda a su padre en el taller familiar. Ojo es un diamante en bruto, y ya el Once Caldas y el Deportes Tolima lo tienen en la mira. 



Gracias por leer  y comentar.  Hasta una nueva oportunidad.

Edson Cabeza Jabba

Twitter: ECabezaJabba

Facebook: Edson Cabeza – Jabba 

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1) El empate que terminó de decorar el terrible semestre Juniorista

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