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Ante Chicó buscaremos nuestro primer título en una década. Hora de que Millonarios se levante y de que juntos demos un paso crucial en lo anímico y lo futbolístico no solo en busca de la Copa Colombia, sino de la Liga.
Hay cosas que, ustedes saben, no me gustan de Richard Páez como técnico. Pero me quito al sombrero ante la confianza que deposita en sus jugadores y, especialmente, ante la manera en que los contagia del optimismo, la confianza, el amor propio y, sí, el fútbol, que viene sacando resultados positivos para Millonarios.
Por eso, a su regreso a Bogotá, luego de sacar un meritorio empate ante Junior en Barranquilla, cuando los compañeros de EL TIEMPO Casa Editorial le preguntaron: «¡Profe! ¿Millonarios será campeón?», el devolvió un optimista: «¡Será! ¡Será!».
Los de afuera lo llamarán terquedad o sobradez. «Ya nos echó la sal», me dijo hoy un colega, también hincha azul. ¿Qué tenía que decir Páez, entonces? ¿Un nervioso «vamos a ver»? ¡No!. 
Por primera vez en varios lustros, todo un plantel (no sólo un técnico o algunos jugadores) de Millonarios es conciente de lo enorme que es este Club. 
El Millonarios de Richard Páez, de Nelson Ramos, de Pedro Franco, de Rafael Robayo, de Ganiza Ortiz, de Edison Toloza, es perfectamente conciente de sus limitaciones, pero también seguro de sus virtudes. 
Me entusiasma sinceramente sentir que los jugadores que se ponen esa camiseta que tanto amo sientan también lo que sentimos como hinchas: que este equipo es la hostia, que es lo más grande.
Y así vamos a enfrentar al Chicó. Un equipo duro, aplicado, que también llegó con todos los méritos a esta final de Copa Colombia. 
El primer juego será en Tunja en 19 de octubre. El de vuelta se jugará el día 26 en nuestra casa.
Los invito a que rápidamente miremos el partido del miércoles ante el Junior, la más inmediata referencia de Millonarios en esta Copa Colombia.
En Barranquilla el equipo no hizo gala de un fútbol vistoso. Pero sacar el arco en ceros frente a un rival de gran calidad, en una plaza usualmente complicada para el azul, da cuenta de méritos tanto en el planteamiento como en el juego mismo.
Cichero y Mera -hasta su expulsión- respondieron en defensa, relevados con éxito, en la mayoría de ocasiones por Martínez y Ochoa.
La distribución de los volantes de marca fue acertada. Por fin pudimos ver a tres jugadores en esa primera línea de la mitad de la cancha. Ganiza Ortiz es uno de los mejores volantes de marca que tiene Colombia y Robayo mantiene su buen nivel, en tanto que Elkin Blanco, aunque no es muy bueno al salir jugando, es muy efectivo en el ‘trabajo sucio’ de quitar balones en el medio.
Si Millonarios no tuvo mayor volumen de juego en el medio fue debido a que Mayer estuvo muy solo. Con un Junior que llenó de jugadores el medio del campo, Luis Mosquera aportó poco al recostarse demasiado sobre la banda izquierda.
Para la final me gustaría ver a Omar Vásquez quien, además de juego por la banda, hace diagonales hacia adentro y se asocia mejor.
Erick Moreno, de buen nivel pero pocas oportunidades, y Wilson Carpintero, con pocos minutos y solo una jugada con opción de gol no brillaron. Lo ideal, a mi juicio, sería Toloza moviéndose con libertad en el frente de ataque.
¿Cómo vieron al equipo? ¿Qué les gustó y qué no? ¿Cuál sería su once ideal para la Copa Colombia?
Paralelo a la emoción y la alegría de haber alcanzado esta final, me han comentado varios hinchas amigos que, indudablemente, la posibilidad de ganar la Copa Colombia no iguala la ilusión de un nuevo título que nos conduzca a la anhelada estrella 14.
Estoy de acuerdo totalmente, pero los invito a vivir y disfrutar este momento.
Antes del primer partido de la final nos espera el partido de este sábado 15 de octubre, a las 8 p.m., contra Quindio, en Armenia. Y antes del encuentro definitivo recibiremos en Bogotá al Pereira; ese partido sería el 23 de octubre.
Regresando a un análisis más desapasionado respecto a lo que viene pasando con la Copa Colombia, vale la pena destacar que el equipo ha llegado a esta instancia luego de imponerse en grupos y llaves que enfrentaron a equipos de la A y la B. No es un mérito menor.
Por eso interpreto este paso gigante que nos tiene en la final como la antesala de algo más grande, por qué no, este mismo año.
Ya hemos discutido en este espacio las falencias, hemos debatido en torno a lo que falta. Sin perder ese sentido crítico, respaldemos como uno solo. Como la gran familia azul que somos. 
No hay victoria garantizada. Pero la meta se ve más cerca si empujamos todos para el mismo lado. Sin presión, sin mala leche. Con ese amor que existe desde el primer día que vimos al glorioso azul y blanco.
Vamos juntos por esa primera meta.
Vamos Millos.

¡Sus comentarios, como siempre, son más que bienvenidos!
Un saludo muy especial a los hinchas de otros equipos que comentan en este blog. Este también es su espacio, todos somos hinchas del fútbol.
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*DONEFE y HANKOK, los primeros usuarios bloqueados de esta semana

Nos vemos en Twitter: @LuisGForero

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