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Victoria crucial ante un gran Caldas. Ventaja corta pero definitiva para un equipo que tuvo muchas más virtudes que fallas. Paso a paso, cinco partidos nos separan de la gloria. 
Hubiera sido mejor una diferencia de al menos dos goles. Sin duda. Pero el Millonarios que venció 1-0 al Once Caldas con argumentos y con buen fútbol lo tiene lo necesario para ganar la serie y pasar el próximo domingo a las semifinales.
Cuando el ataque punzante, ordenado y efectivo se desvaneció por una lesión infortunada, cansancio y una mala decisión técnica, la defensa, cuestionada en partidos pasados, se volvió infranqueable en asocio con un Nelson Ramos que estuvo gigante y salvador.
Los invito a que le echemos un vistazo al gran partido que se vio en El Campín, con Mayer Candelo como figura y con un equipo que aún sin Edinson Toloza en punta supo como atacar durante el primer tiempo.
Carpintero en el área y Preciado no por derecha sino flotando en la media punta, asociado con Candelo, Mosquera y un Vásquez bastante proyectado en ataque, con llegadas de Robayo por derecha y el respaldo en marca de Ortíz fue la apuesta de Páez. Y funcionó. 
Cuestionado como ha sido Candelo, hoy dio un paso gigante para regresar al corazón de la hinchada no sólo con su golazo sino con el fútbol que generó. Fue el socio e todos. Incluso regresó en algunos momentos para marcar y llevar el balón hasta lo que los expertos del fútbol llaman ‘tres cuartos de cancha’. La velocidad que le faltó al 10 la pusieron Mosquera, Preciado, Roabyo, Domínguez y Vásquez.
Pero para el segundo tiempo Preciado lució cansado y Carpintero no supo cómo ir más allá de esperar rebotes y centros. Nunca intentó regresar por el balón para jugarlo con los pies. Se desconectó del sistema de juego. 
Sumado a eso, la lesión de Candelo, que al parecer no reviste gravedad, obligó a la entrada de Tancredi. Ahí se complicó el tema, pues el uruguayo no juega como Mayer. Él no sirve para poner la pausa y repartir balón. Tuvo un par de tiros interesantes al arco pero se desvaneció por completo.
A eso se sumó la salida de Mosquera. Páez explicaba luego que lo hizo porque no estaba regresando bien. Eso lo entiendo, pero… ¿Ervin González era la solución? Más aún, ¿por qué ponerlo a jugar por la izquierda si él siempre lo ha hecho por el costado contrario?
Entre tanto, el Caldas se vino encima. Mario Gonzáles les cambió la cara y los animó a ir al frente. Ahí Ramos, Cichero, Mera, Vásquez y Domínguez se pusieron la camiseta de héroes. Sumados, conjuraron cinco opciones clarísimas que tuvo al Caldas no sólo para empatarlo sino para incluso darle vuelta al marcador. 
Ortíz merece, sin duda, una mención aparte. No se le pasa un balón. Sin ser agresivo las quita todas y las reparte con juicio. Qué jugador tan bueno, en serio. 
El caso es que nadie podrá decir que el Caldas no estuvo fino en su juego. Calle, Carbonero, y Rentería fueron incisivos y Millonarios encontró, de una u otra forma, la fórmula para contenerlos. No funcionaron los pelotazos a la derecha para luego mandar centros al centro del área. Y cuando el ataque vino por la mitad, insisto, los centrales estuvieron inspirados. Cichero ya es figura, hay que reconocerlo. Qué alegría cuando nos callan la boca con buen fútbol. 
Dayro Moreno, aunque tuvo chispazos, estuvo intrascendente, pensando, quizás, más en su paso a Portugal donde espera derrochar más de su buen fútbol, pero sobre todo sus buenas maneras y su decencia.
Este Millonarios emociona. La unión de grupo, la buena onda y el hambre de gloria seducen, contagian. Eso se reflejó en el ambiente en el estadio. Salvo por unos pocos segundos del desesperante ‘Movete, Millos, movete…’, la hinchada ha entendido que se trata es de apoyar para bien. Y cuando todos jalamos para el mismo lado la cosa funciona.
El partido del domingo no será fácil. Pero Millonarios saltará a la cancha con la clasificación en el bolsillo, lo cual no es poca cosa. Por otra parte, el equipo ha hecho unos estupendos partidos de visitante, en algunos casos aún mejores que los de local. Se me vienen a la cabeza los empates con Cali, Medellín y América y las victorias ante Cúcuta y Pereira.
Y aunque el Once Caldas es otro cuento, es un gran equipo, este Millonarios no le come a las estadísticas o a los ‘eruditos’ de las tendencias numéricas.
El domingo seguramente la formación será casi la misma que arrancó en Bogotá. Ojalá los cambios no. Omar Rodríguez debe entrar desde antes, pero parado donde él sabe jugar -por el centro o la derecha-. Y Tancredi no puede ser el armador. 
Para ese partido regresará Toloza, quien ya cumplió dos de las CINCO fechas que le ratificó la muy sabia comisión arbitral y disciplinaria. Por cierto, a un jugador de Nacional -que jugará con público ¿qué creyeron?- que intentó pegarle a un árbitro y lo insultó sólo le metieron tres fechas.
Aunque debo decir que es una verdadera alegría que Millonarios haya estado al margen de los escándalos arbitrales y las novelas en torno a sanciones de estadios y demás. Ojalá el tema siga así y nadie nos vaya a meter la mano.
La formación para el domingo a las 4:40 p.m. en Manizales seguramente será: Ramos, Vásquez, Mera, Cichero, Domínguez, Ortíz, Robayo, Preciado, Candelo, Mosquera y Toloza.
Este es Millonarios. Un equipo que con más virtudes que fallas dio un paso más hacia la gloria. Faltan cinco más. Dios quiera que así sea. Lo merecemos. 
¡¡¡Vamos Millonarios!!!
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