No es solo una racha: este Millonarios va en serio

Millonarios aún dista de ser el equipo con el que todos soñamos. Pero el sábado, ante Nacional, superó el examen más complicado que ha enfrentado en la era de Hernán Torres.

Fue un empate meritorio, no solo porque el equipo enfrentó
a un rival complicado y con oficio, sino también porque se mantuvo fuerte
mentalmente a pesar de la inferioridad numérica. Además mantuvo el liderato,
afianzó la defensa y conservó el arco en cero.

Sin duda quedan cosas por corregir. Millonarios falla
cuando intenta salir en contragolpe, por momentos pierde con facilidad el balón
y tiene líos para jugar por la izquierda. Pero sigue mejorando. Y en el balance
general son muchas más las cosas positivas.

Nelson Ramos, por ejemplo, retomó el gran nivel que le
conocimos y que lo ha hecho referente del equipo. Seguro, líder y muy ágil,
evitó opciones claras para el rival. Lo noté inquieto por algunos fallos de
Pedro Franco, quien, no obstante, no tuvo un mal desempeño. Eso, sí, los
aplausos se los lleva Román Torres.

Una pena lo que ocurrió en la mitad del campo, donde Ramírez
y Blanco quedaron condicionados por las torpes amarillas iniciales que les
mostró el árbitro. Y digo que es una pena porque estoy seguro de que no hubo
mala fe de Niño. Me hubiera gustado ver un partido abierto y sin condicionamientos.

Lo que no es excusable es la falta que cometió Blanco, a
todas luces, innecesaria. La próxima fecha, por esa roja y las amarillas
acumuladas de Ramírez, regresará la pareja de Robayo y Ortiz.

Un poco más adelante, me encantó lo que hizo Tancredi. Ha sido
tal vez el mejor partido que le recuerde. Las corrió todas, quitó balones, marcó
y buscó espacios. Eso sí, hay que mejorar el tema de la entrega a un toque y
los pases largos en contragolpe. Vásquez, aunque por momentos individualista y
reteniendo demasiado el balón, también hizo un buen partido. Además se animó a
pegarle de afuera.

Wason y Cosme siguen acomodándose. Hay que darles tiempo
para seguir entendiéndose entre ellos, sus espacios y los volantes. Son ellos
dos quienes más resienten la ausencia de Candelo.

Leí varios comentarios negativos sobre la actuación de
Robayo. Difiero de ellos. Pienso que cumplió la tarea encomendada por Torres,
que fue, básicamente, suplir a Martínez, que se jugó un mal partido. La entrada
de Robayo como marcador izquierdo, un puesto en el que nunca jugó, frenó a
Hurtado, que complicó bastante a la defensa azul.

La banda izquierda preocupa. Francamente creo que es más fácil
aplicar a Luis Mosquera en marca… Habría que ver al leticiano en manos de
Torres.

En cualquier caso, el balance sigue siendo positivo. El equipo
va en alza. Demostró que es fuerte mental y anímicamente. Y que en lo futbolístico,
a pesar de las circunstancias no se amilana.

Una nota final: la hinchada de Millonarios, la gente del fútbol
en general y los hinchas de Nacional, en su inmensa mayoría personas decentes,
pacíficas y futboleras, deben rechazar actos de violencia como la pedrea de la
que fue objeto el bus del equipo mientras se desplazaba por Medellín. Aunque sin
gravedad, Matías Urbano resultó afectado.

Aún más inexplicable fue lo ocurrido en Tunja, donde
hinchas de Nacional apuñalaron y golpearon a dos atletas de la Selección Boyacá
al confundirlos con hinchas de Millonarios. ¿Su pecado? Vestirse de azul. Es increíble
tal muestra de estupidez, bajeza y falta de conciencia.

Ahora sí, les envío un caluroso saludo Millonario.

Seguimos en la senda.

Seguimos construyendo este sueño azul que dedicamos a los
dos hinchas inexplicablemente muertos por un irresponsable al volante el pasado
sábado.

Millonarios, grande por su historia e inmenso por su
gente.

¡¡Vamos Millos!!