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De acuerdo. Millonarios todavía no ha ganado nada. Tienen razón los que nos lo han repetido una y otra vez -algunos haciendo un llamado sincero a la mesura, otros con un tufillo de rabia-  desde que Roldán marcó el final de uno de quizá el mejor partido que el equipo ha jugado este año.

No fue un partido cualquiera. Fue
un paso enorme hacia la posibilidad de disputar la anhelada estrella 14. Y tampoco
fue un equipo cualquiera. Luchando de principio a fin, estos jugadores
mostraron que quieren hacer historia y escribir una página de la gloriosa
historia del azul.

Pero es cierto, nada está ganado
aún. Restan 90 minutos en la siempre complicada Barranquilla. Un partido en el
que, como dicen, cualquier cosa podría pasar. Pero si uno se remite a las frías
cifras, el Junior va a tener que meterle mínimo tres goles a Millonarios para
siquiera pensar en la posibilidad de llegar a los penales. Y si le metieran
tres, este equipo mostró que tiene como meter otros tres.

La ventaja pudo, debió, ser más amplia.
Cinco goles mínimo. En la cabeza tengo una pelota clarísima que Toloza le
sirvió a Robayo y que Rafa remató con demasiada fuerza; con el arquero ya
vencido, el disparo se fue por encima del arco. También lamento que Moreno no
hubiera logrado convertir un centro magistral que Ochoa le sirvió. Ambas opciones
tuvieron lugar en el primer tiempo.

Pero independientemente de lo que
se desperdició durante el primer tiempo, que no fue poco, el equipo logró tres
goles que valen oro. Mientras Toloza resiente la ansiedad de no marcar hace
cuatro partidos, Erick Moreno ha ganado en confianza y fútbol, como lo
demostrado los dos golazos que anotó.

Mayer, por su parte, genialmente
complementado por Vásquez y Mosquera, se sigue consolidando como el conductor del
equipo. Y, ¿qué no decir del golazo de tiro libre que marcó? Ese es el Candelo
que la afición quiere ver, el mismo que con su calidad se ha vuelto a ganar el
aplaudo sincero de la tribuna.

El funcionamiento del equipo fue
ideal. Aún con las imprecisiones de Toloza y la falta de definición en el
primer tiempo, el frente de ataque funcionó bien. Pases cortos, diagonales,
balones bien filtrados y un equipo moviéndose en bloque fueron claves y creo
que permitirán no hacer un gran desgaste físico en el calor barranquillero.

A eso se sumó el respaldo de los
volantes de marca. Robayo fue responsable en la salida, mientras que Ganiza,
además de mantener su liderazgo en la recuperación de balón, colaboró en
ataque, pero también se articuló con la defensa. Cuando el Junior tuvo la
pelota, Millonarios jugó por momentos con cinco defensas, con Ganiza como un
tercer central.

Mera, entre tanto, suplió muy
bien el lugar de Franco y aportó liderazgo en una defensa que funcionó muy
bien. Él y Cichero estuvieron oportunos en los cierres, mientras que Mosquera y
Ochoa se volcaron permanentemente al ataque, pero regresando siempre para
defender.

Rescato y aplaudo especialmente
el gesto de Mera al apurar a sus compañeros en momentos en los que, animados
por el «ole» que bajaba de las tribunas, el equipo pareció desconectarse de su
objetivo de mantener la tarea ofensiva en el arco de Junior.

Ramos, por su parte, merece todos
los honores. Menos exigido que en otras ocasiones, respondió cuando tuvo que
hacerlo. Aportó calma y serenidad a sus compañeros.

¿Qué dice uno del rival? Salvo los
primeros cuatro minutos del partido y los últimos 12 del primer tiempo, estuvo
muy por debajo del nivel que le permitió ser el primero del ‘todos contra todos’.
También me decepcionó ver que en algunos pasajes del partido, por encima del
fútbol, privilegió quemar tiempo, fingir faltas, pegar sin balón y golpear al
contrario.

Pero hablemos de Millonarios, que
contó los 94 minutos de juego con todo el apoyo de su gente. De principio a fin
la hinchada cantó, alentó y acompañó al equipo. Tranquiliza ver que para el
equipo, lejos de ser un elemento de presión, la compañía de su gente sea un
elemento que juega a favor.

Los propios jugadores fueron los
primeros en advertir que para el partido de vuelta aflojar no es una opción. Un
gol en los primeros 15 minutos sería ideal para manejar con comodidad el
partido.

Doy por descontado que jugar
defensivamente no será una opción. Visto cómo está funcionando el equipo, yo
saldría a jugar con la misma formación, teniendo en el banco, más que a Flavio
Córdoba, a Járol Martínez, así como a Elkin Blanco, Jefferson Angulo y Álvaro
Barros, porque el paraguayo Ibarrola ha mostrado muy poco.

Vaya quien vaya, espero volver a
ver ese equipo que enamora, que ilusiona e invita a soñar. Más que susto por lo
que pueda pasar en Barranquilla, siento una profunda ilusión por lo que viene. Ya
es hora. Es hora de que sentir esa felicidad absoluta que solo da Millonarios
se traduzca en una nueva conquista.

¡Estamos cerca! Cabeza fría,
corazón caliente, puños apretados y paso seguro. Y la azul sobre la piel. Un paso
más para disputar la 14 contra quien sea. En Bogotá o Manizales.

Esta noche y para lo que viene,
somos ONCE, somos UNO. Y seremos 14.

¡¡¡VAMOS MILLOS!!!

*****

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Un saludo muy especial a los hinchas de otros equipos que comentan en este blog. Este también es su espacio, todos somos hinchas del fútbol.

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