“Vení, vení, saltá conmigo, que un amigo vas a encontrar; que, de la mano, de los muchachos, todos la vuelta vamos a dar” y sí, así fue, vinimos, nos unimos y de la mano de la cantera podemos celebrar la décima estrella del verdiblanco, podemos decir con grito liberador y dichoso: ¡Deportivo Cali campeón!
“Nueva luna se ha posado en una noche silente”
El equipo marchaba en la parte baja de la tabla, los resultados no se daban y a Alfredo Arias, quien habla muy bien de fútbol porque lo conoce, se le vino la noche. Quedaban pocos puntos en disputa y la necesidad cada vez era más grande, más compleja y el equipo, la hinchada, todos íbamos perdiendo la voz, nos consumía el silencio propio de la derrota. Eran tiempos oscuros, hasta que de manera acertada el Comité Ejecutivo tomó una decisión, trajo a Rafael Dudamel y, con lo hecho por Arias, empezó a darle un vuelco a todo, a poner las cosas en su sitio, a alimentar la confianza, a reconocer el carácter y talento de los canteranos y, con el apoyo de otra gran llegada, la de Teófilo Gutierrez, a darle luz al equipo desde esa jerarquía, gratitud y, sobre todo, responsabilidad y compromiso propios de la pertenencia.
“Las estrellas y hasta el cielo fueron ellos los testigos del amor que yo te di”
Deportivo Cali empezó a sumar, recuperó la seguridad en la defensa, nuestro golero volvió a brillar y empezaron a sonar con agrado los apellidos de los canteranos: Marsiglia, Franco, Tello, Velasco, Valencia y, por supuesto, Preciado, quien dejó lo que tenía en China por venir a darle al Cali lo que es del Cali, gloria y goles.
La hinchada de a poco se fue reconectando. Pasamos las elecciones para el nuevo Comité, dos bandos muy marcados con una sola intención. Al final unos fueron los escogidos y desde ahí alimentar este amor, desde lo que se tiene al estar unidos, juntos y ser un solo frente, uno común.
El amor permite muchas cosas, seguro, pero por el Deportivo Cali ese amor no puede volvernos miopes o permitirnos normalizar lo que no lo es. Ese es el reto grande de Marco, Luis Fernando, Gabriel, Harold y Eduardo, nuestro nuevo Comité. La visión debe ser clara y, sin importar qué o quienes, ir adelante con una sola cosa en la mente: que sea lo mejor para el Cali, para la institución, no para algunos pocos.
El amor lo llena todo, los resultados y el buen juego enamoran. Por eso las camisetas se acabaron, los puntos para la tabla fueron llegando y de nuevo alimentamos la ilusión, paso a paso, contra todo, contra todos, con la Tablet.
“Cantaré todas las tardes antes de ocultarse el sol”
Llegaron las tardes de Estadio Deportivo Cali y con el regreso el poder reencontrase con la familia de los domingos, extrañar a los que ya no nos acompañan y sentarnos de nuevo en las gradas del Coloso para alentar a nuestro equipo. Clasificamos.
El sorteo nos ubicó en el grupo A junto a Pereira, Junior y Atlético Nacional, aquel que nos eliminara de Copa. Complicado, sí, pero el mensaje desde la entraña del club era uno y era claro: Crean.
Iniciamos contra el Pereira con un triunfo, luego un empate en Barranquilla que pudo ser más de no ser porque el que nunca escucha, escuchó al que rara vez ve, que vio, pero bueno, sumando por fuera seguimos el camino. “Cali tiene una final antes de la final” dijo el comentarista, era el doble enfrentamiento contra el Nacional. Victoria en casa por dos goles de ventaja y con diez elementos en cancha que fue validada por una nueva victoria, esta vez en su casa. Así eliminamos al amplio favorito no solo de su hinchada, sino de la televisión. Paso a paso, ahora con más ilusión y taquicardia.
Ante el Junior, con el estadio a aforo completo aseguramos el paso a la final. Cerramos en Pereira con una derrota, sí, pero que nos permitió darles rodaje a los muchachos del plantel y descansar a los guerreros para lo que vendría.
Clasificados, 13 puntos de 18 posibles, “regamos todas las flores” en cada estadio. 11 goles anotamos, nos hicieron seis en las cuatro victorias, el empate y la caída que nos permitieron “pintar de mil colores” al Deportivo Cali en la final.
“Cuerpo y lluvia que se mezclan en un solo caminar”
Paso a paso, así lo decían los muchachos, así lo hacía el profe Dudamel. Pasar a los ocho, superar el cuadrangular y ahora la final.
Las boletas de agotaron antes de lo debido y, ojalá se pueda corregir, dejando sin acceso a quienes estuvieron en toda la campaña. Llegamos al estadio tras una fila enorme, tiempo que se hizo largo por la ansiedad, pero corto por la amistad y los colores que nos unen. Estadio lleno, corazones expectantes, animo sin igual y un plantel dispuesto a todo. Había razones para creer, hay motivos para hacerlo y salir al frente a buscarlo con fe.
Deportes Tolima estaba en el último paso de este caminar. Favorito de muchos, por logro y/o afinidad, equipo duro, complejo, práctico y muy efectivo. Equipo libre de complejos de falsa grandeza, equipo a vencer.
Preciado anota el primer gol de la final, la grada estalló. El coro “Te quiero Cali, te quiero Cali” retumbó. Tolima empató el partido tras un tiro de esquina. La llave no se definió.
Dio gusto ver tantas caras conocidas, pero extrañadas en la tribuna. Rostros de hinchas de todo el país que acompañaron esa tarde al Cali en nuestro hogar. Ahí estábamos todos. Algunos empezaron con un escepticismo inusual, pero en el fondo, sin ser triunfalistas, sabíamos que no se nos iba a escapar, que esta vez, otra vez, de visita la vuelta íbamos a dar.
Ibagué, miércoles 22 de diciembre. Boletería agotada y aun con el eco de lo que fue nuestra fiesta en el Estadio Deportivo Cali. Esperamos con mucho nervio la hora del partido y ella llegó. Amigos, familia, hinchas, todos unidos con un solo objetivo, salir campeón.
Nómina con seis canteranos en cancha. Notable. El local se fue adelante, otro gol de saque de esquina. Calma, calma, esa que nos faltó en la ida venía del banco del visitante, el profe Rafael seguía convencido. Había tiempo y más que eso, había voluntad y deseo.
Ángelo se la baja a Vásquez y gol, gol del Cali. Gritado y bienvenido, felicidad pura ante un estadio que empezaba a sentir que el cielo no recibiría esa estrella.
¡Penal! Harold Preciado la toma, con toda la confianza del mundo y la fuerza de nuestro espíritu azucarero. Patea y ¡Gooool! El otrora imbatible portero del Tolima tuvo que sacarla de adentro por segunda vez.
Tic, toc, tic, toc… el reloj no corre, la pelota va y viene, todos se mueven, el corazón late, se detiene, late de nuevo, rápido fuerte. Nos abrazamos, oramos. No se nos va a ir, no esta vez, no ahora, la queremos, la necesitamos… pitazo final. ¡Es nuestra!
¡Campeón!, Deportivo Cali es campeón del fútbol colombiano. Bendito sea Señor de los Milagros, bendito sea Dios.
Gritos, abrazos, dicha completa. Somos campeones.
“Eres todo lo que tengo, mi sonrisa, mi ilusión. Que lo sepa el mundo entero que eres tú mi gran pasión”
Mi viejo llama emocionado, lágrimas por todas partes. Seis años tuvimos que esperar por esta recompensa tras un año muy difícil y otro que empieza con retos institucionales importantes, complejos y que van a necesitar de todos nosotros, directivos, cuerpo técnico, jugadores, asociados e hinchas para continuar sumando, creciendo y recuperando aquello que se fue perdiendo entre muchas cosas que no se hicieron bien y otras que pudieron ser mejores.
Somos campeones, tanto en el femenino como con la profesional, la gloria nos pertenece, la dicha nos abraza y podemos, juntos, celebrar este título, esta sensación de satisfacción, de liberación y por supuesto, de mucha alegría.
Gracias al Comité Ejecutivo que la metió toda por lograrlo. Gracias al profe Dudamel por su sentir verdiblanco y transmitirlo desde el alma a sus dirigidos, esa pertenencia es clave para aumentar el compromiso.
Gracias a Teo por su jerarquía y a Harold por sus goles, ningún retorno fue tan bienvenido. Gracias a la Cantera del Deportivo Cali por la formación de los que hoy son campeones y que con ello alimentarán a las generaciones que vienen. Gracias a los muchachos de la profesional, a todos y cada uno de ellos por convencerse, por darlo todo en la cancha y por defender, como lo hicieron, este escudo y colores que amamos.
Gracias Deportivo Cali campeón, gracias de verdad.
Nos vemos en el estadio, nos leemos por acá. Feliz navidad
*Apartes de la letra de “Amor de Primavera” del Conjunto Chaney (1991)
*Fotos: Miguel Bautista y archivo particular.
*Corrección de estilo: VEO 😉
Originalmente publicada en www.germanchos.com
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