Déiber Caicedo tomo la pelota, la puso en la esquina de occidental con norte, la tribuna familiar, de espaldas al arco, estaba llena, la gente no sabía qué esperar, el partido estaba perdido, palpitaba el Estadio Deportivo Cali con afán, los puntos se iban, el partido terminaba, era la última oportunidad de al menos, salvar un punto.
La pelota en el suelo, el cobro de esquina está por venir. De pronto se escucha un “va Camilo Vargas”. Va Camilo, por la heroica, decía el narrador del encuentro, sube Camilo y los más de 17.000 con él.
Déiber levanta la pelota (le pega muy bien) Camilo se levanta sobre Ovelar, la prende de cabeza girándola a la derecha, el balón no con fuerza, pero si con precisión surca el aire, los corazones se detienen, las manos se aprietan, el segundo más largo de los segundos largos. La pelota cae, caprichosa, golpea el palo izquierdo del arquero rival, entra… es gol. ¡Gol de Camilo! ¡Gooool del Cali!
Estalla la celebración de una hinchada que pese a ser maltratada por los cercanos al comité ejecutivo y parte de un sector de la prensa volvió al estadio. Los jugadores se abrazan en el campo, abrazan a Camilo, a su capitán. Pinto, el DT rival, no lo puede creer. Jubilo verdiblanco, una sonrisa en la afición, pero también algo de temor. Si no es Camilo Vargas, ¿entonces quién?
Deportivo Cali viene mejorando y, aunque para muchos es lo único que cuenta, logra sumar y lo hace de forma sólida, no en balde llevamos seis jornadas sin perder.
El del domingo, no obstante, era un partido perdido. Millonarios, ordenado como lo suele mostrar su DT, ocupo la cancha y nos cerro las bandas ni Déiber, salvo en un pasaje del primer tiempo y mucho menos Mosquera cada vez más limitado, pudieron con esa cobertura. En el medio los dirigidos por Pusineri no encontraron un conductor y Matías Cabrera hizo lo que pudo desde su posición.
Los delanteros, Feiver e Ignacio Dinenno, naufragaban sin pelota. Choques constantes con la defensa y nada más. El primer remate franco de los nuestros fue al minuto 52 un cabezazo del argentino Dinenno que el portero rival despejó.
En rueda de prensa el técnico local, Lucas Andrés Pusineri, manifestó que no quería irse derrotado ante un equipo que no le remató al arco más allá del penal. Viejo, Millonarios te manejó el 70% del partido y controló el balón por el 52% del partido, tal vez no llegaron con remates al arco, sí, pero no dejaron jugar al Cali y, desde el banco no encontramos una forma de darle vuelta a eso. Sé, lo dijo, que está conociendo a los jugadores, pero, a esta altura, ya los rivales saben de las limitaciones de sus dirigidos y del esquema en sí, nos tienen estudiados, referenciados y saben donde hacernos daño. Si no es por Camilo Vargas y un guiño del Señor de los Milagros otro “gallo” hubiera cantado el domingo.
Urge trabajar en el manejo de los partidos y en entenderlos con velocidad, en volumen ofensivo y en generar algo mas de lo que se ve que, hasta ahora, es un Deportivo Cali tal cual como el de Pelusso y todos sabemos cómo terminó eso.
Empatamos, menos mal, porque la gente que se acercó al estadio, la que respondió al llamado del partido, la que cree en lo muchachos merece mucho mas que el trato despectivo que recibe y mucho, muchísimo mas que el fútbol que el equipo le da.
La intensidad vivida en las gradas, la angustia, las ganas de no perder, de ir adelante, de empujarla hasta que entre debe ser la razón de ser del equipo y su ejemplo, necesitamos esa intensidad, ese vigor, esa fuerza testicular en todos los jugadores no solo en Vargas, no, en todos y cada uno de ellos jueguen o no. No se trata de solo bonitas palabras o una sana motivación, no, se tratar de sacar lo mejor de cada uno, lo que tengan, lo que sea y dejarlo en la cancha de manera responsable.
Debutó Carlos Rodriguez y algo logró, no se vio mucho. Debutó en casa Agustín Palavecino, lo expulsaron por pasarse de revoluciones, ojo con eso. Con su entrada pensé que tendríamos más la pelota y jugaríamos con ella, no sucedió.
Falta mucho, sí, pero también sé que sumando y mas de esta manera tan emotiva, se trabaja mejor. No perdimos con el líder, pero tampoco estuvimos, creo yo, para hacerle el daño que en casa hay que hacer sí o sí.
Ojalá lo de las tribunas no sea flor de un día y se sigan viendo así en cada fecha, lo que viene no es fácil y la próxima vez que estemos en Palmaseca, en nuestro estadio será contra el América después de visitar a Patriotas en Tunja el 07 de marzo y a Pasto en Ipiales el 10.
Se puede, hay con qué y vamos a lograrlo, sí, pero no podemos esperar que Camilo Vargas nos salve una y otra vez, primero bajo los palos y ahora en el área contraria.
Vamos Cali, vamos que se puede.
Nos vemos en el estadio, nos leemos por acá.
*Foto: Deportivo Cali Oficial.
*Originalmente publicado en Soy Germanchos
que buen blog
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gracias por la información
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Un buen recuerdo
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