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Bien dice el refrán: “Después de la guerra todos son generales” y es verdad, solo los que estuvieron en el campo de batalla, durante las confrontaciones, son los que conocen la realidad de lo vivido, el porqué de las decisiones tomadas y llevarán por siempre en sus mentes y corazones, todo lo visto ahí. Todos somo generales porque señalar es mucho más fácil que apersonarse y ser testigo será mucho más ligero que ser protagonista.
Ahora bien, esto no nos exime de no poder dar un debate o intercambiar opiniones y menos en algo tan subjetivo y tan variable como lo es el fútbol que, paradójicamente, es tan simple que cuando lo enredan se nota y bastante.
Hay, sin embargo, “a mi entender” un tema que es muy delicado y es que si bien a este Comité ejecutivo pareciera no gustarle el debate y los entiendo porque algunos no pasan de la acusación sin pruebas y el insulto, no hay en el Deportivo Cali un debate sobre lo realmente importante: el norte que debe tener nuestra institución en lo Deportivo.
Nos hemos desgastado en recordar con libreta en mano, cada una de las promesas de la campaña que trajo a este comité, particularmente a Juan Fernando Mejía (presidente) y a Marco Caicedo (vicepresidente) a liderar la institución, los nombro a ellos porque los otros miembros restantes: Luis Fernando Ángel, Henry Cuartas y Álvaro Martínez ya estaban en el comité anterior y pues la realidad del club la debían tener presente, no creo hayan participado activamente en esas promesas que valga la aclaración, funcionaron como herramienta electoral, pero que ahora pasan el precio contra la realidad.
Podemos seguir recordando eso, por supuesto, ¿pero ayudará en algo al cambio que se requiere?
Podemos también hablar del balance, de las deudas, de los lotes y los acuerdos comerciales. Hablemos del revisor fiscal, el financiero, el pánico y los bancos. Y si algo no cuadra, no hablemos, denunciemos. Podemos, debemos.
Ocupemos un rato largo en detallar las sedes, el modelo de asociación y de la urgente necesidad (ojalá se haga) del cambio de los estatutos, así como de la llegada de más asociados con interés más en el fútbol que en lo social. Hablemos del turco y la cantidad exacta de hojas de eucalipto que se requieren para descongestionar un pecho herido.
Hablemos de los periodistas de la capital, de la mala leche, de alopecia, de tintas manchadas y de micrófonos vengativos. Hablemos de los comunicadores locales, los favorecidos y los “calí-bales”. Dialoguemos abiertamente o en debate, de la mermelada, sus beneficios, propiedades nutritivas y de excesos.
Y, por favor, invirtamos tiempo detallando la morfología de las focas, sus motivaciones y afinidades con el poder. Aplaudamos esta discusión, la que debemos tener deprisa porque sin duda es la de mayor valor, la más dulce.
Hablemos del precio del sentimiento, el valor de la amistad y de la credibilidad. Saltemos de alegría, podemos, hagamos un carnaval con esto, al final un amigo vas a encontrar. Será tu vida y tu pasión.
Hablemos de guías de vuelo, del chárter, “de los amigos de mis amigos son mis amigos”, pero si me tiras por redes sos mi enemigo y te bloqueo.
Hablemos de comunicaciones asertivas, de cercanía y empatía. Hablemos de amor en tiempos de tristeza y de la rabia, de la impotencia, del sinsabor de saber que pudiendo hacer mucho se hace nada y que a quienes quieren hacer, no los dejan. Oh poderoso ego, el daño que haces, hablemos de eso, del orgullo y de la ceguera.
Hablemos de tribunas llenas y vacías, perdamos tiempo en pólvora y humo de colores. Hablemos de fiestas aguadas, de papel picado y de paredes pintadas. Hablemos de amenazas, censura y de pseudohinchas sinvergüenzas y de los ejemplares, por supuesto.
Dediquemos un rato largo a hablar del arbitraje en Colombia y del calendario del torneo que elegimos, que quisimos y buscamos. Hablemos del canal premium y cómo no, de la Dimayor.
Podemos también invertir tiempo atando cabos e hilos de cometas, hablando de lo que creemos que es y tal vez sea, pero no lo sabemos, aunque todo apunta a que así lo sea. Podemos montar películas de vaqueros, dramas y de acción pura, basadas o no en hechos reales, quién sabe.
Podemos, claro, como podemos sacar un listado de contrataciones fallidas, de canteranos despedidos, idos o subutilizados, así como de pelaos sobrevalorados, bailarines de vestier y/o grandes atletas por aquello de correr. Hablemos de ídolos de barro, de malagradecidos y de talento por volver.
Podemos hablar de todo eso y mucho más y al final da igual, porque no trataremos de lo importante, no hablaremos de fútbol y ahí es donde, en verdad, estamos mal.
Teníamos un plante corto, limitado y sin experiencia. Enfrentamos dos competiciones con esta nomina y en una de ellas ni siquiera pudimos inscribirlos a todos, no hubo tiempo.
Al profe Pusineri le dieron lo que había, seguramente no lo que pidió. Trabajo, motivo y llegó a tener un equipo competitivo que nos clasificó segundos y que nos puso a pensar en algo más. Juega diferente al del 2018, por supuesto, con el balón al suelo y al frente es otra cosa.
Entramos a un cuadrangular muy complicado, hicimos buenos partidos, sumamos ocasiones de gol, pero en casa en tres partidos solo anotamos uno. Bueno, perdiendo tres de tres en casa es apenas obvio que nos sacaran como lo hicieron.
Brazos caídos, discursos agotados, miradas perdidas. ¿Responsables? Ninguno, sencillo, porque no hablamos de fútbol, porque el debate es por los nombres, los apellidos, el cemento y todo lo que ya les dije de lo que podríamos hablar.
Es hora, considero, de ponerle el pecho a la brisa y de una buena vez aceptar lo que está equivocado, sumar experiencia en un tema en donde lo neófito nos pasa factura partido a partido y ponernos serios con una de las razones de ser del club: el equipo de fútbol.
Convirtamos las buenas intenciones en acciones, los discursos en recuerdos y las promesas de títulos en estrellas en el obelisco. ¿Es la gente que maneja el fútbol en el Deportivo Cali la indicada para lograrlo? Ese es el debate, deberíamos estar hablando.
Llevamos tres torneos (sin contar Copa y presencia internacional) en donde el balance es negativo. Acá no cabe el “algo es algo”, acá es de cumplimiento de objetivos. No disputamos finales, no logramos títulos, simple y plano. Llevamos tres de ocho posibles en un periodo de cuatro años que tiene un comité ejecutivo (asumamos que es un plan a cuatro años). ¿Qué hace falta? Acoplarse a un plantel, no. Traer un DT de pergaminos se hizo y nada se logró. Se hicieron apuestas y destacaron talentos, pero el conjunto no.
Hay una base, un proceso que inició con un DT probándose en primera y debutando en torneos CONMEBOL. Se puede dejar, claro, pero considero que hay que rodearlo mejor y no solo en la cancha, sino en su entorno laboral, necesita un polo a tierra, una guía verdadera. ¿Llegará ese director deportivo que aporte?
Hablemos de fútbol, enfoquémonos en lo que nos puede traer los réditos necesarios para ir componiendo lo demás. Evidentemente lo financiero no se puede desligar o ignorar, ni mas faltaba, pero todo es parte del plan.
Sabes que, no hablemos más.
Hagamos. Revisemos el plan, miremos las victorias tempranas, los cumplimientos por área y prioricemos estratégicamente en lo orientado a proteger la institución, acercar al hincha, darle confianza al asociado, a los bancos y, por amor a Dios, herramientas al plantel profesional para no solo ser un equipo competitivo, sino uno ganador. ¿Se puede?
Nos vemos en el estadio, nos leemos por acá
@Germanchos
*Foto: Germán Salcedo C.
*Originalmente publicada en www.germanchos.com
El cali no hizo un buen papel
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