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Pusineri_Mejia_Deportivo_CaliPensemos en el futuro, en lo que viene, que, considere respetando opiniones, es en lo que debemos enfocar las energías en este momento que, de lejos (y cerca) se ve como uno de los más retadores, difíciles y complicados de nuestra historia reciente.

Deportivo Cali cierra un 2018 en cuyo balance deja un par de muy buenas acciones en mercadeo y el manejo de la marca llevándola a diferentes eventos afines aumentando su presencia con fines comerciales bien ahí. Algo se hizo con la inclusión, siempre valiosa, de nuevos asociados, veremos su calidad a la hora de revisar la cartera y la participación en la próxima asamblea, pero es bueno saber que siguen llegando y en el estadio se vieron mas marcas que en años anteriores.

En ese mismo balance de 2018 podemos hablar de los aciertos en la contratación de elementos para el plantel profesional de quienes destacaré, por el aporte, rendimiento y, sobre todo, futuro, la llegada de Ángulo, Cabrera y la firma de Vargas. Los demás, los que se fueron, el que se quiere ir y los que siguen sin rendir como se ofrecieron, ahí no más, pero gracias.

Balance que nos deja, hoy en este momento y a futuro, pensando en un 2019 complicado, varios retos para un comité ejecutivo que no logra lo que propuso para ser elegido: jerarquía, grandeza, profesionalismo y mucho menos “enamorar”.

Hay un error, además de muchos otros que van desde la arrogancia de creer que el Cali necesita nombres en vez de hombres hasta pasar por decidir que aquel que piensa diferente es el enemigo y que por eso hay que perseguirlo, hostigarlo hasta acabar con sus ganas de opinar libremente, no por miedo, sino por la pereza infinita que da el tratar de hablar con aquel que no ve más allá de su nariz, no escucha, no atiende y se cree todopoderoso, pereza, en serio, mucha. Pero bueno, para eso es que tienen su, digamos, comité de aplausos, en fin, no importa, de toda maratón quedan ampollas, el truco es cuidarlas bien. Comité, que, hay que decirlo, excluyendo el de la cantera, es el único que tras ser citado ha estado trabajando porque los otros, los ofrecidos en los conversatorios se quedaron, como mucho en este año, en bonitas intenciones hechas a la carrera.

Les decía, hay un error dentro de muchos otros y es la de tratar de hacer ver bueno algo que no lo es. Me gusta el que traten de rescatar algo del desastre, es positivo y llama a seguir creyendo, pero de ahí a pretender que la hinchada y gran parte de los asociados veamos como algo positivo lo que en esta administración ha fallado simplemente porque sale en El País o porque los tuiteros “filiales” así lo dicen, no viejo, hasta allá tampoco. Autocritica primero y de la mas severa, de la que duele, de la que molesta eso que cuidás tanto: el ego.

Aprendí, desde hace un buen tiempo, que los errores nutren, que las fallas construyen y que equivocarse es sano porque es la mejor manera de adquirir conocimiento, obvio, para eso, primero, hay que reconocer que hay fallas, hay que saber que se ven y los ven y, por sobre todas las cosas, hay que corregir. Equivocarse rápido, corregir más rápido (y sin demagogia ni excusas), por eso aplaudo, ahora sí, a quienes del staff han tenido la decencia y gallardía de aclarar las dudas, así como aceptar posibles errores corrigiéndolos sin esconderse en terceros. Bien ahí, muy profesional.

Futuro les decía, viene un 2019 con retos enormes. El recién nombrado cuerpo técnico en cabeza de Lucas Pusineri así lo marcó.

Debemos, creo yo y si me falta alguno lo conversamos, enfocarnos en tres cosas:

UNO: Devolverle al Deportivo Cali el fútbol que perdió por la terquedad de un DT que, como dicen en la calle, “los tramó” de hoja de vida y verso, mucho verso. Urge ubicar al talento donde se pueda ver y al limitado, ojalá, en otro plantel. Con eso, asegurarnos una competición más allá de lo digno, una propia del Deportivo Cali, no de un equipete sin tradición futbolera como nos hicieron ver.

DOS: Acercar a la hinchada y a los asociados a rodear al equipo. Todos los días debo leer, para mi o para otros, hinchas peleando por “X” o “Y” jugador, directivo o condición. “Los asociados son un cáncer, la barra es un cáncer, “X” jugador es un cáncer, esa hinchada es lo peor, son un cáncer” y esto, obvio, con los megáfonos abiertos. Lo mejor, la cura para ese “cáncer” está en nuestras manos.

Unámonos, verán como lo logramos, pero cada uno por su lado, imposible. Es verdad, los asociados tenemos una responsabilidad y es la de velar por el club más allá de nuestra comodidad, grado de consanguinidad o amistad. El Cali es primero y el Cali lo hacemos todos, juntos, asociados, hinchas, plantel y demás. El Comité ejecutivo debe, con acciones claras, mostrar que es uno de fiar, no tratar de tapar lo que todos ven y procurar siempre mostrar lo bueno, por Dios, muestren lo bueno en vez de estar tomando pantallazos o llevando chismes de quienes no estamos de acuerdo con la forma en que se hacen algunas cosas. Mas ideas, mas gestión, menos bochinche y berrinche.

TRES: Generación de recursos y administración responsable. Ojo, el palo no está para cucharas y sabemos que somos una organización deficitaria que no sobrevive sin la venta de canteranos, pero, ¿qué hacemos por los canteranos? Entiendo que este año usamos 12 nuevos talentos, sí, pero ¿cuánto jugaron más de dos partidos? ¿bajo qué esquema? No hombre, no estamos para seguir prometiendo aquello que no se puede tener.

Creo que es el momento de ser claro con la hinchada y decir: nos la jugamos con la cantera este 2019, tal vez con un refuerzo adicional a los que ya están en la nómina. Pretender seis refuerzos es un despropósito, no hay plata, la apostamos toda en Pelusso.

Invitar a la gente a asociarse cuando no sos atractivo es complicado, yo sigo pagando mis cuotas por compromiso y amor, pero el retorno es cada vez menor y así es muy difícil.

Hay que moverse, moverse mucho y bien, pero no la lengua, esa que nos ha tratado de “pseudohinchas” o la que ofreció “llegar a tres finales” este 2018. Necesitamos firmeza, entrega, trabajo 24/7 y, una vez más, unión desde el discurso mismo para que, no sé cómo, aquellos que antes confiaron sus recursos al Deportivo Cali (y no hablo de la señora María Clara, por si acaso) lo vuelvan a hacer. Solos, orgullosos y “tramadores” no lo vamos a hacer.

Tres retos: jugar bien, ganar dándole y respetando el valor de la cantera no como el último recurso sino como el principal; enamorar a la hinchada y recuperar la confianza financiera. Tres tareas, nada más. Espero en la asamblea por venir veamos, no solo la radiografía del 2018 (que tal vez sea dolorosa) sino también un plan concreto, aterrizado, con metas medibles y objetivos claros digna de los ejecutivos estrategas que dirigen el club, digna de profesionales de verdad. Necesitamos respuestas contundentes y acciones de esas que hablan solas.

Hablando de respuestas, nunca me las dieron a los interrogantes de la entrada anterior excepto uno con quien siempre puedo hablar abiertamente, gracias por eso, porque las demás inquietudes ahí quedaron, en una tibia rueda de prensa y las respuestas de “alguien de la interna me dijo” como ya es prácticamente habitual.

Futuro, señores, se nos vino el 2019 y debemos asumirlo como lo que es: un reto que va a necesitar de cada uno de los miembros de la familia verdiblanca, unidos, creyendo, trabajando y, sobre todo, comprendiendo. Será difícil, pero no imposible, no si lo que hagamos se haga con transparencia, directos y sin pretender verle la cara de tonto a una hinchada demandante, con justa causa, porque espera que le cumplan con todo lo que se prometió.

Recordemos dos cosas, lo bueno no necesita defensa y el amor es ciego, pero no estúpido, no abusemos de eso y pensemos, seriamente, en el futuro.

Feliz navidad familia verdiblanca y del fútbol en general, abrazo grande y bendiciones para sus hogares.

Nos vemos, asumo en febrero, en el estadio, nos leemos por acá.

@Germanchos

*Foto: @AsodeporCali en Twitter.

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