Increíble. Si pateaba de primera sería el héroe, pero no: prefirió repetir el destino latinoamericano de aplazar. De dejar para después, de renunciar a la gloria. El delantero Joao Rojas tuvo el triunfo en sus pies, recibió en inmejorable posición, descontó un rival, quedó frente al arco suizo y… realizó la «jugada de más». La del adorno; o sea, la que no sirve para nada. La innecesaria.
Resultado: Johan Djourou rechazó, el balón cayó en poder de Ricardo Rodríguez que transportó la pelota por la banda izquierda y centró a 5,50. Allí la recibió un helvético -de apellido Seferovic- que le enseñó a «Rojitas» qué es definir de primera. Gol de Suiza. El 2 x 1 lapidario porque se jugaba el tiempo de reposición. Derrota ‘bananera’ y lo peor en el segundo final. Insólito: se podían tener tres puntos (o uno, si Rojas la reventaba a la luna) y se sumó nada. Cero pollito.
Me atrevo a decir que Ecuador perdió porque jugó «a la colombiana»: con un orden táctico decente y uno que otro chispazo de talento. Cuando utilizo esa expresión no me refiero a la Colombia de hoy. No: la de hoy disimula bien sus temores. Me refiero, sí, a la del último tiempo de Maturana y del mismo ‘Bolillo’ Gómez: un equipo que hace trabajo de demolición, que se defiende con la pelota y agrede cuando ve espacios. Sólo que Ecuador no tiene a Valderrama (y Aguinaga ya se fue) y Luis ‘Toño’ Valencia no apareció. Por lo menos no lo hizo en el ‘Mane’ Garrincha el domingo pasado.
¿Se habrá agotado el ciclo de colombianos en el país hermano? Injusto decirlo así: máxime cuando las tres clasificaciones de la nación ecuatorial han sido bajo la batuta de «cafeteros»; sin embargo lo avanzado en orden táctico y mística de trabajo con la «escuela colombiana»: Maturana, Gómez, Suárez y ahora Reinaldo Rueda, no consiguió los mismos progresos en la mentalidad. Sí. Pura cuestión de cabeza. Y no es culpa de ellos, porque el fútbol no es sólo desempeño atlético y entendimiento táctico. También es estrategia y ella se consigue superando miedos culturales y taras idiosincráticas. Hace poco escribí algo al respecto -relacionado con Colombia- con el triunfo de Nairo Quintana en el Giro de Italia.
Inevitable comparar procesos. La Ecuador de hoy se me parece a la Colombia de ayer. Es más: exceptuando a Suárez, han sido -allá- los mismo técnicos y en el mismo orden que acá. Según eso, estamos ante la posibilidad de tener una selección vecina potente para el futuro; claro, si la casi segura eliminación de esta Copa no produce un caos que empuje a los dirigentes a dañar lo avanzado, que es lo de más desarrollo en la región.
Pero la última palabra no está dicha. Matemáticamente se pueden clasificar. Pero si me piden apostar el grupo está resuelto: la robusta Francia y la insípida pero aplicada Suiza avanzarán a octavos. Compré la camiseta de Ecuador y la traje a Brasil. Ojalá la pueda lucir en un cuarto partido.
Postdata: escribiré por esta via y por el tiempo.com (blogotá) las incidencias del Mundial Brasil 2014 en clave de Selección Colombia. La última publicada fue: «Ganó la tricolor, perdió la Celeste»
Delantero frustrado que sólo resultó goleador jugando con los niños pequeños de la cuadra. Lector de sección de deportes de los periódicos y oyente de radio futbolera. Coleccionista de cuentos que tengan como protagonistas a la pelota y a quienes luchan por conquistarla. Llanero de cuna, pero feligrés del equipo rojo de Cali. Radicado en Brasil dónde vive una segunda luna de miel con el balompié: el matrimonio con el Flamengo (“O mais querido do Brasil”). Sociólogo por necesidad y Magister en antropología por vocación. Actualmente estudiando un doctorado en Rio de Janeiro; argumento que es pretexto para devorar fútbol por montones y estar en la fiesta de la Copa Mundo de Brasil 2014. Puedes seguirme en @quitiman
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