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El sábado entré al estadio con la secreta y dolorosa convicción de que Santa fe nos daría una paliza. En cambio, salí con la rabia de ver un Millonarios incapaz, que le perdonó la vida al otro equipo, y que no da muestras de reaccionar.

La verdad es que llevaba en la cabeza aquel clásico de 2005 que comenzamos ganando 1-0 con un gol de Nicolás García y terminamos perdiendo 1-4 con goles de Leiden Preciado y Aldo Ramírez. Pero no hubo tal.

De pronto por la ausencia de algunos titulares en Santa fe o tal vez -tal vez- por algo parecido al amor propio entre los jugadores de Millonarios, el equipo, a trancas y mochas, intentó hacer algo. Pero ni eso, ni los dos postazos, ni un par de errores de Santa fe, y ni un penalti que no fue, alcanzaron para meter un mísero gol.

En cambio, ante el rival de patio, el equipo desnudo todas sus debilidades. Vamos por partes.

En defensa: creo que la única razón por la que Cichero es titular es porque es venezolano. No más. Es un berraco, es un tremendo jugador, mostró mucho en su Selección. Pero en Millonarios ha sido un desastre. Es hora de que Henríquez tome el puesto, en compañía de Mera.

La indecisión de Páez respecto a los laterales sigue siendo una pesadilla. Leonard Vásquez y John Jairo Montaño son lo mejor que hay para la posición, pero el técnico no parece verlo, e insiste en meter a Luis Mosquera, quitándole especio a Vásquez y fuerza a la marca en defensa.

El Ringo, lento y desaparecido. Sólo lo vi cuando se arrodilló para rezar en el penalti. Y no le funcionó. Robayo tampoco lució. Y menos Del Castillo, lento y sin ritmo.

Más adelante, Ulloque se desapareció, con sus toquecitos hacia los lados. Lo mismo le pasó a Vásquez. Bastaron dos sacudidas del santafereño Torres para que se desapareciera del partido.

Y Arrechea… cualquier cosa buena que haya hecho se me olvidó cuando cobró ese penalti.

Después de la vergüenza frente al Bucaramanga creí que habían entrenado el cobro de estos tiros, pero no. O Arrechea no fue.

A quien hay que hacerle mención especial es a Luis Delgado. En adelante, su suplente, sin discusión alguna, debe ser Obelar.

Conclusión: no se le ganó a Santa fe el partido que se le podía ganar; el equipo se arruga cuando tiene el chance de ejecutar; el descenso está cada vez más cerca; y la cosa no tiene cara de mejorar.

Lo bueno es que siempre hay espacio para la risa: «Somos decentes» y «tenemos moral», le escuché decir sobre su equipo a un ex jugador metido a técnico…

¡Ah! Y me quedé sin plata estas dos semanas… Ojalá Cichero se la gaste en algo bueno.

 

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