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Gratitud eterna a Torres y el Chusco. Veremos qué trae Lillo, qué le dan, si los dirigentes nos cuentan cuál es su apuesta. El español no tiene la culpa de lo que se manejó mal. Veremos también -espero que así sea- si se anula el chiste perverso de ‘Juan Malillo’.
Llevo ya varios días dándole vueltas a lo que está pasando en Millonarios. He procurado enfriar la cabeza, poner a un lado la profunda tristeza (que va mucho más allá de lo futbolístico) por el maltrato a Hernán Torres y a Darío Sierra; dejar atrás la calentura por la desconcertante eliminación en los cuadrangulares; y poner en perspectiva la aún más desconcertante nueva realidad de este Millonarios.
Por alguna razón me ha venido a la cabeza una escena de ‘The Dark Knight’, la segunda película de la reciente trilogía cinematográfica dedicada a Batman. Seguro muchos la recuerdan. En ella, el Guasón se ufana frente al comisario Gordon de haber matado a muchos policías y le asegura que conoció mucho mejor que él a sus amigos y colegas. Según le dijo, es en sus últimos momentos de vida, los más tensionantes, cuando las personas dejan ver su verdadera naturaleza. Le aseguró que es ahí donde se sabe -por ejemplo- quiénes son cobardes, quiénes ruegan por su vida, quiénes son agresivos…
Acudo a ese ejemplo muy extremo para tratar de entender y explicarme lo que ha sido Millonarios en estos días tensionantes, confusos y tristes. Pienso que la eliminación prematura y el bajón futbolístico, seguidos de los intempestivos relevos en lo técnico y lo directivo parecen haber sacado las verdaderas intenciones, motivaciones y realidades de varias partes involucradas: desde los jugadores y los directivos hasta los dirigentes y los medios…
Lo poco que sabemos
Y no es que esté llorando sobre la leche derramada. Es un hecho: ni Torres ni Gaitán están más. Millonarios es ahora un equipo regido por un grupo de «nuevos inversionistas» sobre los que poco sabemos, pero quienes, al parecer, son tan poderosos en el juego de los equilibrios de poder al interior de la junta directiva que de un plumazo pueden cambiarlo todo. 
Sabemos que viene un nuevo presidente, que las disputas por el poder están a la orden del día. Y sabemos que un nombre como el de Juan Carlos Ortíz, de quien tanto se ha hablado con relación a la directiva del equipo, aparece también en algunas páginas investigativas de los medios de comunicación. Eso no lo convierte en un delincuente, ni más faltaba, pero me parece un desgaste innecesario para Millonarios.
Confío en las intenciones de esos nuevos dirigentes. Al fin y al cabo es su plata y esto es un negocio. Lo cierto es que no deja de ser paradójico que sin siquiera haber terminado el campeonato y en medio de esa ‘crisis exprés’ que vivió Millonarios en el último mes se hubieran revelado todos estos cambios intempestivos.
Fue como la ‘tormenta perfecta’. Un equipo corto de nómina, sin piernas ni posibilidades de recambio técnico por cuenta de una nómina corta y un bajón de ánimo que, a mi juicio se venía arrastrando desde la final de la Copa Colombia, dieron el chance para la injusta salida de Torres. Y ahí las cartas se destaparon. En el momento de mayor tensión, chao Torres, hola Lillo.
Entiendo el cansancio y desconozco el ambiente al interior del equipo. Pero faltó alma, faltó la mística que tantas veces compensó las fallas futbolísticas. Ví a varios jugadores (Otálvaro, Ochoa, Ramírez, Asprilla…) con más ganas de tomar ya el receso de fin de año que de estar jugando. Son ciclos, es comprensible, pero eso queda en la retina…
Una salida a todas luces desconcertante. Salvo algunas opiniones aisladas, ni hinchas o periodistas señalaron a Torres como responsable principal de la mala campaña. Por eso entiendo las reacciones airadas por la decisión. La gente todavía resiente la salida del técnico que hizo lo que tantos, tantísimos, fueron incapaces de darnos nuevamente: una estrella. Pero en fin.
Bienvenido Lillo, pero…
Las circunstancias se han unido para que la llegada de Juanma Lillo, un técnico que muchos jamás escuchamos nombrar, se dé en medio de un ambiente que, ciertamente, no es el mejor. Primero, se argumenta que no es alguien de ‘el medio’, algo parecido a lo que se dijo en su momento sobre -perdón la comparación- Juan Carlos Osorio. No obstante, al parecer José Portolés, quien según se ha informado será el director deportivo de Millonarios, lleva casi seis meses en Colombia conociendo a jugadores y entorno. Una noticia que tranquiliza un poco, pero deja ver que la salida de Torres se venía trabajando de tiempo atrás. Qué bello, qué lindo.
Se habla también de los descensos de algunos de los equipos que ha dirigido. Aunque no deja de ser un dato ‘jarto’, no me parece concluyente. Además de los sistemas de campeonato, el nivel competitivo de los equipos dirigidos por Lillo, comparado con sus rivales ‘triple A’ en España y México, es diferente al de Millonarios en el contexto colombiano. O al menos se ha dicho eso. Que van a invertir.
Todo ha sido de oídas. Ni Lillo ni los genios que sacaron a Torres a las patadas han salido a contarle a la gente cuál es el proyecto, sus objetivos, su visión, sus fases…
De oídas y chismes también se han mencionado refuerzos. Se habla de Sebastián Villota, muy buen y joven volante ofensivo del Pasto a quien me encantaría ver en Millonarios. También del experimentado Fabián Vargas, cuyo presente dista un poco de los muchos títulos que ha ganado internacionalmente. Y se menciona a Andrés Orozco, quien llegaría a integrar la defensa…
Nombres de muy buenos jugadores como Cristian Marrugo, Robin Ramírez, Diego Herner o Jimmi Chará (para mí, un prospecto de crack), se han dejado de mencionar o ya suenan para otros equipos.
Todo dependerá de lo que Lillo decida y vea que necesita. Así se lo dijo al diario Marca. Esperamos saberlo pronto
Lo que viene
Veremos qué trae Lillo. Veremos qué le dan. Veremos si los dirigentes nos cuentan cuál es su apuesta, cuáles as metas. El DT ni siquiera ha llegado y no tiene por qué pagar los platos rotos de lo que pasó antes, de lo que se manejó mal. Veremos -espero que así sea- se anule el chiste perverso de ‘Juan Malillo’.
El camino comienza con dudas. Siento que se ha desandado mucho de lo que se construyó en los últimos dos años y temas prioritarios (sede, lugar de entrenamiento, manejo de pases…) han quedado opacados por este salto incierto y pésimamente manejado en términos de manejo de la información.
No creo que hacerle mal ambiente a Lillo sea la solución. Se va a poner la camiseta de Millonarios y, por principio, no puteo ni maltrato a nadie que la tenga puesta. Pero entra con matrícula condicional por circunstancias que, en muchos casos, no son ni siquiera su responsabilidad. De hecho, sectores de la hinchada, los mismos Comandos Azules -quienes inexplicablemente putearon a Candelo en el partido ante Caldas- en una comunicación que circula en redes sociales hablan de no apoyar la marca, Millonarios, no abonarse, entre otras propuestas.

Tendrán unos zapatos grandes para llenar tanto el español como los jugadores que traiga. Torres y el ‘Chusco’ no son solo técnicos ganadores. Se metieron en la historia azul y en los corazones de millones de hinchas. Junto a jugadores como Wason Rentería, quien no sigue más, nos dieron la más grande alegría y le metieron amor a este equipo. No cualquiera se vuelve ídolo en Millonarios. Hernán y el ‘Chusco’ lo son.
A esperar. Ya habrá tiempo de hablar de quiénes se van y quienes se quedan. Lamento si el post quedó largo, pero espero haber plasmado lo que sentimos como hinchada.
Espero de corazón que las cosas se hagan bien y el 2014 nos traiga alegría, seré el primero en reconocerlo y destacarlo. Espero que los temores sean solo eso. Espero que el Guasón no esté en lo cierto…
Feliz Navidad y un 2014 lleno de felicidad, triunfos, amor y La 15
¡Vamos Millos! ¡Hoy y Siempre!
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Pd: Que la estrella se quede en Cali.

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