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Con el empate en casa frente al Junior, Millonarios comenzó a gastar su margen de error. Sin agresividad, sin presionar, sin agredir y respaldando siempre al equipo, estamos en condiciones de pedir buenos resultados.

El partido del domingo me dejó un mal sabor de boca. Aunque Millonarios jugó el peor primer tiempo que le haya visto en la era Páez, lo tuvo todo en el segundo tiempo para remontar.
Y no ganar cuando tienes los jugadores y las opciones para hacerlo, molesta. Este Millonarios no es un ‘dream team’, pero no es tan limitado como el de otros campeonatos. De ahí el mal sabor.
Pero bueno, vamos por partes. La defensa falló por momentos. Mera y Henríquez se descoordinaron en algunas jugadas. Hay que ver a Cichero. Me cuentan que en algunos entrenamientos Páez ya ha intentado combinaciones Mera-Cichero y Henríquez-Cichero.
Leonard Vásquez volvió a mostrarse inseguro en algunos de sus regresos, tal y como se le vio en el clásico de la Copa Colombia, pero me sigue convenciendo más que Perlaza. Se va tomando confianza.
Pero hablemos de la mitad del campo. En el medio, creo yo, estuvo el pecado y luego la redención de Millonarios. Elkin Blanco y Ómar Rodríguez comenzaron como titulares. Tremendo colador. Rodríguez no estuvo y Blanco, trabajando por dos, pero también por debajo de su nivel, no pudo frenar a los costeños.
Algo parecido ocurrió más adelante con Pajoy a quien, pese a un par de remates, no se le vio cómodo.
Me da la impresión de que Páez lo quiere poner a jugar parecido a como lo hizo hace un tiempo en el Cali, es decir, llegando por las bandas. Pero creo que donde mejor se siente él es adelante, en punta. Allá, haciendo goles es que le fue tan bien en el Cúcuta. Además, no creo que estorbe a Arrechea pues Pajoy se mueve de una banda a otra, siempre buscando el balón.
Volviendo al cuento del medio, Robayo ciertamente le cambió la cara al equipo cuando ingresó por Rodríguez. Lo mismo hizo Ómar Vásquez al ingresar por Pajoy.
El gran balance, al margen del empate, es que Robayo tiene que ser tiular desde el arranque. Y creo que su compañero no debe ser Elkin Blanco. Debe ser José Amaya.
Sí señores. Quiero ver al Ringo de titular. Creo que fue el jugador que le puso ritmo a Millonarios contra Santa fe, el que se echó el equipo al hombro. Un jugador con esas condiciones es el respaldo que Robayo necesita para irse al ataque y hacer goles como el del domingo.
Una reflexión final: uno con el estómago lleno trabaja más contento. Y un jugador sin la preocupación del salario, sus prestaciones o la seguridad social puede ocuparse solamente de jugar, de jugar bien.
Que nuestros jugadores se preocupen entonces de eso.
Nosotros, por nuestra parte, solo tenemos que apoyarlos, insisto, sin agresividad, sin el fastidioso y mala leche ‘moevete Millos, movete’.

***
Quedó definido el horario del partido del fin de semana. El sábado a las 6:15, en Cúcuta, Millonarios tendrá una oportunidad de oro para recuperar los puntos que se perdieron el domingo.

¡Sus comentarios, como siempre, son bienvenidos!

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