Bien dice el dicho aquel, muy a lo Chapulín Colorado, «una goleada no hace verano», «una golondrina tuerta no puede con Pecoso»; bueno, la idea es esa. Deportivo Cali aplastó, como escribirían los cronistas deportivos, al Tolima en 16 minutos el pasado domingo en Palmaseca. Desde el arranque del juego se vio a un Cali enfocado en ganar, uno que quiere salir del bache, mostrar lo que en verdad tiene para dar.
Nuestro Deportivo Cali jugó con pases rápidos, bandas abiertas y amplio despliegue ofensivos como «ofensivo» fue el trabajo de Wilmar Roldán, un juez que, misteriosamente, por fuera en prensa de garantía mientras que en el Coloso de Rozo es garantía, si, pero de que lo hará de la peor manera, incitando, provocando a jugadores e hinchada y, en su estilo de pasarela, hará que un partido bonito se recuerde por un arbitraje cochino. Es otra historia y la verdad, tristemente, la Comisión arbitral de la Federación y la Dimayor ya nos tienen acostumbrados.
Menos mal (aunque no tenían por qué pero con ellos nunca se sabe) no sancionaron a nuestro Pecoso Castro por las declaraciones que entregó en días pasados y por las cuales le habían abierto una investigación. Dicha investigación, al parecer, fue tan exhaustiva que no les dejó ver la agresión al jugador del Junior en el Atanasio así como tampoco pudieron ver en el campo o por televisión e incluso la web, la gresca entre los «hinchas» de Millonarios en el Campín. Gente ocupada esa de Dimayor, trabajan mucho por nuestro fútbol.
Aprovecho la oportunidad para felicitar de manera muy cordial al comisario de campo del estadio del Cali único en el país que tiene visión 20/20 (en los dos ojos) y habilidades narrativas impecables para elaborar reportes. Es un ejemplo a seguir.
Mejor concentrémonos en la pelota, hablemos de Fútbol, ¿no? ¡Fútbol!
Les decía, nuestro «tridente»conformado por Sambueza, Preciado y Borré con el resurgido apoyo de Roa y el trabajo impecable de Helibelton logró del minuto 5 al 21 conquistar cuatro goles para una ventaja clara y contundente. Centros precisos, pases calculados, remates a distancia con convicción y deseo fueron la clave de esas anotaciones. Punto a favor, mejor, tres puntos a favor desde un Deportivo Cali siempre orientado al ataque, un Cali decidido a ganar, a golear y gustarle a los 8.000 que fuimos, los 8.000 de siempre.
8.000 que seguimos al pie del cañón, incondicionales y sin importar qué estaremos para y por nuestra Institución amada así algunos nos tilden de alcahuetas y hasta «burros» porque si, el Deportivo Cali tiene una serie de pseudohinchas y casi todos son de ese talante a quienes agradecemos su no asistencia el domingo porque la ausencia de su mala leche, su mala vibra y sal, mucha sal propia de quienes sólo van a finales y con boleta regalada, nos permitieron gozar, hasta donde Roldán quiso, de un espectáculo futbolero que ilusiona, que reconforta y que nos dio un respiro en medio de un par de malos resultados a los que los medios locales bautizaron, entre chismes, «amago de crisis». Siento que estoy como cobrando, que feo. No lo hago más. Me excuso. Pero en serio morrocos queridos, por Palmaseca no vuelvan, menos con boleta de cortesía, eso es más feo que esperar un mal resultado del club para celebrar tu amargura.
Fútbol, fútbol.
Deportivo Cali ganó. Nuestro poder ofensivo no tiene discusión. Harold Preciado con los dos tantos logrados en el juego frente al Tolima llegó a 50 como profesional a sus 21 años. Crack, «el mejor del torneo así hayan premiado a otro» como le leí a Alejandro Pino. Llegó el gol de Borré, vuelta a la red esperada y necesaria. Amplicado Roa, entregado Sambueza y en plena producción ofensiva Palacios. Bien, muy bien. Gratificante.
Eso si, porque acá no se trata de elevarnos como la espuma de una cerveza mal servida, es mejor estar aterrizados y aceptar que le ganamos a un rival confundido, sin mucha resistencia y que cuando se repuso de los golpes y se reorganizó generó opciones de gol que supo controlar Luis Hurtado magistralmente con tres atajadas de antología y dos colaboraciones de los palos sagrados de Rozo. Cinco opciones tuvo el vinotinto y oro, esas, muy a pesar de ir arriba por cuatro goles, son demasiadas.
El equipo siguió permeable en la mitad del campo por donde los visitantes tuvieron en gran parte del juego transito libre debido a lo pegado de las líneas en defensa. Los centrales, aunque efectivos, siguen dejando espacios a sus espaldas. Bien Hurtado, muy bien sorteando los remates pero lo de la marca, los espacios entre las lineas y la reacción debe tener trabajando a Castro Losada. Yo lo haría.
Ganamos, eso es importante y por goles que, en este tipo de torneos es más importante aún. Atrás quedo la derrota del primer juego y la sensación de que los muchachos estaban entregados y sin ganas. Reapareció la motivación, volvieron los goles y la contundencia así como los jugadores que queremos ver, los que corren y meten, no los que flotan y se sacan selfies.
Hay un camino largo adelante y «una goleada no hace verano» falta solidez en defensa, falta asegurar el medio, esperemos ese nivel que queremos los 8.000 de siempre y los otros hinchas del Cali sea el mismo que el Pecoso está buscando y el mismo que el comité ejecutivo está exigiendo. Hay con qué, de eso no hay duda, sabemos cómo hacerlo y está demostrado y, como primer paso, fue un paso muy bien dado, ahora toca mantener ese andar solido y hacerlo más fuerte porque lo que viene no es fácil, lo que viene será una verdadera prueba.
Eso si, como lo manifestaron los mismos integrantes del club, «mejor corregir ganado que perdiendo».
Me alegra saberme victorioso, me alegra haber podido estar en Palmaseca apoyando a Pecoso y a los muchachos con mi aliento y critica constructiva. Me alegra saber que el respeto de los jugadores por la camiseta está intacto y que, estuvimos en ese partido y que parece seguirá así, gracias a Dios a pesar de los enemigos, remando para el mismo lado. Ante La Equidad el próximo domingo de visita en Bogotá y en el hermoso horario de matiné lo veremos.
Estoy un poco más tranquilo con el equipo, una goleada logra eso.
También estoy feliz de estar de vuelta en La Sultana tras mi paso por Bogotá y feliz, y mucho, de poder ir al estadio a compartir con mi familia de los domingos. Lo seguiré haciendo sin importar qué o quién porque de eso se trata, de estar. Prefiero, lo hago, aparecer en las buenas, pero sobretodo en las malas, como los 7.999 que me acompañaron el domingo porque, aunque se agradece, en las buenas está cualquiera.
Nos vemos en Palmaseca, nos leemos por acá
Germán Salcedo Cajiao
*Fotos: Futbolred.com y ElTiempo.com
Como siempre Apoyo Total al DeporCali.
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Buen post
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