Lo dicho, dicho está.

Me gusta, debe ser porque soy igual, el estilo fresco, directo, simple y franco de Fernando Castro para decir las cosas. La naturalidad de sus palabras seguidas de esa sencillez que le imprime al discurso así como el hacerlo desde el corazón te dan la certeza de que lo que dice no sólo es cierto, sino que es algo de su entera convicción.

Creo en Pecoso, le creo. Es un tipo que trabaja, que sabe lo que cuesta el llegar alto a nivel profesional y por eso hace respetar la profesión desde todo punto de vista. Me gusta que sea un formador para los canteranos, que procure dar ejemplo con sus historias del ayer y las lecciones de Bilardo, buenas o malas, siempre efectivas.

Pero no por eso voy a estar 100% de acuerdo con él, con el tono de sus palabras o con algunas de sus afirmaciones. No es necesario, se sabe, estar de acuerdo siempre con quien admiras, hay, es deber, posibilidad de debatirlo, dudarlo y si es del caso, y la otra parte lo permite, señalar en donde podría ser mejor, en donde podría haber un error y esperar que pueda, si su voluntad lo permite, validarlo y corregir.

De lo dicho acerca de RCN y WIN entraré en un estilo tibio de no tomar partido pero la reacción de algunos hinchas del equipo de Postobon fue suficientemente elocuente. Es cierto, lo ganado no se los quita nadie, como también es cierto que los minutos al aire, el tono y los mensajes son diferentes dependiendo del equipo al que se refieran. Que no lo vean, o lo vean y no le hagan eco,  es otra cosa, si fuera mío tampoco le daría la razón ni hablaría de ello. Pero no da para descalificar lo dicho. Es triste como se tacha de «inusual» alguien acostumbrado a la verdad y hablar de frente cuando debería ser lo normal en un país que necesita justo eso, hablar con la verdad.

Respecto al fútbol, que es lo que en verdad cuenta, al final del partido de ida por la SúperLiga en donde, a base de control de balón y con una remarcable efectividad el Nacional se llevo la victoria por dos goles de ventaja Fernando Castro dijo que se encontraba «tranquilo».

Pues, ya hoy, un par de días después del encuentro yo, a diferencia del profe, no lo estoy tanto. Vi a un Deportivo Cali con ganas de aplastar al rival pero de una tibieza en la medular preocupante. Tibieza excepto en Andrés Roa al que sentí helado como nunca, tanto se notó su inconformidad que una de las múltiples fallas del juez Gamarra fue no expulsarlo tras una grosera pero elocuente patada a un rival. Roa no está, Roa se quedo celebrando el gol que, gracias a Dios, nos dio el titulo en el Atanasio unos meses atrás. Espero su regreso mientras espero que Pecoso le baje a la terquedad y se dé cuenta de esa realidad, el 10 no está.

No estoy tan tranquilo porque siento ausente a Borré, sus 14 partidos oficiales sin gol empiezan a pesarle. La ansiedad se da un banquete con el crack. Calma, calma. El arco se va abrir y llegarás a Madrid con una maleta llena de goles.

Nos ganaron, si, la serie va 2-0 y el partido de vuelta el miércoles 27 pinta muy complicado. Como hincha es mi deber esperar y alentar por un resultado a favor, por remontar, por dar la vuelta en el Atanasio una vez más. Estoy esperanzado pero soy cauto, esos cinco remates en el palo en el juego de ida me ilusionan para la vuelta pero me invitan a la razón. Sin meterla no lo vamos a lograr. Pero sé que se van hacer matar por lograrlo, ¿no?

Habrá novedades, si. Regresa Mera a la linea defensiva así como debutará oficialmente Banguero como lateral. Esperemos, de igual manera, que los minutos recibidos por Godoy le den para mejorar su rendimiento y que Sambueza (el ya famoso «frambuesa de Palmaseca) siga clarito y con ganas. Hablan de la posibilidad de ir con línea de tres en el medio pero no con el animo de defenderse sino con el objetivo de equilibrar la media cancha en donde, hay que decirlo, el rival fue superior.

Fe, esperanza e ilusión, cómo no tenerla cuando en tu equipo juega el mejor jugador del fútbol colombiano, si Harold Preciado, sos vos.

Una vez más, el tiempo para hablar ya pasó y lo dicho, dicho está. Es el momento para ver acción en la cancha, para que en ella quede todo lo que se dice o hace en los entrenos y se vea más fútbol, más seguridad y mayor contundencia. Talento hay de sobra, se sabe, ahora metámosle voluntad y dejemos atrás aquellos que con su mala leche desean que nos vaya mal, salimos, saldremos, como siempre, paso a paso todos juntos por lo que somos: El Glorioso Deportivo Cali. 

La Nueva Piel. Tenemos nueva piel. La colección 2016 de Umbro para el Deportivo Cali trae tres versiones de la camiseta de competencia (cada una por $174.900). Particularmente me gusta la verde, la titular. Los rombos le dan elegancia, le dan más belleza de la que de por si tiene la camiseta de nuestro Deportivo Cali. También está disponible la blanca y la novedad pasa por la tercera equipación, una llamativa camiseta neón que, por lo que he visto, a varios les encantó.  Todas estas prendas ya están disponibles en la Tiendas Umbro de Bogotá (Ccial Santa fe, Centro Mayor y Outlet de las Américas) así como en Cali en la Tienda verdiblanca en sus sedes de el Pascual Guerrero, Sede Alex Gorayeb y en la página web. Ya quiero la mía.

 

Palabras, palabras.

Un sector de la hinchada simpatizando con el jugador, como lo haría cualquier hincha del Cali, pedía el regreso de «Mabeto» Yepes al club. No se dio.

A Mario lo buscaron hace un par de años, el prefirió otro rumbo. Esta vez el «proyecto cantera» dificultó su regreso hasta que finalmente llegó primero su retiro.

A Mario Alberto le debemos mucho y sé que es reciproco esa sensación de deuda. Es y será un ídolo de aquellos que vimos su expulsión en Manizales ese diciembre de 1998, entre otras grandiosas jugadas que le valieron ese trapo en sur oriental que decía «¡Oh rey Yepes!«, lo era.

Pero, no se concreto su vuelta y ya cortemos el tema. No vino no porque Martínez o Pecoso no lo quisieran, al contrario, Fernando Castro lo respeta como persona y jugador, lo tuvo en 1997,  no vino ahora porque no era su momento, simple. Ahora el gran Mario Alberto se fue del fútbol activo y sin duda dejará un legado también fuera de las canchas. Gracias Mario Alberto, de verdad gracias y que sigan los éxitos.

No es lo mío pero hay que detenerse un minuto o un par en esto: las Palabras mayores, con ofensas no menores.

Carlos Antonio Vélez seguramente no leerá esto. No es de su interés pues no sale en Marca, no habla del Real Madrid ni mucho menos del Alianza Lima pero, así como no estoy de acuerdo con Pecoso en afirmar que está «tranquilo» si le doy la razón en las palabras, no en el momento o el escenario, acerca de «el tuerto» Vélez.

Algo pasó con él y algo le hicimos el Deportivo Cali para que deliberadamente comenzara una campaña que, al parecer, busca el desprestigio de nuestro presidente Álvaro Martínez. El tema parece personal en contra del presidente, en contra del club.

Levantar una historia basada en chismes, desmentida por sus protagonistas una y otra vez denota mala intención y las ganas o bien de protagonismo (rating) o una sed de venganza incomprensible.

El señor Vélez desde su micrófono puede decir lo que quiera pero ojalá recordará que aquello que no es probado y que atenta contra la honra de una persona o el valor del patrimonio de una empresa tiene una responsabilidad jurídica mayor. Es hora de, con respeto le recomiendo, medirse y responder por lo que se dice más allá del discurso de «la libre expresión». Sin pruebas son sólo chisme y la credibilidad hay que cuidarla.

A propósito, es curioso que el columnista de Antena 2 hable de esa libertad de expresión cuando la emisora desde su cuenta de Twitter (oficial por demás) bloquea a los usuarios que como yo, respetuosamente, le solicitamos aclarar una información.

Desde sus cuentas personales el periodista o quien sea, puede bloquear a quien prefiera para que no le escriba o no lo lea, pero que lo haga un medio es raro, ¿cierto?.  (Por si acaso, como debe ser antes de juzgar y hablar, yo si tengo pruebas de estar bloqueado por la emisora de RCN, ahí la puse).

Cambiando de tema al que nos atañe. Aunque lo dicho, dicho está es momento para dejar de hablar y empezar hacer. Basta de palabras, basta de esa usual «tiradera» entre nosotros mismos los hinchas. Deberíamos estar juntos y no divididos, menos por razones solamente atribuibles al ego. Debemos ser uno, creer en nuestra cantera y aunque no siempre estemos de acuerdo si estar seguros de algo: el Deportivo Cali es más nuestro que nunca por eso debemos cuidarlo de todo aquello que le haga daño.

Exigir respeto primero respetando. Juzgar con hechos, no con supuestos y esperar que tanto Pecoso como los muchachos aprovechen su talento sin soberbia, sin terquedad, con sacrificio y mucha humildad. Los resultados positivos van a llegar.

Somos el Deportivo Cali y eso a mi me llena de orgullo y no por un mal resultado me voy a venir abajo, al contrario, me motiva para ir a buscar pronta recuperación, darle la vuelta y gritar campeón, Cali, campeón.

¿Muy romántico? si, así soy yo. De los que se abona sin importar qué, de los que compra camiseta original y la luce con orgullo. De los que acompaña al equipo de visitante sin provocar al gentil local.

Soy un romántico del fútbol, me gusta limpio, por el gusto por el juego, lejos de escándalos, malos empresarios y micrófonos o diarios llenos de odio y mala fe.

Soy un romántico pero no creo en promesas, creo en los recuerdos. Soy lo que soy, desde siempre un hincha del Deportivo Cali y me encanta.

Nos vemos en Palmaseca, nos leemos por acá, bueno los de Antena 2 decidieron que mejor con ellos no.

Germán Salcedo Cajiao

@germanchos

Fotos de Futbolred.com, Umbro Colombia y archivo personal.

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