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Festejo.jpgCuadrado-Pele.jpgFotos: Luis Eduardo Martínez





















Enero 17 de 2010

Por: Azzurro

Este fin de semana Millonarios jugó dos partidos de preparación
de cara al primer torneo de 2010. Uno de ellos en Ecuador y el otro en el
Campín, con Pelé abordo. Si bien en uno perdimos y en el otro ganamos, hubo una
constante en estos dos partidos que me hizo pensar y que me hizo sentir una
gran frustración: en los dos partidos predominó la presencia de los pelados, de
los canteranos, de los que han sido hechos en la casa.

Durante años, la administración liderada por Juan Carlos
López aseguró que en Millonarios los procesos a largo plazo eran imposibles. Decían
que los hinchas azules, sedientos de títulos, no esperaríamos que un proceso
con los jóvenes nos llevara a las finales. Fue por esa razón que los Quíntuples
(López, García, Robledo, Reyes y Rendón -las 3Rs-) optaron, por años, en
contratar costosos jugadores que fracasaron, uno detrás de otro, en la tarea
que se les había encomendado. El problema nunca estuvo en haber optado por la
fórmula de usar jugadores caros y experimentados para salir campeón. El error
estuvo en insistir una y otra vez en este camino, así los hechos demostraran su
fracaso, mientras las finanzas del equipo se desplomaban aún más.

Todos los hinchas sabemos que difícilmente seremos
campeones instantáneamente con jugadores jóvenes e inexpertos. Pero también los
hinchas sabemos que estos jugadores tienen características que no tenían esos
jugadores caras duras y mercenarios (Milton, Marinelli, Ca$ierra y tantos más).
Los jóvenes tienen hambre, dignidad, amor y entrega. Quieren ganar y demostrar
que son diferentes. Simbolizan las raíces de nuestro equipo. Vienen «limpios» a
demostrar que pueden y que lo que han aprendido en las inferiores de
Millonarios los puede convertir en jugadores valiosos que podrían sacar a
Millonarios de la crisis profunda en la que se encuentran sus finanzas.

Tristemente, la presencia de los jóvenes en esta etapa de
Millonarios no es producto de la convicción o visión de nuestros dirigentes. Por
el contrario, su presencia responde a la necesidad, a la pobreza, a la crisis.
Y esto es lo que me frustra. El proyecto deportivo que tantos estábamos
esperando aparece justamente cuando varios estamos pensando no volver al estadio.
Aparece justamente en el momento en el que algunos hinchas prefieren boicotear
todo lo que huela a Millonarios, auspiciados por organizaciones que presentan
alternativas interesantes para Millonarios pero que están influenciadas por la
presencia de antiguos dirigentes azules que ya han fracasado al frente de
nuestro equipo. Aparece justamente cuando la hinchada está más golpeada, más
burlada, más humillada.

Muchos tendremos que resolver rápidamente el dilema de ir
o no al estadio. Tendremos que tomar una postura clara y coherente. Podremos
abandonar el estadio; podremos insistir y comprar el acostumbrado abono anual;
o podremos convertirnos en «clasiqueros» e ir al estadio cuando nos dé la gana,
cuando Millonarios se merezca nuestra presencia.

Pero esto es justamente lo que me duele: le gasté tiempo,
plata y energía a esos jugadores mercenarios durante años. Cumplidamente fui al
estadio verlos trotar y jugar con los sentimientos de los hinchas.
Insistentemente me colgué un audífono en misas, matrimonios y reuniones
sociales para ver cuál era el marcador de mi equipo. Y es justo ahora, que son
los pelados los que toman el barco, cuando estoy dudando volver al Campín -como
muchos otros hinchas- con el fin de protestar por la incapacidad de los
actuales dirigentes de aceptar su fracaso y retirarse.

No parece justo que estos pelados no disfruten del apoyo
ciego que sí les dimos a esos jugadores pechos fríos que desangraron nuestra
institución.

Aún no sé qué voy a hacer. No sé si iré o no al Campín.
No lo he decidido. Pero quiero que quede claro algo: mi apoyo por los muchachos
(porque lo tendrán) no se podrá interpretar como apoyo a los Quíntuples. Ellos
fracasaron y deben irse. Los muchachos tienen todo su futuro por delante y son
el futuro de Millonarios. Podrán perder y equivocarse pero tendrán nuestro
apoyo. Espero que este año pueda dejar de decir que Millonarios es una hinchada
sin equipo. Espero que estos muchachos le den una lección de dignidad, amor
propio y vergüenza a aquellos que se niegan a dejar avanzar a nuestro amado
equipo.

Me duele Millonarios.











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Azzurro

 

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