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Un partido bueno, creo que muy bueno. Una vendetta deseada y un Junior distinto.

Como si la urgencia de ganar fuera su categórico salvavidas, Junior lució victorioso, con ánimo, con alegrías y por supuesto gustando más por los tres puntos que por el juego exhibido en el Metro ante un Real, o mejor ante una «ficción», que por momentos se apoderó del balón sin juego útil y mostrando falencias de llegada que nunca, excepto algunas basurillas, que no asustaron ni al más tonto de los pocos asistentes.

Hoy en el Metro, abandonado por sus hinchas, pero como siempre hermoso templo caribeño, hoy más que nunca, Junior mostró avances que se habían perdidos en otras gestas: Valencia demostró que como volante tiene calidad y llegada acompañante pues sus lances por la izquierda asemejan a un jugador de altura, compárese con Rincón, Asprilla de talla alta; y no sólo su físico de Moll sino su correr de tejedor pues cada vez busca paredes, arma relaciones y su pegada, un tanto débil, es efectiva tanto para pases gol como para meterla en la red.

Un Fawcett, descarado y pretencioso pues sus atrevidas bifurcaciones representan la más pura e infantil travesura por su izquierda, encontrando al Valencia de hoy, y constituyéndose en una dupla que si se aprovecha, daños por venir se acercan como vendaval, pues si se le agregan Bacca y Ruíz, diabluras callejeras como cuando eran pelaos sucederán.

La organización del equipo hoy, en cuanto a su tejido y funcionalidad estuvo todavía lejos de lo que se desea, Junior demostró actitud a pesar de un Jossimar, un García, y un Otálvaro recuperado. Recuperaciones, asociaciones y bloqueos fueron hoy, sumándole los tiros al arco que fueron muchos, la persistencia de pagar una factura que Junior empieza a pagar a sus hinchas.

Ojalá que no se atrase en las cuotas y sea constante con esos pagos pues, la Libertadores, Copa y Liga, son los escenarios por medio de los cuales el lente calificativo y crítico, evalúe su rendimiento.

El gol de Valencia como el de Bacca son las nuevas prendas. Son la creencia para satisfacer un porvenir exitoso como el que se desea; son además, la piedra angular de la FE que se le tiene y tendrá a Junior en sus gestas venideras.

Me preocupan sin embargo otras cosas: la falta de puntería de Jossimar, la pegada débil de Valencia, la ausencia de Páez, el bajoncito de Gio, la cojeada de Viera, el «paseo» de Ruíz en el área y sus caídas constantes (aunque hoy se movió y se asoció más con Bacca), la inasistencia del público, las nóminas variables de Quintabani, el desorden para entrar al Metro (sobre todo en el partido de hoy), la cantidad de niños corriendo por las tribunas (no lo había visto en otras oportunidades), perros sin dueños también corriendo, en fin.

Y lo que no me preocupa es la valentía, la gallardía, la alegría sentida de los pocos hinchas que asisten al Metro; sobre todo la confianza que ellos proyectan. Es increíble cómo gozan y prospectan amor por su ciudad, región y equipo; son gente muy respetuosa.

Chulespe volverá. Desde el Gremio-Junior.
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