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Jun 1, Nal 1
Un partido entre Tiburones y Verdolagas como para recordar y olvidar pues el fútbol, deporte de contradicciones y ambiguedades enloquece a la lógica. 
Pero ¿por qué la lógica se pone como medidor de una gesta? Pues el que mejor juega gana y esto no es cierto. EL Nacional como siempre un elegante equipo, aguerrido, táctico menos que futbolero, tocador, geométrico positivo y goleador, en el Metro lució bien, creo que muy bien. 
¿Merecía ganar? Y ¡miren! que no, empató ante un Junior que confundido y que en efecto, parece que no jugó lo que sabía y venía haciendo.
Junior fue un poco enredado la mayor parte de los noventa. Sus líneas tocaron y tocaron, está bien, tuvo la pelota al igual que los Verdes, pero a diferencia de los Paisas, se perdió en su misma salsa; corrió, luchó pero fue más subjetivo que objetivo. ¿Cómo es esto? Sí, la objetividad es más colectiva y Junior se desdibujó en un plan extraño, pues los aleros defensivos fueron tímidos caballos sin aletas y por eso no fueron tiburones veloces. 
Además, el Verde mostró que sus líneas defensivas, la media se construyó hasta con cinco y más los cuatro defensas, armó un bloque que Junior no pudo traducir y entonces se vio a un Gio arrugado y falseando con sus caídas, faltas fuertes para instalar su mortero en posibles tiros libres que llegaban sin fortuna. 
Gio fue un armador perdido y solo.
Los cambios de Orozco -al final, oye Cheché-, nada que ver hermano. Sólo desnuda una impotencia apresurada de tu saber técnico; Jossimar quizá antes tenía que entrar pues García estaba lejos de ser lo que hace rato viene desnudando: una pérdidad paulatina de sus funciones originales. Nadie, sólo Bacca y Cortés mostraron una diferencia. 
Es así que Amaya se mostró vengativo, aguerrido pero abusador de su «pata» correctiva, es un verdadero policía normativo. 
Esta vez Cortés apoyó de forma distinta la ofensiva; me parece que hoy Cheché se equivocó y para bien de él y de una fanaticada numerosa y alegre -como siempre-, enjuició a Junior en una noche de luna llena barranquillera, pues Bacca con su técnica artística de un frentazo, salvó el guión a un técnico que -me parece- lució confundido e improvisando un lenguaje asociativo falso; y ojo: Cheché que no supiste coordinar la relación, la unión y los enlaces entre los jugadores Tiburones. 
La estructura de los defensas, parece que no funciona así Cheché. 
¿Dónde está Fawcett? Parece que no te gustara un futbolista que se proyecta con sus cuchillas sorpresas y salidas. 
Otálvaro se mostró sin hambre y Valencia que nunca va al ataque cuando es punta defensivo, esta vez y como siempre fue tímido. 
Ojo a tu defensa y al diseño que planteas con ella Cheché. Puedes tirarte la asistencia al Metro y a un Junior emblemático como equipo grande; ya saben los equipos que nuestra defensa es lenta si la diseñas tal cual jugó ante Nacional. 
El equipo estuvo confundido en sus líneas y fue más individual que colectivo. 
Acuérdense del segundo tiempo ante Pereira: eso hay que repetirlo. Funcionó y ganó.  
Aún Junior no muestra una coherencia en sus líneas; aún Junior no potencia su secreto; veo a un equipo que encanta por chispazos, siento a mi Junior como un equipo sólo de detalles y no numeroso en juego coordinado. 
Chulespe volverá.
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