¿El fútbol colombiano ganando la Libertadores: misión Imposible?
A 25 años del título de Nacional y a 10 de la Copa alcanzada por Once Caldas, pareciera que posibilidad de que un equipo colombiano vuelva a ganar la Libertadores es cada vez más lejana. ¿Alguien se animará hacer de la utopía una bella realidad?
Hace unos años, cuando Nacional todavía estaba a seis títulos de Millonarios y a tres del América, nosotros los hinchas de Nacional utilizábamos a la Copa del 89 como nuestro «caballito de batalla» para demostrar nuestra grandeza y ubicarnos a la par de esos dos equipos. Ahora que estamos casi parejos en títulos locales, la seguimos mostrando cómo si no estuviera oxidada y a Leonel no se le hubiera encogido la melena. Por otro lado, los hinchas rojos y azules siguen subiendo fotos de Pablo Escobar levantando el trofeo en El Campín. Lo anterior nos muestra dos cosas: lo importante que es y todo el tiempo que pasó de aquello. Parece que nos hemos quedado en el tiempo porque la posibilidad de ganarla se ha vuelto en una cruel utopía.
No sólo han pasado 25 años de esa Copa, sino 54 de la última semifinal de Millonarios, 17 de la última final del América y 15 de la del Cali, 10 del título del Once Caldas y 7 de la semifinal del Cúcuta, que hasta parecía cercana. Por otro lado, en los últimos años, salvo la última participación de Santa Fe, las actuaciones de los equipos grandes ha dejado mucho que desear: América (2009) y Millos (2013) celebraron sus estrellas 13 y 14 siendo eliminados en primera ronda, Nacional (2012) cambio de técnico, un día antes de un partido decisivo y Junior (2010) fue eliminado en la primera fase por un rival con menos hinchada que Uniautónoma (Racing de Montevideo).
¿Qué tiene que hacer el fútbol colombiano para volverla a ganar o siquiera volver a sentir la adrenalina de una final? Me atrevo a hacer estas sugerencias:
Priorizar la Copa cómo máximo (o único) objetivo: Si afrontar dos campeonatos era difícil para los equipos colombianos, ahora gracias a los designios de la Dimayor, los equipos que juegan la Copa tienen que competir en tres y hasta cuatro torneos: la Liga y la Copa Postobón, la Superliga y la Libertadores. Es imposible afrontar con el mismo equipo varios objetivos al tiempo. Por eso, obligatoriamente, hay que hacer las llamadas rotaciones que popularizó Osorio. Más si este semestre arranca a finales de enero y termina a mediados de mayo por el Mundial. En Colombia, salvo Once Caldas en 2004 y Cúcuta en el 2007 (que jugaron con suplentes esos cuadrangulares) nadie ha sido capaz de patear el tablero y decir sin que le caigan los anillos: «quiero sólo la Copa«. ¿Nacional, por dar un ejemplo, que más tiene que demostrar en el país? ¿Santa Fe no superó los fantasmas con el cabezazo de Copete? A veces creo que los equipos, ante el gran dilema de elegir entre Liga y Copa, prefieren la primera por facilidad o en su defecto, se la juegan por las dos y que el destino escoja. A veces les sale bien cómo paso con Millos en 2012 y Nacional en 2013 pero de nada le sirvió a Santa Fe ser «el equipo que más jugó partidos en el primer semestre del año pasado«. Se quedo sin el pan y sin el queso.
Creer que si se puede: En los años 90, eran los equipos Colombianos los llamados a ponerle piedras en el zapato a los grandes del continente. Lo lógico era que llegaran a las semifinales e hicieran sufrir al Sao Paulo de Telé Santana, al Vélez de Bianchi y al Gremio de Scolari. Ahora un limitado Olimpia, un colero de argentina como Tigre y un Sao Paulo eliminado por Ponte Petra, parecen ser mucho para los equipos colombianos. La jerarquía de los gigantes del Atlántico aparece sólo por portación de nombre y camiseta y los equipos colombianos fallan en los momentos decisivos cómo en el cabezazo de Mariano Echevarría de Tigre en Bogotá. Si bien, los argentinos y los brasileños tienen la historia, la ayuda arbitral y dirigencial, les terminamos dando una mano si nos amilanamos en momentos claves. Jugadores de jerarquía cómo Juan Pablo Ángel, Faryd Mondragón y Omar Pérez están llamados a revertir esa tendencia.
Que la Dimayor y los demás equipos no castiguen a los que juegan torneos internacionales: Jugar una Copa Internacional en vez de ser un premio se volvió en un castigo para los equipos colombianos. No sólo tienen que viajar siete horas a Buenos Aires y subir a La Paz, sino que por lo apretado del campeonato, tienen sufrir la negligencia de sus rivales quienes no adelantan ni retrasan los partidos, sacando así ventaja deportiva. Ingenuos. Una buena actuación en el continente, estimularía nuestra desprestigiada liga. Por otro lado, en Colombia ha sido imposible hacer un campeonato que se juegue sólo el domingo para dejar los partidos de entre semana para las Copas. Los cuadrangulares se juegan miércoles, domingo y miércoles y así no hay plantel numeroso que lo resista. Todo se solucionaría con un torneo de 19 fechas como el argentino. Pero la Dimayor no es capaz de cambiar una tradición de 40 años. Los cuadrangulares hacen parte de nuestra indoscincracia, cómo el «sombrero vueltiao«.
Pese a este diagnóstico, creo este año firmemente que pelear la Libertadores, puede ser posible. Por lo menos Nacional mantuvo la base con que arraso en Colombia, Cali mantiene su proceso y Santa Fe trajo a héroes de del pasado reciente para ir por la gloria. ¿Este año se romperá el maleficio? Porque el más grande y el más campeón debe ser el que gane la Libertadores o la Sudamericana. No el que promociona videos con esa leyenda para vender o el que cree que los penales de Higuita fueron atajados ayer.
Tranquilo Mauricio, puede seguir teniendo Fe que esta a
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La tocata verde? La tocata verde es el Deporcali gracias a el bautizo de Pardo Llada..hombre dejen de copiar las cosas de otro como lo de «Rey de copas»
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Vaya visite la Tumba de Pablito y se arrepiente de lo escrito porque sino se crea su propia maldicion..Arrodilllese frente a su tumba y diga «Gracias San Pablito» ja,ja
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Articulo flojo, la historia pesa, boca es boca nal es nal pele es pele.
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