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Que el Cali este semestre no ha deleitado con su fútbol, sí. Que el Cali ha sido un equipo irregular, sí. Que llevábamos mucho tiempo sin ganar hasta la semana pasada, sí. Pero ahora somos colíderes, ganamos dos partidos y nos enchufamos y, lo mejor de todo, el partido del domingo frente al Caldas mostró un fútbol que agradó en el segundo tiempo y a pesar de terminar apretados, dejó un aire de tranquilidad.

En el fútbol hay términos tan constantes como tan ambiguos. Uno de ellos es ‘jerarquía’. Para la real academia de la lengua, jerarquía es: «Gradación de personas, valores o dignidades». Entonces me pregunto, ¿qué es jerarquía?. Si tenemos en cuenta la definición de la reguladora de nuestra lengua, vemos que es el grado que se le da a algo, ya sea un valor o una persona, entonces si quisiéramos aplicarla al fútbol tendríamos que darle un grado al equipo al que se le dice que tiene ‘jerarquía’ pero ahí surge el dilema, ¿cómo clasificar a aquel equipo para poder decir, ‘tiene jerarquía’? En el fútbol, como en la vida, hay formas de medición de resultados que muchas veces no demuestran el cómo sino que dan una cifra, en el fútbol son los goles y los puntos.

Bien, este Cali, cómo lo decía al inicio, no ha sido el que mejor fútbol ha demostrado. Este Cali nos ha sacado la piedra, nos ha puesto a sufrir y nos ha dejado muchas dudas. Pero este Cali hoy tiene 24 puntos a falta de cinco fechas para concluir la fase regular del torneo. Este Cali ha logrado afianzar una nómina titular fija. Este Cali le ha ganado a los llamados a pelear el título (Junior y América). Este Cali ha marcado 18 goles. Este Cali ha conseguido generar confianza en su arco de la mano de Blázquez. Este Cali por fin tiene jugadores de carácter en la contención.

Y sí, no hemos jugado bien, lo acepto, pero hemos ganado a pesar de eso. Entonces, ¿aplicaría el término ‘jerarquía’ para el Cali?, creo que sí. La jerarquía en el fútbol es lograr ganar como sea. Es que el equipo gana jugando bien pero también gana cuando pareciera no tener cómo hacerlo. Es que, así el otro pareciera tener más, en un momento de inspiración, sólo uno, se anote y se desequilibre un partido (como lo hizo ayer Batalla al final del primer tiempo cuando el partido no pintaba para nada o en Medellín cuando caducaba el juego).

De pronto Cheché no le ha dado al equipo en todos los partidos el fútbol que los hinchas queremos ver siempre en el Cali, pero ahora los jugadores, así sea jugando mal, se han acostumbrado a ganar, y en Colombia está más que demostrado que no es necesario jugar bien para ser campeón sino sumar, sumar como sea. Este Cali, sin ser favorito, va paso a paso demostrando que tiene madera para ganar, que consigue resultados, que tiene ‘jerarquía’.

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