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«Antes del partido con Bélgica, comenté en la charla técnica al final de la reunión: Muchachos, mátense porque si hay algo que no puedo soportar es ver las finales por televisión.» Carlos Salvador Bilardo – Director técnico Argentino

Los Cuadrangulares finales del Torneo de Ascenso no habían iniciado nada bien para América, no sólo por el hecho de haber perdido ante el Deportes Quindío, sino también por la pobre imagen que ofreció el equipo en el Centenario de Armenia. Un conjunto sin ideas, sin fútbol, apelando a los pelotazos y al juego de choque, algo que nunca vimos en el transcurso de la segunda vuelta, y sobre todo, lánguido tanto en la respuesta anímica como futbolística, salió derrotado de territorio cafetero.

Con ese panorama, el hincha Escarlata tuvo una semana intranquila, pensando en qué concepto veríamos en el primer encuentro como local en el Pascual Guerrero, temeroso por el modo de juego que emplearían los dirigidos por Hernán Torres, y sobre todo, con el temor ya fundado de que en los últimos campeonatos, cuando el estadio ha estado a rebosar, América no ha sabido manejar la presión y han sido más las decepciones que las dichas en su propio reducto.

Con todo y esos temores rondando en el ambiente, la gente respondió con un lleno imponente; la fiesta desde los cuatro costados del Coloso del barrio San Fernando estaba lista, el Pascual le hizo sentir a los jugadores Americanos que, lejos de la presión de otros años, ésta vez los casi 35 Mil hinchas que abarrotaron las tribunas estaban 100% con ellos; el aliento fue incesante durante los 96 minutos de partido, el Olímpico revivía noches de grandes gestas, y los corazones Rojos latían con más fuerza empujando al elenco Rojo.

Ya en el desarrollo del partido, se evidenció que Hernán Torres fue muy consciente del error que cometió en tierra quindiana. El hecho de haber alterado su estilo de juego lo traicionó tanto en el resultado como en el devenir del partido, y el Profe fue precavido para no caer de nuevo. Con la inclusión de Brayan Angulo, buscó darle algo más de trato a la pelota, y aunque al comienzo la idea no caló mucho, al ver al equipo algo incómodo, le resultó después del Primer Gol; con eso en contra, y con el dominio de la pelota, llegó la segunda anotación con un frentazo certero de “El Tecla” Farías, para prácticamente ponerle el sello al partido.

De la segunda parte no se puede hablar mucho; entre la expulsión –por demás irresponsable- de Jorge Vargas, y la poca idea que tenía Universitario de Popayán para tomar la iniciativa, se tornó en un monosílabo de América tratando la pelota, y el equipo payanés esperando a que los minutos pasaran para no irse con una mayor cantidad de goles en contra. Con eso, el final del partido se marcó, y el alma volvió al cuerpo, además, quedó la tranquilidad de que volvimos a ver a ese América que estuvo durante todo el segundo semestre como invicto.

Si bien volvió la tranquilidad a la hinchada después del resultado de ayer, hay que seguir actuando con mesura, porque aún quedan cuatro partidos en disputa, 12 puntos que hay que ganarlos como se deben, en la cancha, jugando al fútbol, y el rótulo de favoritos no nos asegura absolutamente nada – Si no me creen, pregunten cómo está la cosa por Pereira-. Hay que jugar, hay que jugar bien, hay que ganar, pero lo rescatable de todo esto es que el aficionado volvió a creer, a tener esperanza, a pensar en que este 2016 será el final del tormento de la B, y obviamente, hasta el último partido, la ilusión siempre estará ahí.

Cualquier sugerencia, queja, o lo que quieran manifestarme, pueden hacerla a través de mi cuenta de Twitter @ElTurcoPuertas, un abrazo a todos, y nos leemos en una próxima oportunidad en este “Rincón del Turco”, que estén muy bien.

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