“Lo primordial en esta profesión es ser justo. Nadie debe sentirse desplazado ni mucho menos. Los titulares y suplentes deben trabajar a la par”. Osvaldo Juan Zubeldía – Entrenador Argentino (Q.E.P.D)
El panorama de la noche anterior en el Pascual Guerrero fue tan extraño como el partido que se vio en su gramado. América jugaba en condición de local ante el Bogotá FC, con estadio a medio tendido, debido a la sanción acarreada por la invasión en Villavicencio. Ambiente extraño, por demás, si se compara con el lleno a reventar que se vio entre semana ante el Deportivo Cali por Copa, y con lo que ha sido la concurrencia de asistentes al Coloso del barrio San Fernando durante éste semestre.
La extrañeza de éste lunes se hizo aún más fuerte con la primera acción de “riesgo” del equipo visitante, al minuto 15 de la inicial. Centro al área de la portería norte, forcejeo entre el delantero Molina y Arnol Palacios, y un penal que francamente, la única retina que lo apreció fue la del árbitro boyacense Fernando Acuña. El mismo Molina patea el Penal, 1 a 0 en contra, y los fantasmas de noches dantescas aparecían y asustaban a más de un aficionado Americano.
Comenzaba el segundo tiempo y América seguía sin ideas, sin claridad, sin fútbol, y con el desespero a flor de piel. Bogotá aprovechó una pelota parada, y un error defensivo que fue casi calcado al del Gol del Cali el jueves anterior; un cabezazo de Molina al palo contrario de Fuentes, el partido 2 a 0 al minuto 4 de la complementaria, y si los fantasmas rondaban en el primer tanto, para el segundo parecían volver con toda su fuerza.
Y ahí apareció la mano de Hernán Torres, el DT escarlata echó mano de sus restos en el banco y se arriesgó para remontarlo, adentro el resistido Feiver, Lucumí, el mismo que salvó las papas ante Llaneros y Arboleda, que tuvo algunos buenos minutos en el Derby, afuera Ferreira, algo desorientado y lento, Jhonny Vasquez, que no tuvo su mejor noche, y Brayan Angulo, quien fue más sombras que luces durante el encuentro.
América comenzó a asediar el arco visitante. Inquietó como pudo, buscó abrir la férrea línea de 4 capitalina, hasta que el descuento llegó en una jugada individual de Jhonathan Álvarez. Pero la avalancha no paró ahí, luego vino el Golazo de tiro libre de Arboleda, el hermoso sombrerito de Feiver por encima de la humanidad del portero tras una pintura de pase del mismo Arboleda, y la tremenda anotación de Martínez Borja, quien se arrastró con su “carrocería” a 5 rivales en un recorrido de 40 metros para definirla al palo izquierdo del guardameta, y decretar el 4 a 2 con el que cuadro Rojo rubricó una remontada impensada unos 30 minutos antes del pitazo final.
Sí, ganó La Mechita, pero más que el equipo, el gran ganador de la noche fue Torres, quien supo leer el sombrío panorama, y darle el revulsivo que el plantel necesitaba para lograr los tres puntos, y sobre todo, porque demostró que éste América está hecho para sobreponerse a las adversidades de juego, y que más que el verbo y la palabrería, funcionan las ideas y el trabajo de la semana. El ganador fue Torres, porque anoche demostró, con todas las creces del mundo, que a pesar de estar muchas veces con el viento en contra, hay trabajo, hay sacrificio, y un compromiso serio para lograr el único objetivo, regresar a la máxima categoría del profesionalismo en Colombia.
Cualquier sugerencia, queja, o lo que quieran manifestarme, pueden hacerla a través de mi cuenta de Twitter @ElTurcoPuertas, un abrazo a todos, y nos leemos en una próxima oportunidad en este “Rincón del Turco”, que estén muy bien.
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