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“Es un problema del fútbol de hoy, los dirigentes saben muy poco” Johan Cruyff, ex jugador y entrenador Holandés (Q.E.P.D)

Decidí no tocar el tema hasta que la rabia se calmara un poco, hasta que las aguas fuesen un poco menos densas y tal vez la reflexión nos invitara a ver más allá del resultado; sólo puedo decir que fue un craso error, la rabia sigue y seguirá estando, las aguas siguen turbias y crecidas y no hay reflexión que quepa para tratar de defender el indefendible y paupérrimo juego de América en su caída por 1 a 0 ante el Bogotá F.C en la cancha del estadio Metropolitano de Techo.

Y no solo por el hecho de perder, a fin de cuentas, en el fútbol se ganan y se pierden partidos, lo que en verdad duele, enerva y enfurece, es la manera de caer ante uno de los rivales que, hasta éste sábado, sólo una vez le había ganado al Rojo en los 5 años de periplo por la segunda división. Es doloroso ver que el humilde Bogotá F.C –y como diría Marino Millán, no Peñarol, no el Cali, no Boca Juniors, no River Plate, no Atlético Nacional, sino el humilde Bogotá- le haya casi que perdonado la vida a un América decaído, sin luz, y sin ideas, y que de no ser porque el rival tenía chicos llenos enjundia, pero no un par de experimentados que resolvieran el pleito, se pudo llevar mínimo 2 o 3 anotaciones del gramado Capitalino.

Duele ver a un “equipo” (si es que se le puede llamar de esa manera tan generosa) tan descuadernado y divagante en la cancha, cometiendo errores que hasta jugadores de amateurismo podrían resolver con más consistencia, trotando con parsimonia como si el partido se fuese ganando 3 o 4 a 0, o como si no importara nada más que tomar el bus y el vuelo de vuelta a casa.

Enfurece notar que a quien debe tomar las riendas de la situación y tratar de buscar la salida al momento que vive América, simplemente no se le ve la mano, ni como estratega, para tratar de desenrollar un partido, ni como “manejador” del grupo, para intentar inyectarle algo de ánimo y vergüenza deportiva para sacar si quiera un empate. ¿O será que Alberto Suarez puede explicarnos por qué Ayron del Valle termina jugando como mediocampista, o David Ferreira se coloca casi como defensor central ante un regalazo de Ramón Córdoba? , o mejor aún, no está de  más preguntarnos ¿Será que le quedó grande tomarle el pulso al plantel, hacerse sentir, e imprimir una idea de juego que por lo menos le de cierta identidad al equipo escarlata? ¿Será que no tiene la autoridad para hacer valer su cargo, de la misma manera en que no la hizo valer para dejarse “meter” a Edixon Perea y a Christian Lasso a último momento?

Pero lo que más parte el alma, es ver a la hinchada escarlata, tan fiel como siempre, y a pesar de tantas bofetadas recibidas en el último lustro, seguimos -digo seguimos, porque estuve en Techo el sábado- acompañando y alentando, para que salga del estadio con cara lánguida, ánimo pisoteado, ilusiones de Ascenso casi borradas de la cabeza, y hasta con temor de recibir una pedrada o una herida de arma blanca porque algunos simplemente no supieron reprimir sus emociones desaforadas.

Y es que nosotros, los hinchas Americanos, somos o muy ciegos, para no ver lo que sucede “tras bambalinas” en la institución, o somos muy tercos, porque nos puede más el sentimiento con el que crecimos y llevamos en la piel, más allá de quienes hoy sujetan las cuerdas de ésta marioneta de segunda llamada América, y muy dentro de nosotros, esperamos que algún día, ojalá no muy lejano, América vuelva a ser el gigante que a punta de cachetadas a la historia, a los colores y a su gente, han sabido maniatar.

Cualquier sugerencia, queja, o lo que quieran manifestarme, pueden hacerla a través de mi cuenta de Twitter @ElTurcoPuertas, un abrazo a todos, y nos leemos en una próxima oportunidad en este “Rincón del Turco”, que estén muy bien.

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