Este fin de semana Falcao anotó dos goles en el triunfo del Mónaco contra el Lille y elevó su registro personal a 201 goles, desde que llegó a Europa, hace ya ocho años.

El colombiano, uno de los pilares sobre los que José Pékerman montó el colectivo que clasificó a nuestra selección nacional al Mundial del 2014, pasa por un momento futbolístico inmejorable y de nuevo es vital en los planes colombianos para estar presentes en la cita del año entrante en Rusia.

Falcao ha marcado 12 goles en este inicio de temporada con el Mónaco, que pese a haber vendido a sus principales figuras, no le pierde el paso en la clasificación al poderoso PSG. Dicen que decidió quedarse allí para sumar minutos, tener continuidad y afilar sus garras, de cara al Mundial del próximo año.

Falcao deslumbró a los seguidores del fútbol al erigirse como ídolo de los hinchas del Porto y del Atlético de Madrid. En ambos clubes conquistó el alma de sus parciales con fantásticos goles, (70 y 72, respectivamente), entrega y un comportamiento intachable.

Cuando el equipo español no lo pudo retener más, fue al Mónaco, en el que sufrió la lesión que lo marginó del mundial de Brasil, su sueño dorado.

El proceso de recuperación fue más lento y doloroso de lo esperado. Cuando regresó de nuevo a las canchas, se le vio inseguro, fuera de forma y su rendimiento no tuvo nada que ver con el del fantástico goleador que brilló en la ligas portuguesa y española.

Ya en el fútbol inglés, vivió la peor etapa de su carrera reciente. No logró consolidarse en el Manchester United de Van Gaal ni en el Chelsea de Mourinho.  En dos temporadas, solamente marcó 5 goles.

Parecía el fin de Falcao; tanto así, que un periodista se atrevió a calificarlo como exfutbolista, cuando aún luchaba, contra muchos pronósticos, por volver a la élite del futbol mundial. El final de la historia ya la conocemos: regresó al Mónaco y ruge como en sus mejores épocas, pulverizando registros y anotando goles como si los hubiera guardado por muchas jornadas.

Falcao, el exfutbolista, nunca existió. De esa etapa de pocos goles y pocos resultados, quedan muchas enseñanzas que destacar.

El samario nos regaló a sus seguidores ejemplos de tenacidad, constancia y convicción sobre sus capacidades, con los cuales derrotó el pesimismo de quienes con facilidad olvidaron el talento y el profesionalismo que han acompañado su carrera profesional.

Qué maravilla contar en un equipo de trabajo, porque eso son los equipos de fútbol, con un compañero que aun en los peores momentos estuvo comprometido con el grupo. Ni una sola declaración altisonante, ni un solo desencuentro con los técnicos que intentaron sostenerlo en la titular del equipo, pero que tuvieron que dejarlo de lado, porque los resultados del grupo eran más importantes que el mantener el valor de mercado de un jugador.

Falcao, el exfutbolista, no dejó de ser el mismo que con sus valores, su voz pausada y su vida ordenada, mantuvo la fe en el trabajo de recuperación como condición previa para volver a las canchas con el objetivo de agradecer con goles la paciencia de quienes creyeron en él.

Falcao, el exfutbolista, aceptó las convocaciones de Pékerman con el entusiasmo de un jugador novato. Fue titular, fue suplente, no rindió, pero nunca dejó de ser parte y líder de ese proyecto nacional. En la selección siempre ha sido un referente y su presencia tranquila, fortalece los lazos de fraternidad necesarios para encauzar y focalizar las energías de todos en la consecución del éxito. ¡Qué bueno contar con exfutbolistas de esa calidad!

Cómo agradecen los miembros de un grupo cuando todos entienden el valor de rodear el proyecto. En este fútbol hiper- mercantilizado, es cada vez más común que los intereses de patrocinadores, representantes de jugadores y del show se prioricen sobre el proyecto deportivo.

Ya de desde París, por ejemplo, se cuentan historias acerca de la agitada situación que se vive en el camerino del PSG con llegada de Neymar. Su obsesión por ser el número 1 del mundo, real y validada por sus extraordinarias habilidades con el balón, empiezan a convertirse en un problema para el grupo. Las imágenes del pasado fin de semana en las que se vieron sus disputas en pleno juego con el goleador Cavani por lanzar las faltas y las penas máximas, muestran que ese proyecto faraónico está más que contaminado por los intereses económicos de unos y otros que quieren a Neymar en lo más alto del planeta fútbol, sin importar las maneras.

Sería lamentable que ese poderoso equipo de fútbol, porque tiene una nómina envidiable, se pierda entre rencillas internas, bandos, discrepancias que obstaculicen la consecución de sus objetivos deportivos.

Mientras tanto Falcao, el exfutbolista, con su personalidad y capacidad goleadora sigue encantando a los seguidores del Mónaco y a una nación completa, Colombia, que sueña con la clasificación al Mundial y con ver al gran Radamel con la cintilla de capitán, liderando a nuestra selección el próximo verano.