En un partido flojo, Colombia cayó derrotada ante la eliminada Costa Rica por 3 a 2, perdiendo así la primera posición del grupo 1 y condenándola a jugar con quien gane el grupo que conforman Brasil, Ecuador, Perú y Haití.
Perder nunca será bueno. Sobre todo si la derrota no lleva a la reflexión y a la búsqueda de las causas o a la evaluación de un resultado adverso. Todo el país daba por descontado que el equipo de Pékerman pasaría de primero, evitando así el enfrentamiento con Brasil en la siguiente ronda, ya que ellos tienen las mayores posibilidades de ser nuestros rivales.
Todos los seguidores del equipo nacional, ilusionados por los recientes resultados obtenidos en la eliminatoria y en los dos primeros partidos de esta Copa, daban por sentada la victoria o al menos el empate ante los Ticos.
Pero no fue así. El cuerpo técnico de la selección decidió modificar al equipo en 10 de las 11 posiciones y solamente Sebastián Pérez se mantuvo en la titular. El experimento no funcionó y el equipo se vio perdido en la cancha, nervioso, desconectado, sin brújula ni estilo de juego. Un remedo de selección, que desde el minuto 2 del primer tiempo estuvo abajo en el marcador.
Antes de condenar a Pékerman por perder la razón, por menospreciar al rival, o por caer en el exitismo tan propio de la idiosincrasia colombiana, desde esta Platea queremos resaltar aquellos elementos que se pueden valorar de este resultado adverso.
Digamos en primer lugar que como consecuencia del recambio en la nómina de los convocados, muchos de los jugadores nuevos necesitan a su lado a jugadores de mayor experiencia que potencialicen su rendimiento. Jugadores como Marlos Moreno, Yerry Mina, Aguilar, Celis y el mismo Sebastián Pérez, con resonantes actuaciones en sus clubes e incluso en la selección, necesitan ser arropados por futbolistas curtidos en más batallas, como lo son quienes normalmente ocupan las plazas de titulares. Aún estamos muy lejos de tener un grupo amplio de jugadores con el kilometraje suficiente en sus piernas para ser titulares.
En segundo lugar, la presencia de David Ospina en el arco es un plus que Colombia no puede entregar. En el partido contra Paraguay su rendimiento fue definitivo para obtener los tres puntos. Anoche se vio que no tenemos otro portero de su nivel. Y eso puede hacer la diferencia en un partido en el que los equipos tengan un rendimiento similar. Ospina hace parte de esa columna vertebral del equipo que debe ser inamovible.
La zona de volantes, el cuarto de máquinas de la selección, no se le puede entregar aun a los jugadores jóvenes. En este sector de la cancha, donde a mi juicio está el mayor poder del equipo nacional, requiere siempre la presencia de quienes marcan la diferencia acá y en sus equipos. James, (a pesar de que no juega en su club), Cuadrado y Cardona, son la chispa del equipo y quienes marcan la diferencia cuando se ponen la camiseta amarilla e incluso en sus equipos, ganadores de importantes torneos internacionales. Allí siempre valoran sus aportes en los resultados que obtienen.
Me parece muy interesante que Colombia se pueda dar el lujo de juntar a estos tres brillantes jugadores en una zona que por muchos años fue un desierto de talento para nuestra selección. Se vio en el juego contra Costa Rica: una vez entraron, Colombia inclinó el campo hacia el arco rival.
En la delantera, Bacca y su momento actual no tienen rival. Su titularidad es indiscutida por su experiencia, movilidad y frialdad a la hora de definir.
Marlos, Dayro, Celis, Roger Martínez, Medina rendirán más en la medida en que jueguen mejor acompañados. Definitivamente hay una distancia enorme entre el equipo titular y el equipo B.
Lo interesante acá es que todas las selecciones en contienda pasan por la misma situación. Salvo Argentina que cuenta con Messi, el mejor del mundo, no hay un equipo que esté por encima de los demás. Ya se fueron a casa Uruguay, Paraguay, y hoy se irá uno más que saldrá de la terna que componen Ecuador, Perú y Brasil. Todos ellos son rivales directos de Colombia en la carrera por un cupo al Mundial de Rusia.
Podríamos afirmar que Colombia eligió transitar por el camino empedrado para buscar el título en esta Copa América, clasificando de segundo en el grupo y teniendo que enfrentar, muy seguramente a Brasil. Pero tal vez este Brasil de hoy no es mucho más que Ecuador, con quien ya empató y que Perú a quien debe enfrentar aun.
“En ningún torneo los campeones eligen a sus rivales y los partidos solo terminan cuando terminan”: dos manidas frases que hoy se aplican al futuro próximo de Colombia si quiere ganar esta Copa América.
Colombia sigue en su proceso de recambio. Hoy tenemos un equipo joven y renovado que sigue acumulando millas, a veces con frustraciones, para obtener el tiquete a Rusia.