Llega la hora de hacer un balance sobre el fútbol colombiano en el 2015 una vez se cerró el campeonato local con el inobjetable triunfo del Atlético Nacional sobre el Junior de Barranquilla, muy digno rival.

Podríamos decir que el año para el fútbol colombiano fue movido, en algunos casos turbulento y en términos generales dejó más sensaciones de incertidumbre que de grandes logros. Después de vivir un maravilloso 2014, este año nos enseñó que en la vida, después de cosechar éxitos se deben redoblar los esfuerzos para alcanzar mayores logros. Quien no se mantiene “en puntas de pie” y cae en la relajación, puede perder el paso y confundir el camino a seguir.

Posiblemente eso le pasó a muchos de los protagonistas de nuestro futbol en los últimos doce meses. Otros, por el contrario, mostraron esa hambre de gloria necesaria para alcanzar empinadas cumbres, si siguen perseverando en su empeño.

Señalemos algunos de ellos. Digamos para empezar, que la Copa Suramericana ganada por Santa fe se constituyó en el más sonoro triunfo internacional del fútbol colombiano. Este trofeo puede verse como el resultado de un proceso exitoso en el que se embarcó el equipo desde hace seis años, acumulando triunfos, promoviendo jugadores jóvenes y fortaleciendo una estructura empresarial que promete ser más grande a futuro.

También es motivo de orgullo la demostración de poderío que evidenció Atlético Nacional a lo largo del último torneo colombiano, al conseguir su estrella número 15, acaparando todos los elogios. Además de ganar todos los premios individuales (valla menos vencida, goleador) y los colectivos, (mayor cantidad de goles anotados y menos goles recibidos), la calidad de sus jugadores, cuerpo técnico y directivos, lo proyectan como uno de los equipos que debe brindar mayores satisfacciones a sus hinchas en el 2016.

Santa fe y Nacional tiene el compromiso de ratificar su poderío en el ámbito Latinoamericano, participando  exitosamente en las Copas Libertadores y Suramericana.

Quiero destacar también a grandes cuadros del futbol local que vendieron cara su derrota y participaron con mucha dignidad, a veces con modestos presupuestos de funcionamiento, pero que siempre estuvieron apuntándose a ganar algo. Junior, Medellín, Tolima, Cali; los sorprendentes Alianza Petrolera y Cortuluá, de cuyas filas saltarán en 2016 varios jugadores muy talentosos a equipos grandes del futbol nacional e internacional.

No puedo dejar de aplaudir las muy interesantes campañas que en el fútbol mundial tuvieron jugadores con Carlos Bacca, Carlos Sánchez, Jackson Martínez, (a pesar de su lento despegue en el Atlético de Madrid) y Jeison Murillo. De los jugadores colombianos de élite, son tal vez quienes más se destacaron en este año. Sé que ustedes, amables lectores podrían no estar de acuerdo con este señalamiento y tener otros candidatos para destacar. Los invito a que lo hagan en sus comentarios.

Merecen también destacarse como técnicos de selecciones  nacionales de la región  los profesores Juan Carlos Osorio, Jorge Luis Pinto y Hernán Darío Gómez. Ellos, por su conocimiento y experiencia, han sido designados por México,  Honduras y Panamá respectivamente para dirigir sus equipos de cara al sueño de Rusia 2018.

Ahora vayamos a las sombras. Creo que lamentablemente fueron más que las luces que nos llenaron de orgullo. No podemos sentirnos cómodos con muchos de los sucesos y resultados que impidieron que el 2015 fuera un año tan brillante para el fútbol colombiano, como lo fue el anterior.

Es doloroso y triste que la dirigencia del fútbol nacional, en la cabeza de Luis Bedoya, hubiera quedado salpicada en medio de los escándalos por malos manejos del fútbol mundial y el suramericano. Es triste y produce rabia recordar la rueda de prensa en la que el señor Bedoya enfrentó a los medios de comunicación con el mayor cinismo para garantizar que las cuentas estaban claras, que su proceder había sido siempre transparente, que su vida y sus cuentas bancarias estaban abiertas para la revisión de quien quisiera hacerlo. El daño causado es enorme y la tarea para recomponer la credibilidad y no dar cabida a las suspicacias cada vez que se toma una decisión, es un reto titánico.

La selección de mayores, aquella empresa que embarcó al país en un sueño de pertenencia  y colombianidad como nunca antes nada ni nadie lo había logrado, tuvo un año flojísimo, con un magro desempeño en la Copa América y un dubitativo comienzo de la eliminatoria al Mundial de Rusia. Digamos que la explicación puede estar en el bajo rendimiento y la poca continuidad que tuvieron en sus equipos a lo largo del año los jugadores sobre quienes se construyó esa poderosa selección que cerró su participación en las eliminatorias al Mundial de Brasil y que compitió con tanto éxito en Brasil -2014.

Lesiones, traspasos a nuevos equipos y suplencias, impidieron que jugadores como Falcao, Ospina, Cuadrado, James,  Aguilar, Zúñiga y Zapata pudieran tener la continuidad necesaria para desarrollar su fútbol y llegar en plenitud de condiciones a jugar con la selección. Adicionalmente, la transición del equipo anunciada por el técnico Pékerman, consistente en sumar elementos jóvenes al equipo de mayores, es un proceso lento que requiere de tiempo y paciencia, dos características difíciles de compaginar con el ansia de triunfos que se genera cuando las cosas no resultan bien. Los resultados en la próxima fecha de la eliminatoria y la participación en la Copa América del Centenario marcarán la pauta sobre la continuidad del proyecto trazado hasta el 2018 para la selección de mayores.

No quiero cerrar esta nota sin comentar la importancia que tiene para el fútbol colombiano que dos equipos históricos y grandes como Millonarios y América logren superar los múltiples errores que han cometido en pasadas administraciones y devuelvan a sus fieles hinchadas con títulos, su fervoroso y permanente acompañamiento por donde jueguen.  Necesitan administraciones sanas, con gente de fútbol que los lleve al sitio histórico que les corresponde. No más América en la B. No más Millonarios sin identidad futbolística, armando un equipo nuevo cada seis meses. Por el bien del fútbol colombiano, ojalá el año entrante se consoliden como proyectos ganadores.

Muchas cosas quedan por fuera de esta nota. Los invito a complementarla con sus opiniones.