La visita del Barcelona al Santiago Bernabeu del pasado sábado dejó tremendas secuelas en los cimientos de la Casa Blanca. Directivos, hinchas, cuerpo técnico y jugadores, vivieron horrorizados la goleada por 4 goles a 0 con la que el Barcelona derrotó al Real Madrid y amplió a seis los puntos que los separan en la carrera por el título de la Liga 2015-2016.

Fue un partido desigual, tal como viene sucediendo en los últimos años cuando se enfrentan los dos clubes más poderosos del fútbol español y posiblemente del mundo. No importa quien ocupe como técnico el banco del Madrid, pero el Barcelona se ha especializado en producir dolorosos resultados para la fanaticada merengue. El 0 – 3 con Ronaldinho en la cancha, el 2 – 6 del equipo de Guardiola, el 3 – 4 con Martino en el banco culé y ahora el 0 – 4 con Luis Enrique al frente de la dirección técnica, son cuatro de los peores momentos del Madrid en su casa.

Y no se puede argumentar que en los partidos referidos había diferencias abismales entre los jugadores de una y otra plantilla. En estos enfrentamientos vistieron la camiseta blanca, entre otros, jugadores de la talla de Casillas, Zidane, Beckham, Roberto Carlos,  Cannavaro, Robben, Higuaín, Di María, Modric, Benzema, James, Bale y, claro está, Cristiano Ronaldo. Por su parte, en el Barca participaron Ronaldinho, Deco, Eto´o, Henry, Valdés, Puyol, Xavi, Piqué, Iniesta, Neymar, Suarez y, por supuesto, Messi.

Ganar el clásico siempre importa a los seguidores de los dos equipos, incluso si los títulos no llegan al final de la temporada. No se puede dudar que en años recientes el Barcelona ha dominado a su rivales a la hora de contabilizar nuevos trofeos, nacionales e internacionales en el palmarés del club. Y toda esta andanada de logros del equipo catalán la ha tenido que sufrir, como presidente del Madrid, Florentino Pérez.

Sus planes por convertir a lo largo de estos años al Madrid en el mejor y más rentable equipo del mundo, han sido validados y criticados, al punto de no permitir la consolidación del modelo de Florentino en los resultados deportivos. ¿Cuál es la razón? La conformación desbalanceada de las nóminas, con sesgos que favorecen el mercadeo de camisetas,  la ingerencia del presidente en las alineaciones para forzar la presencia de algunos jugadores y la ausencia de un estilo de juego con el sello del Madrid.

Este fin de semana, después de la derrota ante el Barcelona, que sólo  contó  con Messi unos 30  minutos del segundo tiempo pues apenas está regresando de una lesión, los parciales merengues no resistieron más el naufragio de su equipo, pusilánime y desorientado en el campo, y pidieron a gritos la dimisión de Florentino Pérez. No más acabar el partido, en un acto que recuerda la furia que les produjo en octubre de 2009 la indignante derrota por 4 a 0 frente al  Alcorcón, equipo de segunda categoría que jugaba la Copa del Rey y lo apeó del torneo, los asistentes al Bernabeu gritaron “Florentino, dimisión”. En aquel año Pellegrini, el técnico Madridista, fue cesado al terminar la temporada, como posiblemente lo sea ahora Benítez, si logra aguantar este chaparrón.

El sábado mandó al campo de juego una alineación desequilibrada y ajena a sus convicciones: sin jugadores de marca en el mediocampo para hacerle la contra a una zona de volantes tradicionalmente fuerte como es la del Barcelona. Y a pesar de la ausencia de Messi, el Barcelona, con coraje, técnica y fiel a sus principios, tejió un partido tal como lo deseaba y le asestó cuatro golpes contundentes al Madrid, producto del buen juego de todo el grupo, pero principalmente de Piqué, Sergi Roberto, Iniesta, Neymar y Suárez.  Mención aparte merece Bravo, quien estuvo atentísimo para negarle el gol al Madrid, que se acercó con peligro con James, Cristiano y Benzema. Sus atajadas fueron impecables, bloqueando incluso con la cara un mano a mano con Cristiano, que pasa por un tremendo bajón en su rendimiento.

El Barcelona, por su parte, se sobrepone a la cantidad de líos que vive su entorno, lleno de líos judiciales de sus directivos, ex directivos y jugadores insignia. También logró sobreponerse a los problemas de convivencia entre Luis Enrique y los pesos pesados del grupo de jugadores, (entiéndase Messi, Neymar y Suárez), que puso en serio peligro su proyecto deportivo a mediados de la temporada pasada. Hicieron las pases entre ellos y acordaron un rumbo a seguir, que terminó con los tres títulos del curso anterior.

La temporada es larga y esto apenas comienza. Seis puntos de diferencia parecen mucho, y pueden no ser suficientes. Todo puede pasar. Pero para que el Madrid recomponga su camino todavía debe correr mucha agua bajo el puente. Florentino Pérez deberá batirse como todo un estratega, como un gran componedor para que la Casa Blanca no caiga vencida por el terror que produce entre sus parciales una nueva temporada sin títulos. Lamentablemente, por el juego que exhibe el equipo, puede ser la dolorosa realidad cuando lleguemos a mayo del 2016.