Hoy en Barranquilla la selección Colombia cayó derrotada por 1 a 0 frente a Argentina y cerró de manera lánguida su participación prevista para este año en las eliminatorias para el mundial de Rusia. El equipo de Pékerman fue barrido por el colectivo argentino que no se quejó por el día de menos que tuvo para descansar, ni por la ausencia de Messi y demás jugadores titulares que le hicieron falta hoy, ni por el calor de Barranquilla. Sin chistar, se bajaron del avión que los trajo desde la lejana Buenos Aires, entrenaron, se presentaron al estadio Metropolitano a la hora convenida y con mucha practicidad se dedicaron durante los noventa minutos de juego a aplicar en el campo las indicaciones de su técnico para maniatar la salida y el ataque de Colombia. Conclusión: un gol de Biglia a los 20  minutos del primer tiempo, le bastó para llevarse los tres puntos y enderezar su camino en la eliminatoria.

Hoy a Colombia nada le salió bien. Desordenado, sin ideas, sin ambición y con protuberantes errores, fue un manojo de nervios que en ningún momento pudo controlar el juego y llevar verdadero peligro al arco argentino.

Todos los jugadores fueron sombra de lo que son. Por esa razón el partido no resiste mayor análisis. Los argentinos fueron superiores a nosotros. Así de simple. Este camaleónico equipo colombiano naufragó como hace tiempo no lo veíamos. Tal vez es aún un equipo tierno para estas lides y no hemos escuchado a Pékerman, quien nos ha dicho hasta la saciedad que nuestra selección es un equipo en formación. Ya es hora de que dejemos de pensar que somos los mismos del mundial. Faltan muchos hombres claves y los más experimentados de los que quedan, quienes deben tomar la batuta y acompañar a los más jóvenes en este proceso de jugar en la dura eliminatoria suramericana, no han encontrado el nivel de juego necesario para apuntalar sobre ellos la solidez del equipo nacional.

En este duro mes de noviembre, lleno de fantasmas y recuerdos de tragedias nacionales, la selección también nos ha transmitido pesares propios de otras épocas. Por momentos su juego y su actitud nos transportaron a ese pasado lleno de frustraciones. ¿O no cree que fue triste ver a James, en medio de su desespero, dándole un empujón a Daniel Torres para conducir él la pelota? ¿Y qué tal las imágenes de Pékerman desde la raya, cogiéndose la cabeza a dos manos y pidiéndole a sus jugadores con gestos y movimientos de brazos que no se cayeran anímicamente?

Debemos levantar cabeza y mantener los pies en la tierra. Cuerpo técnico, jugadores e hinchas. No somos el peor equipo del mundo ni tampoco los mejores. Hoy, como dicen, jugamos con “lo que la tierrita da”. Al igual que ellos. Pero quedó claro que ser bicampeones del mundo y una potencia futbolística que acude a todas las citas mundialistas, entrega un plus que a la hora de las dificultades marca la diferencia. Nuestra gran carta de presentación es el extraordinario mundial que jugamos en Brasil, el desempeño de nuestros jugadores de élite en grandes equipos del mundo, pero no mucho más. De hecho, cuando aparecimos terceros en el escalafón FIFA, cuestionamos la construcción de esa clasificación. De alguna manera sentíamos que no merecíamos ese honroso lugar.

La eliminatoria apenas arranca. Es cierto que algunos tomaron ventaja, como Ecuador, pero todo puede suceder aún. Tenemos cómo elevar el rendimiento colectivo a partir de un mejor nivel de nuestros jugadores estelares, con quienes francamente contamos a cuentagotas en esta parte de la eliminatoria.

Quiero dejar para el final un tema sobre el que dudo sea benéfico para la selección hoy: la sede de Barranquilla.  Considero que ya no estamos sacando ventaja del calor y la humedad que en el pasado derritió a los equipos visitantes. En lo que va corrido de la eliminatoria, “el infierno de Curramba” ha afectado  por igual a los nuestros y a los rivales. Por momentos en el juego contra Perú ellos se vieron mejor físicamente que los colombianos. Hoy contra Argentina no pudimos sacar provecho de las condiciones climáticas. ¿Será una herejía proponer un cambio de sede? Bogotá, Medellín, Cali, Pereira? Buenos estadios y ambiente futbolero. Me gustaría conocer sus opiniones.

Volveremos a competir por las eliminatorias en el mes de marzo de 2016. Nos esperan Bolivia en la Paz y recibiremos a Ecuador. Visitaremos La Paz el jueves santo. Ojalá sea la premonición de una resurrección futbolística y no el cierre de tiempos de pasión.