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Pudo ser una victoria merecida y no un
empate. Un juego alegre con un Real dispuesto a ganar. ¡Qué garra y fútbol del
Real! ¡Qué Junior para atacar! Un codazo de un Conejo que no llevó al Junior a cantar «La gargantúa enguayabá», de
Rata Piano, una champeta de las buenas de este mundo Caribe.

Si hubiéramos ganado de visitante en la
caldera del Morón, cobraríamos la insignia de haber matriculado ese triunfo
como un MORONAZO, así que fue efímera la insignia, nos duró 90 minutos, ya que
en el anexo, un conejito sacó el codo y lleve broder, el empate heroico.

Nuestro Junior cayó en la medida de sus
manejos y pésimas administraciones de juego: muchos goles arrojados a la
papelera de reciclaje, sin derecho a reciclar, una estructura de juego
brillante a ratos, a largos ratos y pasajes, un paisaje desmoronado de triunfo
y un equipo venido a más siempre porque el Junior del Morón estuvo a punto de
brindar con bollo de coco y Kola Román… semejante mezcla merecida para mi
Caribe hermoso e híbrido y para mi gente intensa de honestidad y de amor por el
fútbol.

Junior es una máquina de ofensividad,
es una enjundia de ataque como ninguno otro, y esta vez de visitante el equipo
currambero (que no estoy de acuerdo con que sea solamente de Quilla, nojoda eche men, el Junior es Universal),
mostró un sistema de juego generoso, un lenguaje carretillero de enlaces en el
medio hacia arriba, una intertextualidad de imitaciones tarzanescas uniendo
nudos coordinados entre Patiño, Hayder, Giova, Grisales, Orozco, Casanova y
Teo… Hay que abonarle a Comesaña que su trabajo ha hecho del equipo, un esmero
de embate y por doquier… ayer en el Morón, fue la prueba.

En cuanto a la defensa, se dedicó a ampararse
de los ágiles heroicos que como Salazar y Arroyo, hicieron temblar muchas veces
su armado…  y a atacar por sus aleros
defensivos, claro, más Hayder que Fawcett a quien le falta aún circular y
entrar en el circuito ofensivo… y aunque siga creyendo que este salvaguardia
tiene un futuro incalculable, debe mejorar su técnica de disparo, porque el pelao cuenta con dribling, tiene cintura fuerte para eludir y además se para con
criterio defensivo, aunque estas acciones en contra de los contrarios, aun signan
un ablandamiento de su territorio de acciones de calidad; tiene que aprender
más.

Me parece que los futbolistas deberían
de hacer lo que hacen los investigadores de las ciencias duras, o de las
ciencias sociales, imitar para avanzar, observar lo hecho por los otros y hacer
lo mismo y desarrollar habilidades para mejorar. Deberían ver mucho fútbol,
abrir webs y leer estrategias y metodologías de ataques y de defensa; es más,
deberían leer los clásicos de la literatura, y aprender de sus gestas y de sus
actos imaginarios y de sus ficciones, leer biografías y emparentar con las
buenas ideas y aplicarlas en ellos.

En fin, Cartagena y Junior me
involucraron en una alegría sin igual. En la tribuna popular donde me
encontraba caían las fiestas sinceras y coloridas de un Caribe pleno y justo
para incitar la vida alegre… vida de una hermandad bacana, chévere y que hacía
tiempo no vivía como cuando pelao en las Playas de mi tierra, en el
Morrosquillo Mediterráneo del Golfo, donde
solía sentirme libre, feliz y sobre todo muy humano, vivo como sentí ayer en
las gradas del Morón.

¡Qué calor tan colmado!

¡Qué fútbol tan hermoso el del Morón,
entre el Real y el Tiburón!

¿Es un fútbol costeño?

En propiedad, el Junior la embarró con
tanto desperdicio de goles, con tantas llegadas que pudo haber goleado al Real.

¿De qué se apiada el Junior?

Nombeeeee, yo creo que habrá que
acostar al Junior en el diván de Freud para que nos reflexione por qué tanto
residuo arrojado a la papelera. El primero que tiene que pasar es Comesaña,
después Teo, y después Orozco que está implementando sus apariciones en el
terreno ofensivo, tendrá que hacerlo antes de que entre a su madurez.

¿Habrá un jugador de calidad escondido
en esa jovial coraza aún en ciernes? ¿Tendremos a un jugador colombiano de
cierres y de confrontaciones ofensivas como el de ayer?

Me parece que le falta fuerza y un poco
de técnica no en su manejo de balón, sino en el juego interdiscursivo del
cambio de los espacios ofensivos, es que ayer, en el Morón, Orozco pudo
convertir más goles si hubiera estado en el lugar de la casita roja, bien parado. Esto es algo que nos ha mostrado Teo cuando
sabe ubicarse pero que ayer se le olvidó.

Otra cosa: ¿Por qué el bajón de Ruíz?
Ya no es el mismo que cerró los otroras gestas del final de campeonato pasado,
¿necesita titularidad y constancia de juego?; qué está pasando con Grisales que
aún no agarra la onda; qué con Teo que ayer se vio flojo y con poca entrega, aunque
si trabajó para Orozco en oportunidades de enlaces largos y cortos y tocando
con Giova, el perfecto aguerrido y honesto profesional, el jugador
internacional y oportuno que es.

Un empate y sólo eso. Un Real bueno, a
veces manejado por Junior y otras veces aguerrido, lleno de buenos jugadores
como Márquez, Arroyo, Palomino, Nájera y Salazar quien a propósito, conserva su
peligrosidad, aunque lo veo ahora, la
madre
, más habilidoso que antes.

Cartagena como siempre, bella, mucha
ciudad para tan pequeño espacio y un estadio que le faltan muchas mejoras. Un
público estupendo y un ambiente de hogar.

Anoto finalmente, que en la tribuna
amarilla donde me encontraba «escondido» habían gringos alentando al Real… esa
es Cartagena, una ciudad intercultural que ha podido sacar de su gran historia
los sentimientos de gentes venidas de otras tierras.

Esa es mi Colombia futbolera.

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