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El gol de visitante
conseguido en las redes caldenses para consolidar un 2 a 1 a favor de los cafeteros,
le permite a un Junior pensar en volver a una Libertadores, a una Copa ya
esquiva por largos años. Y por otro lado, soñar con su sexta corona en el fútbol
colombiano.

La derrota en
Manizales no fue costosa -pero si dolorosa-, a pesar de las incoherencias e inconstancias
del equipo. A pesar de un terreno de juego resbaloso y húmedo, y de un
arbitraje conspirado con la mediocridad y con la injusticia. Aunque el
arbitraje dañó el espectáculo limpio ya que el Caldas fue también perjudicado.

Un empate jamás, una
victoria mínima tampoco; los caribeños necesitamos vencer por más de dos goles,
tres goles y por qué no, hasta más. La dificultad está en conseguirlo y se tiene
fe en ello gracias a que, en Barranquilla, el Junior no desentona -de pronto a
ratos-, ni nos ha desilusionado -como hinchas-, sino que nos ha llenado de
motivos para creer en su identidad de fútbol cuando juega de local.

Entonces es posible
que ante los sueños por coronar, se espere otro: un carnavalito inmenso que
llene los ojos de este país acostumbrado a las fiestas y a que sus pueblos expresen
con alegría sus victorias.

Vencer es la consigna
como decían los viejos proletarios de las sociedades con sed de justicia y
ganas de seguir en la lucha y en las reivindicaciones sociales. Eso sí, Junior nos debe
amar como nosotros lo amamos a él. Junior nos debe coronas y alegrías porque
estamos hartos de empezar y de acabar derrotados alimentando, desde hace ya buen
rato, un aburrimiento y una desilusión que ya debemos exigir que se detenga.

¿Es posible que el
Caldas sin Fano, sin Viáfara y sin Casanova se debilite? No lo creo, máxime
cuando es la final y los cafeteros tendrán que meter toda la cafeína en la boca
del tiburón para ganar a como dé lugar. Álvarez deberá diseñar un equipo para
conquistar esta gesta que nada fácil es.

Junior tendrá que
volver a su estrategia de amamantar en
el primer tiempo a sus rivales, que lo chupen
defendiéndose bien y en el segundo, encontrarlos «mareados» para comer por
pedacitos los granitos de café y dejarlos regados en el piso, amontonados, y
así, será posible que Comesaña venza y salga en hombros junto a sus hombres.

Confiamos
en un Ciciliano recuperado en su forma y significación, en que Ceballos mantenga
la hidalguía de su defensividad, en que Valencia acompañe con atención a los
medios cuando rechace pelotas aéreas de los caldenses… confiamos en el Teófilo (que
en la más etimología vulgar, «hijo de DIOS», por lo de Teo, Dios y Filo amante,
hijo de…) que salga con sus saeticidades lujosas, sencillas… en un Ruíz
elegante y preciso para sus centros, en Acuña, en Cortés, en que Berbia demuestre su seguridad, en todos…

Hoy entonces el
árbitro Ruíz según la prensa especializada será el juez de hoy, pondrá su
experiencia e imparcilaidad… y como hinchas del fútbol le exigimos a él que lo
haga de manera que el que venza, luzca limpio y no haya quejas… estamos hartos
de los arbitrajes pésimos y maniatados, mediocres y ciegos, injustos y pendencieros,
violentos y antiprofesionales, ya es hora de cambiar esta profesión tan necesraria
en el fútbol.

Por lo que se pide,
entonces Junior y Caldas tendrán que darle a Colombia un Carnaval sea con Aroma
de Café o con sabor a Caribe.

Si gana el Caldas me sentiré contento porque tengo grandes recuerdos, cuando le hice fuerza en su gesta Libertadora. Me hizo sentir muy colombiano.

Buena lid.

Chulespe volverá.

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