Millonarios sigue en alza pero el tricolor se dibuja sin azul

Admito que lo ideal era no empatar, que el segundo gol no debió haber entrado y que hubo algo de nerviosismo, pero se obtuvo la clasificación y se vio un Millonarios en alza, con cosas nuevas, que mejora partido tras partido.

Algo de razón tiene la gente del Bestiario del Balón (recomendado para los que no lo conozcan) cuando dice que el empate en el clásico capitalino parece ya parte del patrimonio inmaterial de la capital…
Pero a pesar de eso -no sé ustedes-, yo no sentí la noche del miércoles esa desazón, esa angustia de ver un Millonarios que no es capaz y se desespera frente al rival de patio.
Lo que más me gustó es que hubo calma. A pesar del gol tempranero, el ánimo no se vino abajo. Tampoco se vio en la cancha a un equipo desesperado tirando pelotazos o con jugadores individualistas. Todo lo contrario. Millonarios puso la pelota en el piso. Te la doy. Corro. No pude. La devuelvo. Vuelvo e intento. La recupero. Va otra vez…
Me gustó también que el equipo avanza y retrocede ordenado. Juega corto pero sin que los jugadores se hagan estorbo entre sí. Se nota la mano de Páez.
La prueba está en que Santa fe, incómodo por el juego que propuso Millonarios, empezó a pegar. Y ahí llegó el penal. Falta sutil pero justa. Ese juego también se vio un poco en el segundo tiempo. Así llegó el segundo gol.
Y aquí permítanme decir que ese gol es imperdonable. El error es de Obelar. Minutos antes hubo un tiro casi calcado que se estrelló en el palo, en el mismo punto. Además, el mismo jugador rojo ya le había anotado a nuestro arquero, un gol casi igual, hace unos meses. Pero bueno… unas son de cal y otras de arena. Obelar está tapando muy bien.
Lo cierto es que el equipo se desconcentró con el segundo gol. Tal vez por precaución o por cansancio Jonathan Estrada y Leonard Vásquez no salieron ya por las bandas y se vio por momentos juego de pelotazo. De ahí los tres o cuatro fuera de lugar que le pitaron a Arrechea.
Al final, 2-2 que deja a Millonarios en octavos de nuevo contra el Bucaramanga, que nos eliminó la última vez. La historia será diferente esta vez. Este equipo da el chance de pensar que vienen cosas buenas.

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Dos comentarios más. Leonard Vásquez lo hace mucho mejor que Perlaza. Aún le falta -hubo dos pelotas perdidas inexplicablemente que pudieron ser gol en contra-, pero es incansable, corre y mete buenos centros.
Y el otro: ah, el Ringo. Que bien el Ringo. Ese es el jugador que quiero ver en la mitad de la cancha de mi equipo. Quita, reparte balones, corre para recuperarlos, se asocia. Ya entiendo por qué me caía tan mal cuando jugaba en otros equipos. Ojalá siga así.

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Ya comienza a calentarse el partido contra Junior. Domingo 5:45 p.m. Aunque hay TV, este Millonarios se merece nuestro apoyo desde la tribuna. Páez sin duda tendrá mucho en qué pensar para hacer la alineación después del buen desempeño de los jugadores en la Copa Colombia.
¿Y qué decir sobre el rival? Que curiosamente y como suele ocurrir casi siempre que el Junior viene a Bogotá, el capitán del equipo se hizo expulsar el pasado fin de semana. Será que no le gusta el frío…

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Antes de irme les dejo una inquietud. ¿Tan bien están todos los demás equipos del rentado colombiano y tan mal nosotros que ningún jugador de Millonarios fue convocado a la Selección Colombia para el partido contra Bolivia el 11 de agosto?
Ojo. No estoy despreciando a los convocados. Solo digo que no les veo méritos infinitamente superiores a los que pudieran haber mostrado jugadores que se han destacado en estas primera fechas post-Sudáfrica. Veremos qué ocurre.
 
 
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