Antes de la final de la Copa Confederaciones, España era invencible y Brasil buscaba una nueva identidad con Scolari. Tras esos 90 minutos, Brasil ya ganó su mundial y España es un equipo envejecido que se acerca al fracaso. ¿Llegó la lógica al fútbol?
A las 5 de la tarde del 30 de junio de 2014, España era dueña del mundo del fútbol y Brasil se alistaba, como retador de boxeo, a robarle su corona. España no sólo había ganado dos Eurocopas y un Mundial sino que le había robado a los pentacampeones su estilo: el tiki-taca pasó a ser una moderna copia de un jogo bonito, extraviado en el mismo instante que Francia eliminó a Brasil del mundial de México 86.
Tanto, que por segunda vez en la historia (el primero fue el argentino, Nelson Filipo Núñez, quien la dirigió en un partido contra Uruguay en octubre de 1965), la Confederación Brasileña de Fútbol pensó seriamente en contratar a un técnico extranjero: ‘Pep’ Guardiola. Si bien, Guardiola no se siente español sino catalán, fue quién ayudo con su Barcelona, a potencializar a la «roja» de Aragonés y del Bosque con el estilo de Cruyff y La Masía. A pesar de que muchos hinchas querían a Guardiola, el presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, José María Marín, desestimó su nombramiento al afirmar: «difícilmente el nuevo seleccionador será extranjero. Tengo el mayor respeto por Guardiola, pero Brasil ganó cinco Mundiales con técnicos brasileños»
A finales del 2012, la Confederación Brasileña de Fútbol nombró a Luis Felipe Scolari para que rescatara a una selección que estaba ubicada en puesto 18 del ranking de la FIFA. Eran tiempos en que la selección de Mano Menezes no daba pie con bola: quedaba eliminada de una Copa América por penales ante un rival que no pateó al arco (Paraguay), perdió la final de los Juegos Olímpicos siendo el gran favorito y recibió tres goles de Messi, la figura de un rival con el los brasileños jamás quieren perder: Argentina.
Al igual que en el 2002, Scolari para enderezar el barco y ganar cómo local la Copa de las Confederaciones tomó medidas impopulares: no llamó para la Copa a Kaká, a Ronaldinho y mucho menos a Alexandre Pato y Robinho. Al contrario, le dio la responsabilidad de comandar al equipo a un Neymar que el «brasileiraro» le quedaba grande y empezó a promover a grandes talentos brasileños en Europa pero que en su país eran desconocidos: Dante, y Luis Gustavo.
Brasil llegó a la final de la Copa con autoridad pero con un fútbol que no enamoraba a un país que estaba más pendiente en criticar la realización del Mundial de 2014. El claro favorito era una España que ganaba hasta jugando mal. Tan así que tras eliminar a Italia por semifinales, Juan Pablo Varsky parafraseó una frase que era sólo para Alemania: «el fútbol es un deporte de 11 contra 11 en el que gana España«. Un calificativo contundente a un país que se hizo famoso porque siempre le faltaban 5 centavos para el peso.
Pero en 90 minutos cambió todo. Brasil, le ganó a España desde los himnos y la aplastó con dos goles de Neymar y Fred. España fue una sombra de si misma y mucha gente que alababa a los europeos empezó a decir que al igual que con el Barcelona, se acababa un ciclo y que jamás se podía subestimar a Brasil. Las palabras de Scolari que tan sólo un día eran desestimadas, empezaban a ser una verdad contundente: «Brasil es Pentacampeón, España tiene un título. Si bien han ganado todo, tienen jugadores que se van a despedir en el próximo mundial. Lo de ellos es coyuntural. Son grandes durante una época pero nosotros somos grandes en todas las épocas«.
Desde ese día y por ganar ese partido, Brasil se convirtió no sólo en el máximo favorito, sino en el campeón del mundial que va a organizar, sin haber jugado. Así lo cree Scolari, quién no se acuerda que la última vez que aseguró algo semejante, perdió una final con el Boca de Bianchi que tenía bien encaminada. Por otra parte, los expertos volvieron a apelar a los argumentos de siempre: «a Brasil no se le va a volver a escapar un mundial en su casa», «Scolari está invicto en los mundiales, América es para los Américanos y jamás los europeos han ganado en estas latitudes» y que «Brasil va a querer espantar los fantasmas del Maracanazo de una vez por todas«.
También desde ese día, España se convirtió en un potencial equipo «fracaso» de la Copa, una especie de Francia en el 2002 e Italia en el 2010. Una lápida contundente a un equipo que tras ganar todo durante seis años le costó convencer al gran público: Bixente Lizarazu campeón con Francia en el 98 llegó a decir en la Eurocopa de 2012 que «España es una selección con mucho amor pero le falta sexo«. Acá dicen que España que es una selección vieja, sin recambio, los mismos argentinos que tienen la selección más vieja del mundial (28 años y 336 días).
Es verdad que nadie puede ganar siempre y que todo ciclo exitoso tiene su final y también es verdad que la conjunción Brasil, local, Scolari, Neymar y árbitros localistas es casi infalible. Pero a diferencia de otros mundiales, hay una especie de resignación: todos estamos a la espera de que Thiago Silva levante la copa, Scolari se convierta junto a Vittorio Pozzo en el segundo técnico en ganar el Mundial y sobre todo, estamos a la espera de que la «verdeamarelha» vuelva a ganar su tercer mundial consecutivo con una forma de jugar tacticista que límitá lo que ellos patentaron: la imaginación, la fantasía y la gambeta.
Según muchos a Brasil sólo lo puede derrotar un «Maracanazo» de Argentina porque tiene a Messi, u otro milagro Uruguayo. ¿Los europeos? Si jamás han podido con el calor y la húmedad, menos van a poder ahora. Sin embargo, el fútbol es la dinámica de lo impensado y cualquier cosa puede pasar. Gracias a Dios este no es mundial de Rugby en Nueva Zelanda en el que todos juegan por segundo puesto o un mundial de Baloncesto en Estados Unidos en el que ganan los norteamericanos. Perdón, en 2002, la Argentina de Ginobilli logró la primera derrota del «Dream Team». Estamos en esta situación de favoritismo brasileño , sólo por un partido, un mísero partido. ¿Qué hubiera pasado si David Luiz no le saca ese balón de la raya a Pedro, cuando el partido iba 1 a 0?
Todo en la cancha!
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