Cada cuatro años, en la víspera de los mundiales, se despierta la fiebre por la pelota. Sin embargo, algunos sabihondos cuestionan a los que se suben al bus de la pasión por oportunistas y que no saben de fútbol. ¿Qué es saber de fútbol, entonces?
La fiebre del Mundial se empieza a sentir no sólo en Colombia sino acá en la Argentina. Tanto que las gestas de Simeone y Diego Costa, la magia de Iniesta y ‘Pep’ superando al increíble Heynckes y la continuidad de Riquelme en Boca pasan a segundo plano cuando la imagen del mundial asoma en cualquier pantalla de televisión. Es en esta época, en la que el fútbol ocupa un espacio fundamental en nuestras vidas y sus efectos se traducen en que todos están haciendo el álbum de Panini. Sin embargo, muchos critican a los que sólo disfrutan de la pelota en los mundiales diciéndoles que «no saben de fútbol y son oportunistas». Pero ¿qué es saber de fútbol?
El mejor jugador de la historia del fútbol español, Xavi Hernández dice que de fútbol todos hablan con mucha pasión, pero realmente cree que el 90% de las personas no entiende el juego. ¿Es el fútbol algo tan complejo, que sólo lo entienden los que lo juegan? ¿Es el fútbol sólo un juego, un deporte en el que 22 personas se disputan corren detrás de una pelota con el objetivo de marcar más que el adversario cómo decía Borges?, o ¿es la «patria» cómo dice Albert Camus? o ¿es el opio de los pueblos, parafraseando a Marx? o «es una excusa para ser feliz cómo dice Valdano» o es «un producto más rentable que la Coca-Cola, que la FIFA ha vendido como nadie?
Es todo eso y más. Tanto que acá en Argentina, durante el mundial pasado, Cristina Fernández hizo una tregua con sus opositores para dedicarse al Mundial de Fútbol. Tanto que un partido de fútbol nos privó de saber lo que pasaba en el Palacio de Justicia pero no por inhumanos sino por afiebrados. Tanto que el gol de Maradona a los ingleses es una obra maestra comparable al El Quijote de Cervántes y al Album Blanco de los Beatles.
Creo que sin exagerar le he dedicado más de la mitad de mi vida a pensar por y para el fútbol. Tener innumerables revistas El Gráfico en mi casa desde niño no sólo me hicieron enfermo de esa revista sino me permitió enfermarme con pasión por la pelota. Pero me la llegue a creer. En cuarto grado, sólo por memorizar nóminas y saberme el nombre de muchos jugadores, me nominaron al premio de deportes del colegio. Pero en séptimo, tras discutir con pocos argumentos la validez de un gol, Miguel Bernal, un compañero que le pegaba bien a la pelota me dijo: «usted puede saber mucho de historia, pero de táctica y reglamento pocón, pocón«. Esto me alerto, me cambio el panorama y día tras día trato de aprender cómo un novato, no sólo de fútbol, sino de los otros como personas.
En el fútbol es tan válido el discurso táctico de Carlos Antonio Vélez y Bilardo, los cuentos de Eduardo Sacheri, las genialidades de Fontanarrosa, las anécdotas del ‘Bambino’ Veira, las estadísticas de Guillermo Ruiz y Fabio León Naranjo y las sexi-entrevistas de Angélica Camacho, «La hinchada». En el fútbol no hay verdades absolutas. El fútbol es de todos, para todos, para el que el gusta. A nadie que le gusta la Coca-Cola se le impedirá su consumo por no saber su historia, entender sus alcances globales y saberse su fórmula.
El fútbol es de todos y no le pertenece a nadie. Alguno lo entenderá desde la práctica deportiva, otros desde la táctica, otros desde la estadística, otros desde la preparación física y muchos lo entenderemos como el fenómeno social más importante de nuestro tiempo. Porque como dice Xavier Azkargorta «no se puede hablar de la historia del siglo XX sin nombrar la palabra fútbol«.
Sin embargo, lo que me indigna a mí y a mucha gente, son aquellos que encerrados en su ego, se creen los dueños de la verdad y que por saber de fútbol sienten que son superiores a los demás. Lo transmiten no para enseñar y retroalimentarse sino para adoctrinar con su soberbia. El fútbol es de todos y no les pertenece. No es la vida, hace parte de la vida. Porque cómo dice César Luis Menotti: «el que sólo sabe de fútbol, ni de fútbol sabe«.
Amigo futbolero: usted sólo sabe de fútbol lo que le interesa saber. Ni más ni más ni menos. Suficiente para aprender de los demás y abrir la mente. Los sabiondos que ven un Itagüi-Fortaleza y se creen superiores por ello no se dan cuenta que si les quitan la pelota de fútbol, tal vez perecerían en el mar de las dudas y la incertidumbre.
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