¡Salud!

Todos esos momentos son inolvidables y nunca se borrarán de la memoria, pero así mismo, estoy seguro que no alcanzan a ser una migaja de pan comparado a lo que se vivió esa tarde-noche del 15 de julio de 2012. Ese día lo recordaré con lágrimas de niño chiquito como si hubiera sido ayer toda mi vida.

Llevaba esperando que Santa Fe lograra la séptima estrella desde el 27 de diciembre de 1990, hace 22 años exactamente, día en que nací. Siempre me imaginaba como iba a hacer ese día, me imaginaba con mi papá sufriendo en Oriental en una tanda de penaltis dramática como aquella contra Vasco en el 96, me imaginaba el peor de los dramas con la recompensa de la estrella; si hacíamos gol en el último minuto, si el arquero anotaba el gol del título como aquella noche heroica de Camilo frente a Millonarios, si un defensa se ponía la casaca goleadora. Soñaba todas las noches de mi vida con eso, dar la ‘vuelta’, gritar campeón y salir del Campín llorando pero de felicidad.

Pero estoy seguro que en toda nuestra vida, nunca habíamos soñado tan fuerte como el primer semestre de este año que ya dice adiós. Fuimos afortunados de ver los frutos de un proceso serio llevado a cabo por un técnico y presidente de la casa que aman a Santa Fe y que con su valentía nunca hicieron ver al Rojo falto de corazón y de fútbol. En realidad me sorprendo y se me hace un nudo en la garganta cada vez que pienso en esos meses donde demostramos todo el coraje y la garra santafereña: tuvimos un crack al que ni un monumento tan grande como la Torre Colpatria va alcanzar para agradecerle por tanto; tuvimos un goleador (que llego siendo un don nadie) de jerarquía que puso la cabeza para cumplir el sueño de todos; tuvimos al mejor arquero del país, tuvimos una ‘cantera’ que en vez de corazón tiene un escudo de Santa Fe y sobre todo hinchas: tuvimos FE.

Si usted amigo santafereño, sale a la calle, lo reconocerán por ser el tipo más creyente del mundo. Todas las religiones envidiarían a un fervoroso que espero durante más de tres décadas un misericordioso regalo que parecía que nunca llegaría. Usted hincha cardenal, estuvo a punto  de tocar al cielo y estuvo a centímetros de enterrarse en el infierno, pero siempre, cada vez que iniciaba una temporada, la sonrisa en el rostro lo delataba con la esperanza y la fe que solo tuvo su recompensa el 15 de julio del 2012.

Hoy faltando cinco días para acabar el año más lindo que hemos vivido, solo quiero brindar con ustedes familia:

¡Salud por todos esos que creyeron sin haber visto!
¡Salud por esos que aguantaron las campañas del 90, donde quedar en el puesto 11 era casi un premio!
¡Salud por esos que nunca, pero nunca dejaron de alentar  hasta que su garganta se convirtió en gelatina así Santa Fe fuera el colero!
¡Salud por esos que vivieron las peores navidades de 2010 y 2011 cuando el Tolima y Once Caldas nos  arrebataron el sueño!
¡Salud por todos ustedes hinchas, porque la pasión de ser santafereño no se compara con ninguna moda de otro color!
¡Salud por esos que ya no están, pero que desde el cielo ayudaron y empujaron como nosotros  para que hoy tengamos bordada la séptima estrella en el escudo!
¡Y finalmente Salud, porque en la Libertadores 2013 vamos a soñar más fuerte que toda América!

Feliz navidad y próspera Libertadores 2013.