Después de creer que ganando en Cali quedábamos listos, nos encontramos con la sorpresa de que es posible que ni los 28 puntos alcancen para clasificar a los cuadrangulares.
En el Pascual se jugaron dos partidos distintos en 90 minutos. En el primer tiempo salió un Cali arrollador, imponente, grande. En el segundo, la historia cambió, se vio un Cali timorato, metido atrás y desdibujado. Pero lo importante era ganar como fuera y se logró el resultado.
A pesar de las dos pifias de Sergio Herrera, que no sé cómo hizo para fallar esas dos clarísimas opciones que tuvo, conseguimos una diferencia de gol que nos da un pequeño margen de error en caso de que los resultados empiecen a conspirar en contra nuestra el próximo domingo.
De nuevo, quedó demostrado que Superman Ramírez es fundamental en nuestro andamiaje. Sacó las que tenía que sacar y mantuvo el arco en cero. Valdés no me dejó tan tranquilo, pues en la marca comete muchos errores, y sale jugando por el centro, perdiendo el balón a menudo y dejando mal parado al equipo en la parte de atrás.
El domingo ganándole a la Equidad, mínimo nos aseguraríamos el segundo puesto, pues los dos primeros se enfrentan por lo que uno de ellos va a dejar de sumar, o los dos en caso de empatar sumarían de a uno.
Por eso en Bogotá hay que ganar, pues de hacerlo entraremos a los cuadrangulares con el mal llamado punto invisible, que es el único ítem de desempate en los cuadrangulares finales. Por eso arriba Cali y a ganar el domingo en el estadio de Techo.
PD: Ojalá que opinen con respeto, estén o no de acuerdo sean cultos. Me he dado cuenta que muchos hinchas respetuosos de otros equipos opinan sin ofender y eso me parece muy bueno, pero hay otros que definitivamente no tienen la más mínima decencia, a esos son a los que hay que eliminar.
Aclaro, si algo tiene este blog es independencia, y el hecho que me llevó a tomar las decisiones que publiqué la semana pasada fue la forma tan aberrante en la que algunos escriben acá para provocar.
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