“…Huevos es pedirla: dámela ahora, que yo soy el que hace los goles” Gabriel Omar Batistuta, Ex jugador y Goleador histórico de la Selección Argentina
En el fútbol, como en cualquier empresa, cuando se está ad portas de iniciar un nuevo proyecto, se espera que por lo menos el que está por terminar concluya de buena manera, o por lo menos, de una forma aceptable, que permita llenarse de confianza para lo que viene.
Pero lastimosamente, y como ya es costumbre y hasta lugar común en América, esos finales terminan siendo más de lo mismo. El mismo caldo insípido que solo deja amargura al paladar, el mismo parlamento desvariado que dice que “estamos en transición” y que seguramente hará que muchos estemos pensando que, aún sin Hernán Torres en el banquillo Escarlata, el sexto año en Segunda División puede estar contemplado entre nuestras posibilidades.
Ayer el América jugaba en el gramado del siempre imponente pero anoche cuasi vacío Metropolitano ante el Barranquilla; un Barranquilla plagado de jóvenes, en su mayoría canteranos del Junior, en donde su jugador más experimentado sólo tiene 24 años, su arquero titular –Al que no se le pateó más de tres veces al arco- es un “pibe” de 19 años, y los delanteros no superan la barrera de los 20 abriles. Un cuadro que bien pudo temerle en el primer o segundo año de su rival en la B, pero que en la noche anterior le jugó sin miedo, sin tapujos, le escondió la pelota y puso a sufrir…En definitiva, los pela’os barranquilleros le perdieron el respeto al diablo y a sus trece estrellas, y le jugaron de igual a igual.
Pero más que ver al “Kínder” de Arturo Reyes jugar al ritmo que quería, y no al que el llamado “Grande” le obligara, duele ver a algunos jugadores esperando milagros celestiales a ver si el fútbol en una de sus artimañas confabula a su favor y pueden hacer algo más que lo que poco o nada aportan a la causa del Ascenso. Subero entregando la espalda como si fuese la Vía al mar, Amilcar errático y perdido, Ramón Córdoba dedicado a protestar y pechear antes que a marcar, el pobre Varona que tuvo que comerse el marrón de entregar varias veces la pelota a pies del contrario, Urueña entrando a congelar la cancha con su displicencia, Cabrera haciéndose expulsar de una forma tan infantil y absurda…
Salvo algunas pinceladas del inexorable Neider, chispazos difusos de David Ferreira, los conocidos y ya hasta famosos “Cojones” de El tecla Farías, y alguna que otra escaramuza de un ansioso Ayron que no se encuentra con la red rival, América no mostró ante su nuevo entrenador una cara distinta a la que ya estamos acostumbrados a ver, y peor aún, ante un rival que si lo tomamos nombre por nombre, pieza por pieza, resultar extremadamente inferior, y eso al hincha le cala, lo decepciona y lo vuelve escéptico frente al futuro, aún con un nuevo timonel listo para tomar la misión.
Por ahora, sólo espero que con el nuevo técnico las cosas sean a otro precio, y la cara y el estilo de juego del Rojo cambien en algo, y obtengan una identidad y un respeto que intimide más a los rivales del Torneo, que al mismo equipo Escarlata, y quisiera despedir estas líneas con una recomendación…Profesor Torres, llegue, asuma el puesto, esto es lo que hay ahora, trate de cuadrarse como pueda, y cuando pueda, (ojalá en junio) arme el combo que en verdad necesita América para volver a soñar con regresar a Primera.
Cualquier sugerencia, queja, o lo que quieran manifestarme, pueden hacerla a través de mi cuenta de Twitter @ElTurcoPuertas, un abrazo a todos, y nos leemos en una próxima oportunidad en este “Rincón del Turco”, que estén muy bien.
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