El tiempo ha pasado, mucho ha cambiado y otras cosas no tanto. Los gritos del “Movete, Cali movete”, retumbaron de nuevo donde cuentan, en la cancha, merced del regreso a nuestro Estadio Deportivo Cali con bioseguridad. Aunque el regreso de los hinchas es muy positivo, los resultados, por ahora, no tanto y ni hablar de lo otro que se mueve por estos días alrededor del club: la sosa, perdón, la “cosa política”.
Primero lo primero, el Cali. El profe Arias llegó con un discurso pausado, lleno de verdades (algunas de ellas evidentes) y un sentimiento por el fútbol bien jugado que, a muchos, me incluyo, nos gustó. Ver al Deportivo Cali ir de frente en cada estadio sin importar nada más que procurar el gol, fue muy alentador, un bálsamo. Rendimiento de hasta el 52%, nada mal aunque debía ser mejor, daban cuenta de un Cali que no perdía mucho, tristemente lo que perdía significaba una eliminación.
Poco a poco don Alfredo, el DT, cayó en errores que, desde su personalidad (aunque no soy nadie para juzgar) se alimentaron de soberbia y gestos inadecuados haciendo de la tolerancia, paciencia y respeto del hincha algo cada vez más difícil de encontrar, como el equilibrio en su plantel o quien cubra el flanco derecho con propiedad.
Los equipos en Colombia entendieron el esquema Arias, interpretaron sus formas y descifraron sus movimientos. El plantel, quienes aseguran respaldo incondicional al profe, sigue sin cristalizar lo que se plantea en el papel mientras luchan contra equipos que los han leído perfectamente y que, con frustración y tristeza les digo, vienen a nuestra casa a llevarse lo que puedan, uno o tres puntos, sin que lo podamos evitar.
Ojalá con la llegada de Teófilo Gutiérrez, podamos ver y encontrar otra cosa. Aunque hay unos que “huelen” a banca porque su nivel dista no solo del esperado, sino del antes entregado. De Amores, Menosse, Valencia y Vásquez, por mencionar cuatro, andan en un rendimiento cuestionable. ¿Qué será?
Un tema no menor, del que hablaré a fondo en otra entrada, es la forma en la que el uruguayo ha venido sacando provecho de nuestra cantera. Es tema que da para largo.
Bueno, bien, sigamos… regresamos a casa estrenando pinta, con una nueva camiseta muy bien lograda por Le Coq. Volvimos a las gradas del Coloso y en ellas los amigos de siempre, los que de a poco se van poniendo al día como asociados(as) y que van sintiendo cómo el corazón les vuelve a latir con las sensaciones que solo el Estadio del Glorioso transmite. Volvimos, sí, gracias a Dios, pero hay que cuidarnos, respetar las distancias y no dejar de usar el tapabocas. Créanme, hay que hacerlo, por el bien de todos, así no luzca en las fotos.
Deportivamente hay inquietud, por supuesto, los resultados no se dan, perdemos lo que no debemos perder y dejamos ir puntos entre malas entregas, fallas de marca, malos posicionamientos y, además, errores individuales que siguen sin corregirse, ojalá al menos, se estén evaluando.
Lo bueno es que cada ocho días tenemos oportunidad de darle la vuelta a todo esto y recuperarnos, lo malo es que lo hacemos a lo que salga y como salga con un Teo enorme en medio de todo. Tengo fe de que lo lograremos, tengo mi camiseta nueva, tengo mis entradas a la tribuna, ahora hay que ganar, ¿no? Dale Deportivo Cali, dale.
“Movete Cali, movete”.
Nos vemos en el estadio, nos leemos por acá.
*Foto: El Tiempo.
** Originalmente publicado en www.germanchos.com