En el fútbol hay varias normas de esas que no se escriben en ningún lado, pero que todos conocen, al menos los que vivimos cerca este deporte maravilloso. Muchas de esas normas tienen que ver con la privacidad, los manejos del camerino, la famosa “interna”. A riesgo de recibir una poderosa sanción (principalmente social) voy a compartirles un poco del desahogo que he leído en estos días en WhatsApp y que he compartido con algunos, como yo, dolidos (de verdad dolidos, no posando de dolidos) asociados e hinchas del Cali.
Lo primero es primero, ser hincha del Deportivo Cali es una de las cuatro mejores cosas que me han pasado en la vida. Temas académicos/profesionales, familiares y con mariposas de colores son las otras tres. La institución se me metió en el corazón, lo hizo como cualquier relación, paso a paso, primero fue por la emoción de verlos en la cancha, lo que vi hace poco más de 40 años me marcó, fui con papá, lo vi de verde, lo escuché gritar “Vamos Cali” y desde ahí entendí que lo mío es y será eterno con el azucarero. Te amo Deportivo Cali.
Esa vida que papá me dio y que fortalecí desde lo académico y profesional, gracias a Dios muy bien guiado y acompañado por equipos de trabajo de lujo, jefes incomparables y maestros en cada una de las dimensiones, me enseñaron a enfrentar la vida como lo que es: un reto delicioso cada día y con ello, una meta nueva cada noche. No es fácil, menos en este 2020, pero lo hago como mejor puedo, administrando pasiones, llevando a correcto uso las emociones y trabajando, porque más que decir, viejo, hay es que hacer.
Estoy en varios grupos de WhatsApp de hinchas y asociados, compartir historias, leer pensamientos, construir y procurar un Deportivo Cali mejor es el foco de la mayoría de ellos. En otros buscamos soluciones a lo que nos pasa mientras lamentamos la suerte que nos toca, los arbitrajes que nos dan y la falta de tino de nuestros delanteros. Son grupos de gente de todo tipo con algo en común: amor desmedido por el Glorioso.
De algunos tuve que retirarme, no puedo, mala mía, con la falta de coherencia. No puedo estar cómodamente en un grupo creado con el fin de alentar mientras lo único que se hace es destruir, no puedo con eso, lo siento.
En uno de estos grupos, uno de los miembros muy acertadamente compartió algo así: No puedo quedarme en la vida, así como ustedes, quedándome en las crisis, hurgando en las llagas sin aceptar que nos fue mal, tuvimos una mala temporada. ¿Qué tiene que ver lo que hace el vecino con lo nos pasó a nosotros? ¿Cuál es la necesidad de, entre asociados, faltarnos al respeto por no saber superar una frustración?
Sí, porque desafortunadamente caímos en eso, en que la responsabilidad no es del colectivo, sino de dos o tres, elegidos por el colectivo, sin mirar más allá. Por supuesto que deben liderar y responder por una y cada una de sus acciones, obvio, son humanos erran, sí, pero en la posición en la que están un “lo siento” es mucho mejor bienvenido junto a un “para salir de estar haremos lo siguiente”, ¿no?
Entonces empiezan los llamados a la acción. En otro de los grupos uno de los miembros acotó, palabras más, palabras menos: Hay que hacer un plan estratégico enorme, juntar una plata grande pero no para mal invertirla, si no para dejarla como capital de soporte. Pensar en dividir en unidades estratégicas cada área como lo son el Estadio, el Club, la cantera, la fundación y por supuesto el Equipo Profesional. Para ello se requiere incluir gente que sepa de fútbol y gente nueva, reconocida, con trayectoria, gente buena que no esté anteponiendo intereses personales sobre los de los del club y todo lo que lo conforma.
Estoy de acuerdo, el plan de trabajo, la estrategia ha venido fallando desde hace tiempo y los indicadores de gestión pasan cumplidos o no, como si nada. No, así no vamos a lograrlo, menos si unas unidades dan y las otras no. ¿Cuál es más importante? El fútbol claro.
En ese mismo chat otro de los asociados replicó: “La tarea no es fácil, pero debemos iniciarla mañana (yo creo que hoy). Y no lo vamos a lograr quejándonos de las victorias de los rivales o comparándonos con ellos. No seamos parte del problema. Seamos parte de la solución”. Clarito.
Dentro de los grupos hay voces de todo tipo, gracias a Dios porque así se enriquece el debate. Hay voces con una experiencia incomparable, además de conocimiento y sabiduría que, con generosidad y sin soberbia, nos nutren con opiniones como esta:
“Ni vos ni yo podemos estar satisfechos ni felices, máximo cuando la estrella muy posiblemente va para el otro andén. Volveremos, como en muchos años ha pasado, a querer reestructurar y a querer todos nosotros tener la solución en la mano, a burlarnos de los directivos, eso es normal, paso antes, pasa ahora”.
Diremos que el plantel necesita renovarse, que las contrataciones fueron malas, que las ventas no se reinvirtieron bien; que el técnico no era el mejor y que el presidente debe aprenderle presidente del rival de patio.
Diremos que en la Dimayor no pesamos, que para qué estadio y todo lo demás. ¿Por qué? Porque así somos en nuestra ciudad y en nuestro equipo, todos sabemos más que los dirigentes que nosotros mismos nombramos.
No podemos nunca aceptar lo que tenemos, que los estatutos, que una reforma, que lo ideal es otro modelo, que estamos obsoletos… ¿Saben una cosa? Si don Tulio es el putas y casi un ídolo pues sigan ese camino, porque si es tan bueno, ¿Por qué no se van para allá?
Ahora nadie, ni yo, puede ser tan torpe para no ver los resultados, pero hace, máximo 5 semanas, este chat mostraba optimismo, tranquilidad y apoyo total a los personajes que ahora leo deben renunciar. No podemos ser así de veletas.
El Cali es grande, no es otrora grande, el Deportivo Cali es Institución, el Cali es muchísimo más que un equipo y no puede compararse con equipos que tienen un solo dueño así estos muestren más fácil resultados.
Si nos volviéramos de un dueño no se si la pasión sería la misma. Siempre diré que prefiero el modelo de Florentino, pero porque además es el señor que más sabe en el mundo de futbol, pero como nuestro modelo es otro, pues toca vivir ese otro modelo y no estar comparándolo con ese.
Cuando tuvimos a Alex (Gorayeb) un adelantado en todo, obtuvimos muchos logros. Podemos aspirar a tener de nuevo un presidente autónomo que sepa mucho de futbol y que, con nuestro modelo también nos dé títulos.
Con la plata de Pance y de la sede del norte, aunque nos quedemos sin piscina canchas y turco, tendríamos el mejor equipo de Sudamérica y una excelente sede en el lote adyacente a nuestro Estadio, pero empiezan los de siempre a joder porque se quedan sin tener donde bañarse y la esencia nuestra no es esas sedes para que muy pocos se diviertan y las aprovechen.
Yo, de presidente, vendo todo, así sea peleando con los ex (presidentes), e invierto en estos dos temas para retomar la grandeza y volver a la senda de las estrellas. No es incoherencia mía, pero sí puede ser un plan atrevido que daría, a la fija resultados en lo deportivo”.
Les decía que tengo la fortuna de compartir opiniones de todo tipo, muchos con experiencia más allá de las sedes y las tribunas y que, con conocimiento de causa y llenos de sinceridad pueden, alimentando el debate, dejarnos conceptos como este:
“Considero, según lo leído en los últimos días en este chat, que estamos equivocando el diagnóstico. Estamos culpando a las sedes, socios y al estadio de no ganar títulos. Tengamos en cuenta que, salvo Nacional y Millonarios, somos el equipo que más finales hemos disputado en la historia del fútbol colombiano
Entonces, ¿Es culpa del modelo administrativo de la Asociación Deportivo Cali de no ganar las finales? Estamos dolidos, un dolor que se acrecienta por la probable estrella del vecino, pero ojo que no todo es malo y el Cali no resiste más equivocaciones de ninguna índole”.
Exacto, los responsables somos todos y va mas allá del Comité Ejecutivo o aquello que despectivamente llaman “El cemento”, acá los jugadores y directores técnicos, así como quienes los contratan y a quienes se los contratan también son responsables de los resultados, sobre todo en lo deportivo en donde, salvo el rol del hincha en la cancha, son directamente los que deben respondernos por lo logrado en la cancha, sin excusas.
Las opiniones continuaron llegando, otro que lo dejó todo en la cancha también comentó y sus ideas van por esta línea:
“Creo que esto se mejora con un equipo de buenos jugadores, jugadores con mucho compromiso. Elegir bien por parte del cuerpo técnico junto a directivos que apoyen el proyecto.
La camiseta del Cali es grande y respetada, pero no podemos jugar con esa historia y quedarnos en pensar que porque somos reconocidos, con eso vamos a ganar. No, así no es. Vamos a tener que darnos la pela con (jugadores) de perfil bajo, pero con mucha solidaridad y compromiso de todos.
Estamos criticando mucho, concentrados más de la cuenta en los de afuera y lo que debemos hacer es reflexionar cada uno y mirar cómo podemos aportar. Deportivo Cali necesita de un equipo de jugadores con hambre por ganar cosas y a ese equipo, a esos muchachos, seguramente mucha cantera, habrá que apoyarlos. Hay equipos con menos nómina y nombres que hacen más. Eso nos falta en lo deportivo: ganas, hambre y creer”
Cerrando el día de las reflexiones leí voces de otro tinte y tono, todo valido, son opiniones y el debate es más nutritivo cuando se presentan intervenciones que, manejando emociones y pasiones, se centran en la realidad con hechos, datos, pruebas y mucha seriedad.
De esta manera leí la siguiente participación en el chat en WhatsApp:
“El pasado pisado. El presente es complejo y no pinta un buen futuro. Si el vecino está ganando, pues apréndanle al vecino. ¿Por qué? Está ganando, ¿Qué está haciendo bien? Está a 90 minutos de ser bicampeón y creo que nosotros no lo somos hace 60 años. Pero nos ponemos a chimbiar diciendo que lo del vecino no nos importa. Claro que importa porque está trabajando bien, está dando resultados, ¿O eso también es malo?
Eso no es digno de nuestra alcurnia. Prefiero llamar al sr Tulio y asesorarme de él. Pero seguir conservando la institución y no andar a la vuelta de tres o cuatro años diciendo Ay nosotros teníamos un equipo que se llamaba Deportivo Cali, pero ya se acabó. Miren al Cúcuta por Dios”
En ese mismo grupo de WhatsApp, un asociado y muy reconocido hincha nos recordó una realidad adicional: “Se vienen elecciones y así como va la actual no se conseguirá nada. Se asoman candidatos y planchas y con eso mucho socio se acerca a estos candidatos, unos que perdieron esa cercanía al Comité con la llegada de Mejía y otros que Mejía nunca escuchó”.
Nada claro el panorama. Real.
Igual, otro de los participantes manifestó con lo que considero acierto: “La suerte está más cerca de los que más trabajan, de los que más lo intentan, de los que se remangan la camisa y se echan el bulto al hombro y se ensucian la ropa. La suerte difícilmente llegará desde una mesa perfumada desde algún club social o viviendo de un pasado”.
Lo que es claro es que “el hincha tiene que exigir. Nos tenemos que unir”, como bien escribieron también en el grupo. La unión es necesaria como herramienta, “eso es ineludible, pero tiene que ser en torno al fútbol. Lo demás son distractores”.
Al final, se queda uno en medio del desahogo. Necesitamos aprender y adoptar lo bueno del rival de patio: una hinchada que critica, pero no abandona. Un directivo que piensa en la hinchada sin descuidar el negocio y que tiene logros demostrables más allá de los apellidos, los amiguismos y los favores. Hay que salir al frente con lo que hay y decididamente.
La única oposición que debemos tener no es a la transparencia o a la inteligencia financiera, es al tema de las llegadas y salidas de jugadores, de lo que se llevan los que se van y traen los que llegan, no de promesas, sino con resultados.
La cantera nos debe entrega, talento no, pero entrega sí. No podés esperar el reconocimiento si en la cancha no mostrás tu verdadero valor. Llegar al primer equipo no es llegar, sacarlo campeón sí. La camiseta es para sudarla, no para rotarla por redes sociales.
“Necesitamos un cambio ya”, escribió otro de los miembros del chat, “o cambiamos o desaparecemos”, cerró y es cierto, cambios que fortalezcan los ya efectuados en la administración, que se den con urgencia en lo deportivo (a todo nivel), necesitamos más y mejor gente de fútbol, trabajo, menos apellidos, más concentración en lo colectivo y menos en el interés particular.
Necesitamos menos palabras, más acción y darle vuelta a los temas que nos tienen complicados no desde la frustración, sino desde la planeación, los ajustes y los resultados de ellos siempre parados en la transparencia.
Nos vemos, espero pronto y todos, en el estadio mientras tanto nos cuidamos y nos leemos por acá.
Feliz Navidad familia verdiblanca. Que el 2021 nos traiga mayor alegría y a todos mucha salud.
Nota: A Armando, Don Ernesto, Carlos M., Martín, Don Luis F, Dr. Miguel, Gustavo, Julio, Wilson… gracias por permitirme compartir sus ideas con tanta generosidad y gracias, por, como yo, desear lo mejor para el Deportivo Cali sin pensar en nada diferente que en nuestra amada institución.
*Originalmente publicada en www.germanchos.com
*Foto: Archivo personal A Goyes.