Llegar a ver al Deportivo Cali en su casa, nuestro estadio, es una experiencia única, inolvidable y así la hagás cada ocho días o cada 72 horas (dependiendo de la programación de la Dimayor que no coordina con otra del continente) siempre, en esa visita, te queda algo nuevo. 

Me gusta, me gusta mucho ir al estadio y más cuando lo sé propio, nuestro, de la familia verdiblanca y en él, desde la entrada, me siento en casa. Cuando saludo al de la cerveza, a Martín el del maní o la señora de los baños. No entiendo cómo todavía hay quienes se resisten a ir, entiendo los motivos laborales, académicos, logísticos o económicos, obvio, pero teniendo todo y no ir… en fin.

Me dicen que no van porque el espectáculo no los nutre, no los llena y que el equipo no juega buen fútbol, pero comentan el partido con la propiedad de aquel que no se perdió un minuto del mismo. ¿Lo ven por TV, pero no en la cancha? Es decir, el tema no es de espectáculo per se, es de pereza, de tacañería (insisto con la economía de nadie me meto) o simplemente de rebeldía, porque, no nos digamos mentiras, estarán buscando boleta para las finales de Liga y/o para los cuartos y, Dios mediante, fases siguientes de la Suraméricana. No es muy coherente el discurso, es decir, sí no te gusta ese fútbol, pues no lo veas. Si lo que querés es que tu presencia no se note como «apoyo», ¿Para qué sumás rating al canal aquel que no prepara los partidos o en FOX? Digo nada más y pregunto porque no sé. 

Como sea. Deportivo Cali, sufriendo, apretando, metiendo, luchando, pero sobre todo aguantando logró eliminar a Liga de Quito en la Copa Suramericana como antes lo hicimos con Danubio y Bolívar. Dura, durísima llave a la que nuestro DT en la rueda de prensa le dio el valor real: pudo ser algo más para ellos. Y sí, lo pudo, porque los nuestros fallaron en definición en Quito y en Palmaseca estuvieron perdidos los que debieron brillar. 

Lo bueno, porque estoy procurando concentrarme en lo bueno, es que en el Deportivo Cali tenemos a Camilo Vargas, Macnelly Torres, José Sand y Andrés Pérez a quienes ponerle el pecho a un partido como estos no les pesa. Gracias a Dios, urgía algo de eso, de los gritos pegados a tiempo, de los brazos templados y el rostro serio para reclamar por inteligencia al jugador y por sacrificio al canterano. Los viejos sacaron la cara por los pelaos en la noche de cuarto creciente del 19 de septiembre.

Clasificamos a cuartos de final de un torneo continental como no lo hacíamos hace 14 años y por primera vez en Copa Suramericana. Esperar por Santa Fe o Millonarios para definir el paso a semis y, de lograrlo, preparar viaje al sur. Se puede, se debe, es el objetivo número uno del plantel y, al menos en lo deportivo, una de las metas del comité ejecutivo. Acompañar, alentar, estar por y para el Cali, nuestro deber. 

Volvamos a la hinchada, a la que dice que no los ve por feos, pero los recita. A los que dicen que la cantera es de oro, pero no pierde la oportunidad para levantar a madrazos a los pelaos. Volvamos a la hinchada, la que elige partidos, la que se pone la camiseta para las fotos, no porque quiera ayudar a cargarla y mucho menos se interesa por lo que pasa con las unidades de negocio del club o el desempeño de las áreas en lo administrativo. 

¿Seguiste leyendo? entonces sabés que no es con todos, no somos todos, son un puñado que, lamentablemente, hacen más que los que debemos de verdad hacernos notar. No digo, nunca lo he hecho, que debemos guardar silencio o aplaudir todo como focas, ni más faltaba, pero si tratar (proponer no es obligar) de disfrutar lo bueno que nos pasa. Celebrar la clasificación si pasar viejas cuentas de cobro, viejos «te lo dije». El fútbol es dinámico, hoy estás, mañana tal vez no. 

Es agotador, al menos a mí me pasa y debe ser por la edad, leer permanentemente a tres o cuatro (que podrían ser el mismo porque son cuentas falsas en Twitter llenas de odio y cizaña) acabar con todo aun cuando el «todo» tiene al grueso de los hinchas contentos, ojo no conformes, contentos.

¿El equipo de Pelusso, nuestro Deportivo Cali juega feo? sí, por supuesto, es un estilo muy de don Gerardo y no muy DeporCali. ¿El equipo no es capaz de ganarle a nadie de visita? Ahí están los resultados, no se debe agregar nada. ¿Los muchachos no remontan un partido prácticamente nunca? Es verdad, no lo hacen, solo una vez de 14 lo lograron.

¿La cantera ya no da lo que se esperaba y de lo que da lo usan mal? Bueno, si los pelaos salen a caerse en la cancha, no hay mucho que decir. ¿Que la voz oficial de prensa en el club no comunica nada? Cierto, lo hacen los periodistas y ni idea por qué. ¿Hay promesas sin cumplir? Sí, todavía. 

Hay mil cosas, obvio que las hay, no se olvidan ni se dejan de ver. Algunas se han ido corrigiendo, la cercanía con los asociados y el hincha ha despertado muchas inquietudes mismas que el club y el equipo han ido atendiendo, a su manera y posibilidad. Falta, claro que sí, pero prefiero estar empujando que, esperando, haciendo que pidiendo y solo exigir cuando sé que antes dí. 

Podés criticar, claro que sí, hácelo. Dejá de ir al estadio y/o ver los partidos, dale, pero si vas a la cancha que el plan no sea llegar malechudo(a) a gritarle a los muchachos que son vagos, muertos, brutos, burros e hijos de noches a sueldo, con todo respeto, no me da para eso y te invito, de corazón, a que tratés de no hacerlo, como seres humanos te agradecerán. 

Los resultados serán quienes dictarán la última palabra, por ahora estamos en cuartos y sí, hay que celebrar. Vamos Cali, vamos carajo, un paso a la vez, todos juntos.

Nos vemos el domingo contra Tolima, nos leemos por acá

Germán Salcedo Cajiao

@Germanchos

Nota: Don Libio, te adelantaste. Buen viaje, ya nos veremos de nuevo.

*Foto: ElComercio.com