Terminó en Bogotá el Torneo Fox que, además de probar que las hinchadas pueden convivir en las tribunas dejó, para mí, que la producción en la transmisión de los partidos de la Liga Águila puede (y debe ser mejor) sobre todo ahora que se han planteado cobrarnos, pero ese es otro tema.
Terminó el torneo amistoso y nuestro Deportivo Cali deslució, no se vio bien y el balance, al final, fue de tres jugados, dos perdidos y uno empatado. Balance negativo, si nos concentramos en las estadísticas y en el juego contra el vecino, una vergüenza que no se excusa ni con hematocritos.
Al final, el hincha siempre, como yo, querrá que el Cali gane todo lo que juegue, obvio, es su deber como institución y para lo que se ha contratado a cada elemento del plante profesional, desde el DT hasta el utilero, pero, al menos yo no, esperaba que se lograra un rendimiento óptimo en estos juegos, lo dijo el Profe, “si vemos un fútbol de maravilla es porque estamos haciendo algo mal”.
Pelusso, como otros DT (incluso campeones verdiblancos) optó arrancar la pretemporada trabajando, con urgencia y de gran necesidad, lo físico. Los jugadores fueron exigidos y probados en su desempeño físico, había que ponerse a punto, hay que ponerse a punto porque todavía falta.
Tras esas sesiones algo de fútbol se hizo con un foco en lo táctico defensivo, porque para ninguno de nosotros es un secreto que la defensa del Cali necesita trabajo, y mucho. Los días fueron largos y productivos, los refuerzos y contrataciones llegaron, algo de la moral se levantó e incluso se habló de un nuevo comienzo y de un plantel competitivo. Estas palabras, de directivos, jugadores y presidente fueron, sumado a lo visto en las prácticas, el alimento de una expectativa para el torneo amistoso, el hincha pensó que estaba, milagrosamente, ante un Cali renovado.
La realidad es otra. Del juego de Santa Fe rescatable el principio y final, algo de dinámica y otra vez errores defensivos. Del partido ante América no se puede decir nada diferente a que los rojos salieron a ganar el partido y nosotros, bueno, a verlos ganar. Ante Millonarios, actual campeón y con su nómina titular, el profe paró un equipo con varios canteranos (al final terminaros siete en cancha destacando los Caicedo) y se vio otra cosa, mejor entrega anímica, mas no de balón, mayor seguridad defensiva, aunque Millos poco atacó y en general un cuadro que, sin llamarse a triunfalismo, tranquiliza un poco ante la creciente preocupación.
Lo que en verdad me preocupa, aun sabiendo que en lo futbolístico falta, es la facilidad con la que la interna es ventilada en los medios periodísticos. Yo entiendo la labor de investigación y el rigor con la información del verdadero periodista, los otros, más que comunicadores, no pasan de chismosos tristemente alentados por las ganas, a mi parecer, de figurar de un par dentro del club. Dejemos trabajar a Pelusso, dejemos a los muchachos adaptarse (ojalá rápido) a ese modo de trabajo para que, con nuestro aliento y compañía en el estadio, el equipo cambie radicalmente de cara y nos muestre que, efectivamente, es un nuevo comienzo y no sea, como mucho en este Deportivo Cali 2018 hasta ahora, palabras que se las lleva el viento, promesas que no serán recuerdo.
Recuerdos como los que nos dejan en esta pretemporada en la que revisando podemos concluir, sin riesgo a equivocarme, que el diagnóstico inicial se mantiene: seguimos débiles en defensa, aunque los centrales mejoraron. Las bandas no las hemos cerrado, eso sí. Debemos optimizar la velocidad, agresividad y marca en el medio así como la entrega de balón. Gente para eso hay, no debemos seguir usando al equivocado. Falta generación de fútbol porque, así como va, a Sand va tocar comprarle un balón para él, porque no le va a llegar. Falta mucho, sí, pero va a mejorar.
También falta, dudo que sea pronto, que la hinchada se meta positivamente con el equipo. Basta ya de destruir por el gusto de hacerlo o por ganar relevancia en una red social, no hombre, esa histeria no sirve para nada, debilita al jugador, le diezma la confianza al plantel, le da tema a los buitres con tinta y micrófono así como da material, y de sobra, al rival para montar su burla.
Sí, hay que exigir, pero en consecuencia con lo hecho, con el respeto que le piden al jugador y, sobre todo, con el deseo que tenemos todos de hacer del Cali algo más grande. No se puede dar amor con odio, al menos yo no.
Falta, tengo entendido, un partido más de pretemporada contra Cortuluá y luego el debut ante Envigado el sábado 03 de febrero a las 20 horas. Ojalá el ambiente en el estadio sea otro al visto en las redes sociales y ojalá el equipo devuelva nuestro amor con buen fútbol y un resultado positivo que justifique lo aprendido en la pretemporada que, al fin y al cabo, para eso es.
Nos vemos en el estadio, nos leemos por acá
*Foto: Futbolred.com