El Estadio donde el Deportivo Cali juega de local, su casa, nuestra casa, queda en Palmaseca, las Palmeras, Palmira, Valle del Cauca  y es por eso que se le denomina así, “Palmaseca” pero su nombre es Estadio Deportivo Cali y, de paso, es el único en el país que le pertenece en su gran mayoría, a un club deportivo. El Cali, tras la salida de Palcos & Suites, quedó, según tengo entendido, con un poco más del 60% de la propiedad y la otra porción es de los dueños de los palcos. Es, en ese sentido, un estadio propio.

Por años al estadio no se le hizo nada. Inició como un proyecto y desde el comienzo sufrió todo tipo de tropiezos pasando por el hallazgo de un entierro indígena, falta de agua, temas de tierras y, desafortunadamente, sobrecostos que obligaron a detener la obra en un par de ocasiones.

Corrimos el riesgo, aunque creo que en esto exagero, de suspender la obra pero no, el empeño de los directivos y dueños de palcos lograron sacar adelante el proyecto hasta tenerlo funcional, que fue como lo conocí en 2010.

Desde ese día, desde ese momento, esa noche del 3-1 a Nacional,  supe que estaba y que estaría siempre en casa. Agradecí por eso al salir, sentí ganas de volver, de estar de nuevo en la grada y esperaba, como lo he visto con el tiempo, que le metieran dinero y trabajo a la obra. Hoy es un escenario muy diferente a como lo viví aquella noche.

La historia cuenta que Jarol Herrera convirtió el primer gol y que Martín Morel se inmortalizó con una tripleta en un clásico la noche del 6-3. También narra que dimos ya una vuelta olímpica al obtener su primera Copa Colombia ante Itagüi.

En Palmaseca vimos debutar maravillosos canteranos, vimos goles y sufrimos goles. En el Estadio Deportivo Cali hemos jugado 98 partidos, incluyendo amistosos, con un saldo de 58 victorias y 13 derrotas. Pudimos abrazarnos de gol 166 veces, el último por Liga inolvidable, el de Nico Benedetti.

En las últimas 16 fechas en casa no hemos perdido. Tenemos 13 victorias y 3 empates.

Se nos da bien en casa, es nuestro «templo» y poco a poco las obras se han visto. Gradas, palcos, ascensor, agua potable, vías pavimentadas y  las rampas.  La venta de jugadores ha servido para no solo fortalecer al equipo sino apoyar el proposito de este comité ejecutivo de meterle la mano al estadio. Es nuestra casa.

Hay quienes no les gusta ir, hay quienes tristemente no pueden pero, lo mejor, hay rivales a quienes Palmaseca les resulta incómodo o, como declaró alguna vez un miembro de un equipo que no diré, “esa cancha da miedo”.

¿Será por eso que muchos se empeñan en mostrar lo malo cada vez que pueden? Sí, porque es curioso cómo el único comisario de campo con visión 20/20 es el de Palmaseca y los únicos árbitros con visión periférica y memoria gráfica han sido los que pitan en el Estadio del Deportivo Cali, pero bueno, los árbitros no juegan, sancionan, si, pero no juegan.

Es raro, adicionalmente, que los más incómodos en el escenario son quienes desde sus micrófonos comentan (viven de eso) lo que pasa en la cancha. Lamentable es que pareciera les encanta señalar defectos y destruir. Ojo, no es un llamado a callar o tapar, no, el estadio tiene defectos, claro que si, pero resaltarlos partido a partido habla más, insisto, de su incapacidad como periodistas para buscar historias que del Cali en finalizar las obras.

Los rivales señalan al Estadio Deportivo Cali como un criadero de zancudos o ser un «potrero» cuando, ¡oh, qué curioso!, el brote de Zika (enfermedad transmitida por un mosquito) les dio a ellos en su sitio de entreno, sí el que se inunda cuando llueve mucho. «Así es la vida, así de irónica».

Otros prefieren señalar la falta de público en las gradas. Acá no se miente, tienen razón, el hincha del Glorioso no acompaña masivamente, como debería, salvo cuando, por registro social, conviene ir por la foto. Eso si, es importante tener en cuenta: El Deportivo Cali y las autoridades acordaron no vender al aforo completo del estadio por temas de seguridad. Solo se pueden 25.000 por partido.

Igual, autocrítico como me enseñaron a ser y me gusta ser, sé que la nuestra es una hinchada intermitente e incluso distante pero, como ninguna, aparece y está unida cuando se necesita, cuando somos atacados o sentimos cerca una derrota.  Aparece para dar ejemplo de creatividad y ejecución de tifos así como para exigir «huevos», a empujar al equipo e ir por el resultado para decidir un partido en donde los puntos cuentan, la cancha no las gradas.

Mi invitación, a rivales (tribuna, escritorio y prensa)  es a que se preocupen por llenar los demás estadios, incluso los que verdaderamente no están en condiciones para albergar el deporte más lindo del mundo: el fútbol.

Obvio, de ladrillos no vivimos, claramente, nos faltan títulos, si, ese es el lunar de este comité y otros anteriores pero, paso a paso como las obras, llegarán porque el proceso lo requiere, lo exige y mientras las finanzas estén sanas, la cantera blindada y la hinchada unida (que curiosamente es lo más complicado de todo) lo lograremos.

De nada sirve tener estadio terminado, hinchada unida si en la cancha no se pone actitud, temperamento y, por supuesto, fútbol. Ahí es el turno de los muchachos que lentamente van encontrando fútbol y mostrando cosas diferentes. Aguerridos, aunque en un mal encuentro, sacaron adelante un clásico que teníamos perdido y, a mitad de semana, lograron una importante victoria por Copa Águila con trazas de buen manejo de pelota y fútbol ofensivo que registro un 3-0 a favor.

No es un secreto que para mi la llegada de Héctor Cárdenas no es lo mejor pero quiero creer y no dejar de estar para Deportivo Cali que es lo que cuenta. Vi mejoría, escucho del deseo de esa mejoría y traer a la cancha otra disposición y entrega. Más ganas. Para verdades la cancha, viene el partido aplazado con el Pasto, con el complicado equipo de Flabio Torres, ahí podrán mostrar que todo lo que dicen no son solo palabras.

No podemos desconocer que el Cali es un “nuestro” y no un “suyo». Acá estamos para sumar no solo siendo socios, abonados o comprando las camisetas oficiales sino comportándonos a la altura en el Estadio, acompañando. Lo demás es sencillo: llegar con tiempo, parquear bien, respetar indicaciones de la logística y la policía en orden, con respeto, solidarios y usando el sentido común.

Portémonos bien, colaboremos, por favor, colaboremos mientras el estadio y sus salidas están a un 100%. No demos papaya.

Vamos Cali, hay con qué, queremos la décima, vamos por la décima, Palmaseca, tu hinchada,  la reclama.

Nos vemos en casa, nos leemos por acá

Germán Salcedo Cajiao

@germanchos

*Fotos: Archivo personal, Futbolred.com y Alejandra Goyes 

*Estadísticas: Luis Jovel 

Por cierto, les dejo este recuerdo, así se veía el Estadio Deportivo Cali el día del clásico: