Les propongo algo, hagamos a un lado la ansiedad por lograr resultados en nuestro Deportivo Cali y así mismo paremos un poco lo del odio visceral (e incluso desmedido) por X o Y jugador, el cuerpo técnico, los miembros del comité ejecutivo, el de comunicaciones, la de mercadeo, el de logística, la de las empanadas y/o el jardinero del club. Hagamos una para en eso que, es sabido, no nos ayuda en nada y, por el contrario, nos aleja de la realidad y nos impide ver las cosas como son. Estamos mal, si, ojo y no se niega, en lo deportivo el 2016 ha sido un año muy malo y en lo institucional se salva por la gestión de venta de jugadores y cantera, porque en lo otro pasa apenas raspando.
Ir de partido en partido levantando todo a la maldita sea es inútil. Como los socios que no van a las asambleas y se quejan; como quienes no compran boleta y exigen. Es lo mismo, se queda en las redes sociales y ahí muere, entre un par de likes y tres tristes erretés. No, acá hay que hacer algo más.
Cuando los madrazos por las redes sociales cuenten en la tabla de posiciones, generen ingresos y den estrellas el Deportivo Cali tendrá eso ganado y lejos. Eso no suma, sirve como desahogo, si, pero hacer esa mala leche es propio de pseudoperiodistas y prefiero dejárselo a quienes, como ellos, viven de ella o la necesitan para recibir la atención que ni la mamá (ni al parecer nadie) les da en casa. Para mi darle vuelo a esa mala leche es igual a jactarse de llenar uno o todos los estadios cada ocho días pero siguen sin dar resultados. ¿Me explico?
Trata de administrar esa pasión, bajarle a la histeria. Pues, es una invitación, ojo, si querés.
Hemos avanzado, claro que si. Tenemos estadio, balances saneados, una cantera de oro y un montón de ídolos de respeto internacional. También tenemos una de las hinchadas más sancionadas de Colombia, una administración que no pesa como debería en Dimayor y unos jugadores que todavía, a pesar de ser hechos en el Cali, no entienden lo que es ponerse la camiseta del Glorioso.
Entonces, obvio, como es más difícil hacer autocritica y el pecho es de hielo no podemos darnos muchos golpes en él, por eso salimos a quejarnos por todo, a destruir, a criticar y a desear, incluso, que el equipo pierda para que alguna de nuestras opiniones cobren el valor que la razón no les da. Qué pobreza, qué tibieza. Inmerecido para el verdiblanco.
Hagamos cuentas, ¿les parece? Si, porque con los números obtenidos por Mario Yepes y sus dirigidos y tras la eliminación de la Copa Águila no nos queda otra que, como hace 20 años, sacar la calculadora y el rosario.
Deportivo Cali está, con un partido mas, en el puesto 10 de la tabla de clasificación. Tras nosotros hay varios equipos con partidos pendientes que, de ganarlos, nos dejarían por ahí en el puesto 14, mas o menos. No no es malo, es malísimo. Por el otro lado, en la reclasificación, el Glorioso marcha sexto a 21 puntos del primero, 12 del segundo y nueve del tercero.
Tenemos por jugar nueve partidos (el de Millonarios lo adelantamos y Aquivaldo hizo lo que hizo y bueno, perdimos). Nueve juegos, cinco en casa (que ojalá sea siempre El Estadio Deportivo Cali) y cuatro por fuera.
Si la meta para una clasificación segura son 32 puntos estamos a 18 de lograrlo, es decir, debemos ganar seis partidos, es decir, debemos ganar el 67% de los puntos, es decir, debemos ganar los cinco en casa y uno mas por fuera, es decir, que Chico, Pasto, Bucaramanga, Junior y Envigado no pueden sumar puntos ante nosotros e ir por los puntos ante Santa Fe, Alianza, Jaguares y Rionegro. Aprovechar todo el calendario, todo.
Espero que Mario Yepes, quien valora el esfuerzo de sus muchachos y que sabe que hay que empezar a ganar pues así se los ha exigido sin temor, lo tenga presente como lo tengan presente los jugadores llamados a marcar diferencia en el plantel y los canteranos, mejor dicho, que no sea un deseo solo de los hinchas o una obligación del comité ejecutivo. Les recuerdo, el Cali somos uno.
¿Qué podemos hacer nosotros como hinchas? Generar un ambiente que les permita a los muchachos concretar goles, sacar resultados y sumar no solo experiencia sino puntos y títulos. Acompañarlos, exigirles pero también ayudarles a manejar la ansiedad. Si desde el banco no se escucha el «vamos, vamos» desde la tribuna se puede, «Vamos, vamos». Controlemos, en lo posible, la histeria y pidamos, reclamemos, exijamos pero buscando lo mejor para el Cali, no lo peor para el jugador, de eso debe encargarse el club.
El Cali somos uno y lograr ganar seis partidos de nueve para clasificar en principio no debería ser una necesidad, menos con la nomina que tenemos pero, por la tozudez de un DT que pareciera no dejarse ayudar de los que sabe para arroparse en los que no le convienen nos tienen así, con las matemáticas.
Los invito a sumar, no a restar. A multiplicar la buena energía, no a dividir a la hinchada y, sin alcahuetería, estar juntos, paso a paso, unidos, como lo hemos sido regularmente en la familia de los domingos, en la familia verdiblanca verán como, ante esto, a los jugadores y DT no les quedará otra que agradecer con talento y goles, en vez de reclamos y rabia. Espero y deseo que funcione.
Seis de nueve, arrancamos. Primero Chicó el domingo 1o de septiembre y luego Santa Fe en Techo el 15 del mismo mes. Uno por uno, seis de nueve. Mario, en tus manos, muchachos en su pecho, hinchas en nuestro aliento y socios… vayan a las asambleas.
Vamos Cali, vamos carajo.
Nos sumamos en Palmaseca, nos leemos por acá
Germán Salcedo Cajiao
*Fotos: Futbolred.com y archivo particular.