No sé si estarás familiarizado con el trabajo musical de Alcibiades Acosta, (‘Alci’ para los fans) o si en alguna fiesta familiar de las tías mayores en medio de una pausa te hicieron escuchar y cantar «La Copa rota».
La canción es un profundo himno al despecho y, curiosamente, fue en lo que pensé al leer y escuchar los comentarios de la prensa, algunos hinchas y gente del común tras el Deportivo Cali- Boca Juniors del pasado 24 de febrero. Si, curioso, me acordé de la primera estrofa y, entre risas, pensé, si, esa es.
Esta primera estrofa, la última parte sobretodo, marca el sentir de los amigos argentinos y de otros, no tan amigos, colombianos respecto al juego, dice así: «Aturdido y abrumado por la duda de los celos se ve triste en la cantina a un bohemio ya sin fe. Con los nervios destrozados y llorando sin remedio, como un loco atormentado, por la ingrata que se fue«
Si, se fue, pero, antes de que los «hinchas» negativos del Cali pretendan tenerme en sus filas, cosa que no sucederá jamás, no se nos fue la Copa, ¿cómo lo haría en un partido? no sean tan ingenuos, no. Se nos fue, si, pero el temor, la ansiedad y, ya casi del todo, las dudas acerca del equipo. Se nos fueron y vamos ganando en fe y confianza, además de orgullo, mientras que los demás, amargos y azucarados hinchas negativos, sumados a los periodistas/empresarios, los hinchas de jugadores y los aspirantes quemados a Comité ejecutivo se unen al mar de lagrimas argentino. Dios, si que han llorado. Preocupante, se pueden deshidratar.
Aunque, es bien sabido, sirve también como ambientación al show mediático que les gusta para convertir los partidos de fútbol en «revanchas», «batallas» y «guerra», así son.
Acá se tratan las cosas con positivismo pero sin ocultar lo que no funciona bien. Nuestro Deportivo Cali arrancó su participación en la Copa Libertadores 2016 con un durísimo partido ante nada más y nada menos que Boca Juniors quienes venían aparentemente confiados por enfrentar a un equipo hecho 70% de canteranos y para casi todos sería su primer juego en la Libertadores.
¿Se notó esa falta de experiencia copera? Decir que no es mentir. Se notó. Los primeros 20 minutos los dirigidos por Pecoso no se encontraban. Boca jugaba a sus anchas salvo por las interrupciones para cobrar una falta porque, también hay que decirlo, Deportivo Cali no tuvo contemplaciones y cometió muchas infracciones.
Pericles Cortez fue el arbitro del encuentro y quien, según Fox Argentina, fue recomendado por Oscar Julián Ruíz, para dirigir ese partido a pesar de que en seis años de carrera como referí solamente tiene 14 actuaciones en Copa y que, dato curioso que leí en Clarín, nunca expulsó a nadie en esos partidos. De la cancha debieron salir, al menos, Tévez y Godoy. Horroroso arbitraje en Palmaseca.
En fin, 29 faltas en 90 minutos de juego es casi una por cada tres minutos de partido. Un montón pero, como lo dijo Carlos Tévez «así se juega la Libertadores» y eso, eso sirvió, no para el fútbol, sino para poder estar hoy despidiendo al miedo y ganando confianza para así ir dejando una y varias bocas cerradas esas que hablan de falta de peso (testicular y nominal) para enfrentar la competición por parte de los muchachos y su entrenador.
El equipo, salvo el no poder concretar un gol de las cuatro claras que tuvo, cumplió. Se pusieron el overol, como le gusta al DT. Borré, Roa, Banguero, Lozano y Pérez lo dejaron todo en la cancha a pesar de arrancar con dudas. Preciado lucha, Hernández cumple, a Helibelton le falta creer más y Mera, bueno Mera es Mera.
Fabian Sambueza, por su parte, se perdió un poco y tuvo solo instantes mientras que Godoy, si bien logró recomponer algo al final del primer tiempo tuvo que salir, no solo por la amarilla que pesaba sobre él sino porque su nivel no era el necesario para ese partido.
Empate a cero, sabor a poco por el resultado porque en estos torneos hay que, si o si, ganar en casa. Nos queda la obligación de ir a Bolivia por los puntos, nada más.
Empate a cero con récord negativo de faltas. A veces el temperamento se confunde con violencia, hay que trabajar en eso, Pericles nos dejó, pero puede que otro no. El juego fuerte no siempre es contra el rival, a veces es un mensaje de los veteranos a los jóvenes, un «míralo, también se cae, también se duele, es como vos». Había que hacerlo, se hizo, pero conviene no repetir
Empate a cero en un debut para el estadio y para los canteranos que nos deja con la expectativa alta. Se puede, claro que se puede. Hay con que y los muchachos, a su manera, mostraron que no le van a tener temor a nadie y que, a pesar de las dudas, están a la altura del reto y metidos, de cabeza, piernas y corazón por llegar lejos, seguir haciendo historia.
Empate a cero lleno de llanto, de quejas y reclamos. Los siento si los ofende pero, ¿Quién más que Boca para dar lecciones de cómo dar patadas? Vinimos, vimos y vencimos, simple. Insisto, lo dijo Tévez y lo replico Gago, destacado en Palmaseca, «Así es la Copa Libertadores, no hay que llorar».
Cambio de tema. Me encanta ir a Palmaseca, cada vez que puedo voy y es lindo, hermosos verlo lleno con la gente alentando, apoyando y respetando, como debe ser, la casa.
Es lindo ver cómo la gente llegó temprano y que, salvo un par de orates que nunca faltan, respetaron los puestos. Lindo. Pero, hay un pero, es un concepto que podemos debatir abiertamente y no hay porque cerrarse a una posición, la logística no fue la mejor y en eso deben trabajar con urgencia.
Nos vemos en Palmaseca, nos leemos por acá.
Germán Salcedo Cajiao
Foto: Futbolred.com y archivo particular