A lo hecho pecho y en el caso de nuestro Deportivo Cali podemos inflarlo porque el 2015 fue un muy buen año que, obvio para la exigente hinchada azucarera pudo ser mejor, pero lo logrado habla muy bien de un proceso que va, a pesar de todo y de todos, por buen camino.

Un 2015 que afianzo y, atrevidamente digo, recupero un sentido de pertenencia que se había perdido, lástima que al momento de la asamblea no se corroboró.

Podemos decir, con la boca y el corazón llenos de orgullo, que nuestro Deportivo Cali es más nuestro que antes. Salimos campeones en nuestro estadio, dirigidos por uno de nuestros ídolos y de la mano de nuestra cantera.  Ojalá y dejemos a un lado las dudas, creamos más y podamos decir que vamos a comprar nuestros abonos.

Nos unimos más y estamos juntos en esto. Es lindo, de fábula diría el argentino, como se ha manejado el tema de los refuerzos. Atrás quedaron los años del humo y de la dañina prensa deportiva de cocina caleña. Una cosa es el manejo, otra los nombres, ojo.

La condición del Deportivo Cali no le da para los referentes que la hinchada (algunos todavía viviendo en Cali y sin conocer Palmaseca) exige. Obvio, al erudito le traen a Messi y quiere a Cristiano Ronaldo, eso si, cuando le piden da como si el que viniera es un jugador al borde del retiro. Reconsideremos.

Tal y como ustedes, al menos algunos, quiero lo mejor para la institución que me ha dado las alegrías que el Cali me da. Quisiera ver un equipo de ensueño y que los dirigidos por Pecoso se paseen los 15 partidos que nos separan del mundial de clubes. ¿Quién no? Pero la realidad es otra y el esfuerzo administrativo para dejar de depender de patrocinios y demás mientras seguimos siendo «la cantera de oro» son enormes y el costo, que en este caso es un gusto, es ese: hay que creer en lo nuestro, en el proceso.

Llegaron Felipe Banguero, un marcador (no lateral) rendidor y de pulmones; Miguel Godoy, paraguayo volante de marca recio y efectivo a la hora del corte de juego y recuperación. Con ellos el argentino Fabían Sambueza a quien Pecoso describió como «una mezcla de Jairo Arboleda y Arley Betancur», en mi caso esperaré a verlo.

Asimismo se anunció el feliz regreso de Daniel Giraldo, quien vuelve a casa desde la segunda división del fútbol portugues (si, todos vuelven menos…) y de el verdugo del vecino el delantero Cesar Amaya.

Son, hasta ahora, tres caras nuevas y dos regresos para cinco refuerzos. Está pendiente uno, ojalá de peso porque, a pesar de ser refuerzos que vendrán a sumar y seguramente lo harán, es importante meterle un poco más de jerarquía y tranquilidad a una nomina que tiende a enloquecerse cuando el resultado no se da con velocidad. Eso es clave.

Junto a estas cinco incorporaciones destacan el ascenso de los canteranos y el que, afortunadamente y tal como el año pasado, el equipo base no fue tocado. Hay trabajo ahí, aunque falta en la generación de juego y en la solidez defensiva aérea.  Pero el sostener un equipo base te da esa confianza de saber que quienes están se van a entregar a fondo.

Eso si, un «refuerzo» de peso y urgente es un cambio de actitud, de ir más al frente, con calma y una voluntad inquebrantable. Librarnos de la soberbia y salir, siempre, sin ahorrarnos nada. Ir por todo, con toda.

Nos correspondió el grupo tres de Copa Libertadores con Bolivar de la Paz, el ganador de Racing y Puebla así como el rival que todos queremos: Boca Juniors. Pecoso debe estar saboreándose ese partido inaugural con Palmaseca lleno recibiendo a los xeneizes. Lindo, lindo es el fútbol en verdad.

No es un grupo fácil pero, como lo dice mi viejo, es mejor pues «ante los chicos el equipo como que se duerme y le cuesta, mientras que contra los grandes se crece y sale a mostrarse mas» esperemos que, como siempre, tenga razón.

Las posibilidades para una segunda ronda están como lo están las de seguir adelante. El tema, además de efectividad y trabajo, es de creer, de fe. Cuesta, se respeta cada opinión, como hay hinchas del Cali que parecieran celebrar que nos vaya mal solo para que un argumento, pobre y sin fundamento aunque respetable, que escriben o dicen cobre alguna validez. Es de cada quien, no lo comparto.

Con nuestro Deportivo Cali, es claro, podemos llegar a donde los muchachos quieran llegar. Podemos alcanzar la gloria continental si elegimos las piezas bien y jugamos con la cabeza, con inteligencia y sin bajar los brazos.

Amigos, caleños, esto es el Deportivo Cali, un equipo grande que merece el apoyo de una hinchada que lo sabe grande y el manejo de una junta directiva y equipo administrativo que lo conoce grande. El pensamiento y palabra demeritando todo, como cierto sector de la mal intencionada prensa deportiva caleña,  nos hace inferiores o iguales a otros, eso déjemoslo a quienes necesitan categoría, cantera, talento y estadio. ¿no?

Esto es Deportivo Cali, nuestro Deportivo Cali y, contra todo y contra todos estamos juntos, vamos este 2016 con lo nuestro, creyendo en lo nuestro y por lo nuestro: la gloria.

Nos vemos en Palmaseca, nos leemos por acá y feliz año para todos.

Abrazo verdiblanco.

 

Germán Salcedo Cajiao

@germanchos

 

*Fotos: Archivo personal y DeportivoCali.co