En Colombia solo hay un verde y blanco, uno nada más y es el Glorioso Deportivo Cali.

Ponerse la camiseta, vestirse para ir a la cancha, hacer el ritual completo desde la compra del abono hasta preparar la logística para ir a Palmaseca es un gusto que no es para todo el mundo, es un gusto que nos damos los hinchas del Deportivo Cali cada temporada.

Enfrentamos las situaciones habituales pero las hemos ido superando al punto de ser el primer equipo campeón de la Liga Águila, y del torneo colombiano, en coronarse con una escuadra conformada en un 70% con canteranos, con jugadores de la casa.

Por si fuera poco, el primer equipo en Colombia con estadio propio, el coloso de Palmaseca en donde hace ya siete años Harold Herrera anotará el primer gol.

Ser hincha verdiblanco es entender que al equipo se le ama en las buenas pero sobretodo en las malas. Es estar siempre ahí para alentar, para criticar objetiva y constructivamente y exigirle a cada integrante del plantel que se entregue a una institución gloriosa, a una institución modelo en el país y en el continente.

Por eso saber al Deportivo Cali con su clasificación medio enredada a falta de tres fechas (Chicó, Caldas y Huila) molesta un poco y no porque seamos exigentes en extremo, no, sino que el equipo no mostró, al menos en el último juego, eso que nos hizo campeones el semestre pasado: temperamento, voluntad, deseo y fútbol practico así como contundente.

Estamos lejos, un poco, de llegar al nivel que nos dio la novena estrella, pero, convencido como lo soy del trabajo de Fernando Castro, confío en que no solo el Deportivo Cali logrará poner el verde y el blanco en las finales sino que, una vez más, los rivales deberán temer.

Vienen partidos claves. El del domingo ante el Chicó en donde no podemos perder y el del siguiente fin de semana en casa ante el Once Caldas en donde, no solo deberíamos llenar el estadio, sino que, una vez más, tenemos la oportunidad de unirnos como hinchada por un objetivo común: la gloria.

Tenemos con qué, no hay duda. Fútbol hay en Preciado, Benedetti y Borré de sobra para llevar al Deportivo Cali a las finales. Falta convencerse de ello y, desde la tribiuna (sea de cemento o tuitera) alentar con la mejor energía y no destruir como viene siendo la costumbre de unos pocos mal llamados hinchas.

Tenemos con qué, necesitamos la convicción, el deseo, las ganas y el hambre por conseguir aquello que merecemos, que queremos, que necesitamos: el campeonato.

Vamos Cali, vamos verde y blanco, vamos orgullo mío y tuyo que de esta salimos, contra todos, contra todo como siempre.

Nos vemos en Palmaseca y bienvenidos siempre por acá.

@germanchos