Por Azzurro

 

Agosto 5 de
2012

 

En
cualquier proceso, la continuidad
suele ser una bendición. Darle tiempo a un sistema para que se adapte, se
conozca, se desarrolle y dé los mejores resultados posibles, es una necesidad
de cualquier iniciativa que busque el éxito.

 

Millonarios,
llevaba muchos años sin poder construir un «proceso». Todo cambiaba
radicalmente de torneo a torneo. Se
iban 10 jugadores, llegaban 12. Cada
torneo arrancaba con un proceso que terminaba siendo un hervor corto casi
siempre acompañado del fracaso. Nos acostumbramos a decir: Millonarios no aguanta procesos.

 

Esto cambió
hace un par de años con la llegada de los nuevos dueños del equipo y de Richard Páez. Desde ese momento, Millonarios
ha tenido una base de jugadores más o menos estable, que ya conocemos en sus
cualidades y defectos. Hubo aciertos que deben anotarse: Lewis Ochoa, el regreso de Candelo, Ortíz, Ramos,
Franco e inclusive el bienido y ahora
bienvenido Robayo son jugadores que han sido la
base de este equipo, en las victorias y derrotas, en los últimos dos años.

 

Esa base de
jugadores fue la que tuvo un buen 2011 y fatal primer semestre de 2012. Richard Páez la
comandó hasta que empezó a parecer ya no un proceso, sino un estancamiento. Páez
se repitió, una y otra y otra y otra vez.
No supo mantener al grupo vivo, retado, eléctrico. Los jugadores entraron en un
letargo vergonzoso y los refuerzos
traídos por los dirigentes fueron una
catástrofe aérea.

 

Luego de 3
partidos oficiales al frente de Millonarios Hernán
Torres
, los dirigentes y los jugadores parecen reafirmar la apuesta por el proceso, por la
continuidad, pero con mejoras.

 

El nuevo DT
muestra variaciones y alternativas interesantes. Hace cambios inteligentes y a
tiempo. Su relación con el grupo parece sana. Es bien distinto a Páez y eso en
este momento es una buena señal. Hay luna de miel.

Los
dirigentes se la jugaron por pocos refuerzos pero que les han salido bien. Rentería y Torres
alegran e ilusionan a los hinchas. Ya
nadie se acuerda de Castro o Britez. El regreso de Robayo parece un acierto. La
contratación del Profe Montoya que
parecía más una movida de relaciones
públicas ha traído, a la fecha, beneficios.

 

Por su
parte los jugadores parecen otros. Candelo está fino. Franco, acompañado por
Torres ha mostrado un nivel bueno. Lewis está
volando. Blanco parece que no le va a ceder su puesto ni a Ganiza, ni a Robayo.
Tancredi parece que ahora tiene una pierna
biónica luego de su terrible lesión. ¡Hasta Cosme
hace goles! Ya nadie se acuerda de Botello…

 

Todo esto
es positivo, aunque es muy pronto para sacar conclusiones. Es solo una muestra
de que al parecer el estancamiento en Millos se
ha ido y de que la continuidad puede darnos alegrías este semestre.

 

Todos los
hinchas de Millos sabemos que no debemos ser triunfalistas. De hecho, somos
extremadamente pragmáticos, críticos e incrédulos. Pero esa condición nos
permite también identificar cuando algo anda bien. Esta apuesta por la
continuidad en Millos pinta bien. Así sí, Noemí.

 

Vamos
Millos.

 

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Azzurro